abril 29, 2020

ABRIL, 29


«Aparentemente cada cosa tiene su sustituto. Sustitución que se sucede infinitamente. Yo creo que nada se reemplaza.

En este momento, estoy escribiendo sobre la mesita de un café. A intervalos imprecisos suspendo la pérdida del líquido tinta para compensarla mediante el líquido té. Sé que es una sustitución irrazonable. No cuerda. Pero no es esto lo que yo quiero expresar. Intento fijar este momento in-sus-ti-tu-i-ble. Mañana podré estar acá de nuevo haciendo y pensando lo mismo. Pero nada se igualará a esta inefable presencia angustiosamente temporal.

Ninguna dificultad se compara a la de explicar pacientemente a una persona mediocre la raíz de nuestro desencasillamiento. De nuestro inconformismo. De nuestra inmoralidad.

El hastío es una botella llena de agua mineral con un pequeñísimo agujero en el fondo; cada minuto pierde una gota. Es cuestión de esperar que se vacíe o estrellarla aguantando el infernal estrépito.»


Alejandra Pizarnik, Diarios, Junio de 1955.


abril 17, 2020

★QUEREMOS HABITAR LAS ALTURAS


Les comparto un adelanto del poemario en el que llevo unos meses trabajando. 
Este poema salió publicado hoy en REVERSA CULTURAL 
👈 (muy feliz!)
PD: pasen a visitar Reversa que está muy muy buena 

 


su corazón está vacío

pero late

es sólo una cáscara interminable

que publicita su desgaste

 

Romina Serrano (Montevideo, Uruguay, 1994)

 

queremos habitar

las alturas

codiciamos

habilidades y destrezas

que no nos son propias

y en la medida que podemos

excedemos los límites

de información requerida

decimos por ejemplo:

el leopardo de las nieves

es la única especie de su género

que no ruge

es incapaz de anunciar

su dolencia

al igual que en ciertas aves

su zona de confort supera

los cinco mil metros

sobre el nivel del mar

 

mi corazón no está vacío

ni desgastado

no vuela

sobre las quebradas

ni camufla su piel

para guarecerse

pero late

a un ritmo torpe

confirma su existencia

con un gesto ensayado

de imparcialidad

 

profetizar momentos de fuerte impacto resulta ser

la nueva nervatura a reparar

mi corazón no está vacío ni desgastado

es la larva minúscula

en el cosmos

no está vacío

derramás dentro

tu abandono

algún día visitás el Himalaya

mirás de cerca los ojos

de la pantera

le sostenés

con pronunciada soberbia

la mirada

y encontrás algo divertido

en el detalle inverosímil

de que pueda usar como abrigo

su propia cola


a la misma hora

abro una página cualquiera

de un libro cualquiera

abandonado en un cajón cualquiera

de la casa

y copio

imitando fuentes publicitarias

y copio

encima de las paredes:

«voy a decir mi cuerpo

voy a decir mi larva minúscula

en el cosmos»


mi corazón no está vacío

ni desgastado

aunque quizás

su verdadero rugido sea

como el leopardo de las nieves:

incapaz de anunciar

su dolencia


abril 07, 2020

¡ÉXITO i VICTORIA!


«Lucila Godoy Alcayaga, o Gabriela Mistral, nació en el pequeñísimo pueblo de Vicuña un 7 de abril. TernuraTalaDesolación son algunos de los libros más reconocidos de esta escritora fallecida en Nueva York en 1957, cuyo origen humilde hacía imposible imaginar lo que vendría (Gabriela no contó siquiera con los recursos mínimos para pagar sus estudios de maestra). Pero el arco de su vida se tensó lo suficiente como para que la flecha se lanzara lejos. Elegida por el gobierno de México para modificar un sistema educacional que aún sigue vigente, nombrada como la primera diplomática de Chile, y galardonada con un Nobel (en 1945) que ninguna otra latinoamericana ha conseguido antes o después, su nombre se convirtió en sinónimo de una grandeza excepcional.» 




abril 05, 2020

«A CONTRAMANO»


«A contramano» | Reseña de «El pensamiento del poema», de Mario Montalbetti

 

El pensamiento del poema (Kriller71, 2020): Tercer libro que devoro completo y casi sin pausas en esta cuarentena mundial y obligatoria a la que nos tiene sometidos el COVID-19, y que aguantamos lo más enteramente posible a fuerza de poesía y de un ascendente colesterol (entre otras menos y más afortunadas o desafortunadas cosas).

Arraigado a las reflexiones filosóficas del escritor francés Alan Badiou (1937), Mario Montalbetti (Perú, 1953) bosqueja aquí la idea de que el poema puede convertirse en un instrumento valioso tanto para la filosofía como para la ontología, sencillamente por su capacidad de constituirse como «forma de pensamiento». Qué piensa el poema y cómo piensa el poema son los dos interrogantes que el autor intentará responderse, no sin antes disculparse desde la primera página por la gran paradoja que esto le supone: hablar de la poesía utilizando la prosa.

«El poema piensa; parece un vehículo que ingresa a contramano en una calle de sentido único. A los lados de la vía, la gente le increpa que la dirección es otra y vocifera: el poema siente, el poema hace imágenes, el poema simboliza. Tal vez lo haga (sentir, imaginar, simbolizar), pero aquí me interesa seguirle la pista al vehículo que ingresa en contra del tráfico autorizado, al poema que piensa.». Montalbetti arremete, se arroja, se afirma y se refuta, a la vez que se anuncia para después alejarse y volver a resurgir. En su búsqueda, rastrea el encuentro con lo innombrable aunque evitando, por nobles razones, la destrucción completa de aquello que, desde un afuera distante, podemos todavía nombrar.





¿Hasta qué punto se topa el lenguaje con un límite de lo expresable? Mario Montalbetti nos propone el encuentro cara a cara con este dilema (en apariencia ilógico), intentando probar que, si fuera posible salirnos del lenguaje y verlo por completo delante de nuestros ojos, éste se nos aparecería como un objeto cerrado que tiene dos bordes: el poema (expresión poética) y el matema (la expresión matemática).   Así las cosas, y comprometido ya con el futuro de esta premisa, el autor de Cualquier hombre es una isla  nos invita a examinar con detenida atención un texto de Borges y otro de Vallejo, para pasar a analizar, cual matemático empedernido, sus semejanzas estructurales, variables filológicas y agentes pre-verbales asociados que permitirían acreditar mesuradamente su teoría.

La reflexión lingüístico-matemática que Montalbetti revisa se encamina hacia la construcción de un ensayo filosófico que intenta una nueva «defensa del poema»: hallar, conceptualmente, un modo de activar la potencia emancipadora de la poesía.

Acaso, como alguna vez lo vaticinara Burroughs*, el lenguaje sea otro virus que nos tiene cautivos dentro de nuestros propios cuerpos. Allí vendrá la poesía al rescate: el poema – borde o no - puede operar sobre el lenguaje. Y aunque pudiera ocurrirle quedar en los bordes, el poema sigue siendo parte integrante del lenguaje, al igual que las murallas de una ciudad siguen siendo parte integrantes de la ciudad.

La cuestión de fondo sería entonces que el poema -  que se resiste a «detenerse» para formar un significado pero que, aún así, puede poner en suspenso al lenguaje o, lo que resulta todavía mejor, puede «ingresar a contramano» - sustrae materia semántica convirtiendo a las palabras en objetos inestables, equívocos, contradictorios: les damos nombres a las cosas pero las cosas, como ya sabemos bien, no son sus nombres. No obstante, insistimos en buscar y en concederle al poema un «significado». El poema piensa allí donde no significa o, donde aún no significando, su pensamiento desborda su significación. En el poema la lengua está expuesta y suspendida: lo que dice el poema jamás será tan crucial como lo que el poema le hace al lenguaje. Montalbetti acierta en esto como también acertó Borges, años atrás, cuando encendió la luz al final del pasillo: «He sospechado muchas veces que el significado es, en realidad, algo que se le añade al poema. Sé a ciencia cierta que sentimos la belleza de un poema antes incluso de empezar a pensar en su significado.» Larga vida, ergo, a los genios que nos preceden. Y por ahora no salgas de casa: buena excusa para empezar con la lectura y pausar un rato la netflixmanía y ese provisorio esplendor repostero que ya empezamos a presumir en todas las redes. 


abril 04, 2020