agosto 24, 2019

#JORGE120


La poesía es el encuentro del lector con el libro, el descubrimiento del libro. Hay otra experiencia estética que es el momento, muy extraño también, en el cual el poeta concibe la obra, en el cual va descubriendo o inventando la obra (…). Cuando yo escribo, tengo la sensación de que algo preexiste. Parto de un concepto general; sé más o menos el principio y el fin, y luego voy descubriendo las partes intermedias; pero no tengo la sensación de inventarlas, no tengo la sensación de que dependan de mi arbitrio; las cosas son así. Son así, pero están escondidas, y mi deber de poeta es encontrarlas. Bradley dijo que uno de los efectos de la poesía debe darnos la impresión, no de descubrir algo nuevo, sino de recordar algo olvidado. Cuando leemos un buen poema pensamos que también nosotros hubiéramos podido escribirlo; que ese poema preexistía en nosotros. Esto nos lleva a la definición platónica de la poesía: esa cosa liviana, alada y sagrada (…) El hecho estético es algo tan evidente, tan inmediato, tan indefinible como el amor, el sabor de la fruta, el agua. Sentimos la poesía como sentimos la cercanía de una mujer, o como sentimos una montaña o una bahía. Si la sentimos inmediatamente, ¿a qué diluirla en otras palabras, que sin duda serán más débiles que nuestros sentimientos?

JORGE LUIS BORGES

agosto 17, 2019

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Y tú también

quejido,

inútil,

extraviado,

de tranvía ya loco

de trajes

y de horarios;

adentro de mis venas,

en mi tiempo,

en mis huesos,

mezclado a mi silencio,

a mi pulso,

a mi fiebre,

a todo lo que impregna

esta vigilia estéril,

con ritmo de gotera,

de persiana que se abre

y golpea, golpea,

aquí,

adentro de lo hueco,

adonde estoy confinado,

recluido entre tendones,

asomado a los párpados,

aquí,

entre azoteas,

ventanas,

moribundos,

vajillas que se bañan,

rodeado de papeles,

de todo lo que sufre

mi presencia obstinada:

los libros,

la ceniza,

los lápices,

la silla,

el pelo y la dulzura

que se acerca y me mira,

la mesa

y el ropero,

con sus trajes ahorcados,

la cama que me espera

-el velamen tendido-

anclada en la penumbra,

¿en el sueño?,

¿en la vida?,

las cortinas,

la alfombra,

que miro y me entristece

cuando voy a sacarme,

con calma,

los botines,

y llega algún recuerdo,

fragmentario,

perdido:

las plazas de mi infancia,

un camino,

una casa;

las manos,

las caderas,

las piernas amputadas

de mujeres diluidas

por las horas,

los ruidos,

que suelen detenerme,

de pronto,

en la certeza

de haberlas poseído

entre muebles extraños;

mientras oigo la calle,

la noche que oscuramente muge,

como una vaca enferma,

al ir a cobijarse

en los grandes hangares

que orinan los inviernos,

mientras salen los trenes,

taciturnos,

quejosos,

que van hacia la aurora

desgarrando el silencio,

con un grito oxidado

que se mezcla a mis nervios,

a mi tinta,

a mi sangre.

Oliverio Girondo

agosto 15, 2019

★NOMBRAR LO INALCANZABLE Y DESERTAR


una parte de este pueblo duerme

consume las horas secretas

en el único placebo vital alcanzable


el resto de criaturas

forma el halo de muchedumbre que contempla

desde la pasividad improcedente

del balcón terraza


espectar es el único verbo imaginario

que nunca miente

 

agosto 08, 2019

THE BEAT GENERATION ALERT


He vuelto a las andadas fílmicas y dejo por acá todo lo que tiene que ver con reseñas varias que anduve haciendo 👇

 

«Se supone que debería resultar inequívoco hallar un punto de encuentro entre la estética sediciosa e impertinente de la generación beat y el Hollywood contestatario de las primeras décadas del Siglo XXI. Así lo pensó John Krokidas en 2013, tras su debut como director de largometrajes con su Kill your darlings, película que, prejuicios de por medio, tuvo su estreno mundial en el Festival de Cine de Sundance, en el mismísimo Park City.

Se trata de un panorama aproximado acerca de la gestación y posibles primeros encuentros de quienes pasarían a la historia como referentes indiscutibles de esta generación de escritores: Allen Ginsberg, Jack Kerouac y William Burroughs.

 

(…) New York, año 1943. Allen Ginsberg (Daniel Radcliffe) es el nuevo y recién ingresado estudiante en la Universidad de Columbia. Allí conocerá al joven y carismático Lucien Carr (Dane DeHaan), profundamente influyente en la temprana poesía de Allen, y determinante figura a la hora de definir tanto su camino intelectual como su “despertar” homosexual. La personalidad apocada de un joven e ingenuo Ginsberg es modestamente interpretada por el ex Harry Potter, con una más que aceptable actuación y un as de osadía bajo la manga, atreviéndose incluso a algunas escenas de talante sexual explícito. DeHaan, por su parte, se lleva el oro de los créditos con su performance impecable.»

 

RESEÑA COMPLETA 👇 

KILL YOUR DARLINGS (KROKIDAS, 2013) / HOWL (EPSTEIN & FRIEDMAN, 2010)