diciembre 28, 2018

#86


Río de Janeiro, 15 de Octubre de 1987

Querida Luci:

 

Hoy a mediodía llegó tu carta; no alcanzo a ir al correo esta tarde misma porque te acordarás que a las cinco las retiran y ya son las cuatro. Casi me salteo la siesta para poderte contestar más rápido, pero me vino un golpe de sueño terrible después de almorzar. Me estoy cuidando mucho más que cuando estabas vos, es que los de casa, los de allá de Buenos Aires, andan furiosos porque no me quiero volver y estoy sola acá. El terror de ellos es que me dé algo a la noche y nadie me pueda socorrer. Yo te quiero esperar. (…) Por suerte, Luci, yo tengo mi independencia, económica quiero decir, y soy dueña de hacer lo que se me antoja. No me gusta tenerlos con el ay en la boca, pero se tendrán que aguantar. Si allá estuviera empezando el invierno no podrían decirme nada, pero para colmo ahora allá se acabó el frío, mi principal enemigo. Así que no te preocupes por tus plantas, que yo te las voy a cuidar hasta que vuelvas. (…) Mirá, Luci, me dejaste pensando con lo que me decís del otro mundo. No sé qué decirte, nunca pienso en eso, ni se me ocurre. Creo que tenés razón, hay que conformarse con los buenos momentos vividos y nada más. Mirá, no sé, no quiero mentirte, en el fondo creo que pienso como vos, pero no te lo sé poner claro en palabras.

Manuel Puig; Cae la noche tropical, 1988.