Entonces habrá que escribir alguna cosa que hable del amor y de las plantas
ahogadas del patio, que hable de las máscaras que puede alcanzar el ansia, el
agua estancada, la cuerda con que nos suelen maniobrar los sentidos, la paciencia
atormentada.
Entonces habrá que manipularse las perfecciones con manchas de rouge en los
cuellos de las camisas, habrá que contaminarle la papa al
estofado y discriminarle los desperdicios adheridos a la loza maltratada del
plato, entonces, habrá que entregar a los gatos todos los techos con las goteras
limpias.
Entonces habrá que ofuscarse un poco, que corromperse los recuerdos y que
procurarse pensamientos cínicos, en cada cornisa del mundo en la que todavía no
nos hayamos parado; habrá que sospecharse siempre en quiebra, con la confianza
resentida y la imaginación exhausta. Entonces habrá que caminarse
constantemente las vísceras con los talones ampollados y la mitad del césped sin terminar de podar.
Habrá que inmortalizarse todas las vidas, entonces. Habrá que aplicar piedra pómez a los cuerpos de caballería, a los de bomberos voluntarios y a los
de muñecas Barbie prefabricadas; habrá que aparecerse a primera hora en la
oficina con el lampazo de corbata y el envoltorio de los hígados y de los
corazones empapado en vinagre.
Entonces habrá que apagarles las alarmas, las bocinas y los timbres a todas las bocas entreabiertas por las que salgan letras escritas (que total vienen siendo todas sordas); habrá que inventarle a deseo algún otro sinónimo y a la chusma aristócrata alguna otra sociedad, en la que pueda vomitarse las falsas elegancias sin tener que andar leyendo el prospecto.
Entonces habrá que escribir alguna cosa. Habrá que hacerle unos cuantos
hijos a la vanguardia abandonada del alfabeto y habrá que proveerles después
algún tipo de educación, algún tipo de mentira, de utopía, de cuento de
hermanos Grimm. Entonces habrá que quedarse para verlos desaparecer, habrá que
aguantarse. Para cuando hayan vuelto –ya convertidos en libros de textos o en
envases domésticos de frutas y hortalizas– habrá que autoabastecerse de alguna
otra manía, habrá que salirse del invicto, habrá que escapar.