mayo 30, 2014

★EX PROFESO


A sabiendas

de que la vida no sobra,

lloran, lloramos;

gritan, gritamos.

Los verbos que solíamos conjugarnos

son nuestra nueva mentira de final abierto,

la mugre apelmazada debajo de la uña,

los frascos apilados en el botiquín del baño.

Mojan apenas estos papeles inútiles,

lloran

gritan

mienten.


Fragmento de poema inédito, 2010.

mayo 19, 2014

★AL QUE MADRUGA


Te levantaste.

Fuiste a comprar cigarros aunque sabés 

que no te los vas a fumar.

Desfondaste los cajones de la cómoda

buscando qué ponerle al cuerpo.

Pasaste lista.

Te levantaste y notaste que estabas al revés,

como uno de esos relojes antiguos

que solían traer todos los números y el segundero manco.

Lo mismo que la estrellita diurna

preferiste no andar ventilando el cuerpo por las alturas

(por esto de la superstición dramatúrgica

del amarillo en escena)

y te viste en la obligación

de insistirle al olmo

con lo de las peras.

Te levantaste.

Desayunaste algunas malas noticias y te descubriste.

Te levantaste y te arrugaste los dientes.

Con la pasta bucal que te venía sobrando

pensaste en la poesía oculta

que desprenden las cortinas de seda oscura 

rozando el suelo.

Lo pensaste

pero sin haberte tomado la molestia

de romper a letras el verso anterior.

Lo pensaste, sobre todo porque la tierra,

en este lado del cosmos grasiento,

no es ni roja ni amarronada. Es blanca.

Y lo blanco hace mal a los ojos pero bien al alma, dicen.

Por eso las mujeres se casan de blanco.

Lo oscuro del asunto es que la gente

se inquieta excesivamente de lo que no es blanco.

De las mujeres que no se casan de blanco.

De las mujeres que no se casan.

De las mujeres que no se podían casar.

En eso estabas cuando te levantaste.

Los ruiseñores que se salvaron de la fiebre Harper

confiscaron la valla cuartelera

y Martín pescador te dejó pasar.

Te levantaste.

Dejaste el grifo entreabierto

chorreando escalas de grises,

le preguntaste a un daltónico si el verde ocre sería capaz de favorecerte

y encuadernaste las cenizas del cigarro consumido

que habías dejado prendido 

sobre un cajón de la cómoda.

 

Publicado en la antología Las uñas sucias y otras poesías (Ed. Alma de diamante, 2013).


mayo 04, 2014

★CIENTO UNO QUE NO SON DÁLMATAS


Entonces habrá que escribir alguna cosa que hable del amor y de las plantas ahogadas del patio, que hable de las máscaras que puede alcanzar el ansia, el agua estancada, la cuerda con que nos suelen maniobrar los sentidos, la paciencia atormentada.

Entonces habrá que manipularse las perfecciones con manchas de rouge en los cuellos de las camisas, habrá que contaminarle la papa al estofado y discriminarle los desperdicios adheridos a la loza maltratada del plato, entonces, habrá que entregar a los gatos todos los techos con las goteras limpias.

Entonces habrá que ofuscarse un poco, que corromperse los recuerdos y que procurarse pensamientos cínicos, en cada cornisa del mundo en la que todavía no nos hayamos parado; habrá que sospecharse siempre en quiebra, con la confianza resentida y la imaginación exhausta. Entonces habrá que caminarse constantemente las vísceras con los talones ampollados y la mitad del césped sin terminar de podar.

Habrá que inmortalizarse todas las vidas, entonces. Habrá que aplicar piedra pómez a los cuerpos de caballería, a los de bomberos voluntarios y a los de muñecas Barbie prefabricadas; habrá que aparecerse a primera hora en la oficina con el lampazo de corbata y el envoltorio de los hígados y de los corazones empapado en vinagre.

Entonces habrá que apagarles las alarmas, las bocinas y los timbres a todas las bocas entreabiertas por las que salgan letras escritas (que total vienen siendo todas sordas); habrá que inventarle a deseo algún otro sinónimo y a la chusma aristócrata alguna otra sociedad, en la que pueda vomitarse las falsas elegancias sin tener que andar leyendo el prospecto.

Entonces habrá que escribir alguna cosa. Habrá que hacerle unos cuantos hijos a la vanguardia abandonada del alfabeto y habrá que proveerles después algún tipo de educación, algún tipo de mentira, de utopía, de cuento de hermanos Grimm. Entonces habrá que quedarse para verlos desaparecer, habrá que aguantarse. Para cuando hayan vuelto –ya convertidos en libros de textos o en envases domésticos de frutas y hortalizas– habrá que autoabastecerse de alguna otra manía, habrá que salirse del invicto, habrá que escapar. 

Inédito, 2014.