Lo
que complica al escribir es tener que emplear palabras. Es incómodo. Es como si
yo quisiera una comunicación más directa, una comprensión muda como tiene lugar
a veces entre las personas. Si yo pudiera escribir mediante el dibujo en la
madera o las caricias en la cabeza de un niño o un paseo por el campo, jamás
habría entrado en el camino de la palabra. Haría lo que tanta gente que no
escribe hace y, exactamente con la misma alegría y el mismo tormento de quien
escribe y con las mismas profundas decepciones inconsolables, viviría, no
usaría palabras.
Clarice
Lispector; Revelación de un mundo, 1984.