marzo 21, 2019

«POESÍA» QUIERE DECIR «ALEJANDRA»


«La poesía es el lugar donde todo sucede. A semejanza del amor, del humor, del suicidio y de todo acto profundamente subversivo, la poesía se desentiende de lo que no es su libertad o su verdad. Decir libertad o verdad y referir estas palabras al mundo en que vivimos o no vivimos es decir una mentira. No lo es cuando se las atribuye a la poesía: lugar donde todo es posible (…). Nos vienen previniendo, desde tiempos inmemoriales, que la poesía es un misterio. No obstante, la reconocemos: sabemos dónde está. Creo que la pregunta “¿qué es para usted la poesía?” merece una u otra de estas dos respuestas: el silencio o un libro que relate una aventura no poco terrible: la de alguien que parte a cuestionar el poema, la poesía, lo poético; a abrazar el cuerpo del poema; a verificar su poder encantatorio, exaltante, revolucionario, consolador (…). En verdad es un poco estúpido hablar de poesía: o se la hace o se le lee.» 

Alejandra Pizarnik

marzo 17, 2019

LA FUERZA DE LOS DOBLES OPUESTOS NOS SOSTIENE


De algún modo «los antípodas» es un juego más social – no podría decirse que un juego de salón – si se compara con otros, tan solitarios. Nació, sin duda, de una personal interpretación de la ley de gravedad y de la atracción que ejercen entre sí los hemisferios de Magdeburgo, más el agregado fantástico – deducido no sé de qué relato – de un doble que nos espera en otro siglo o en la luna.

Nunca supe bien si este personaje era idéntico, análogo o complementario. Cuando quise pensarlo ya era un hecho: la conducta y el movimiento humanos habían sido engarzados por mí en un teorema indemostrable: «La fuerza de los dobles opuestos nos sostiene». En otras palabras: el habitante que está  en el lugar opuesto de la tierra se sostiene en su lugar y me sostiene gracias a la mutua fuerza de atracción que opera desde nuestros cuerpos y que podría dibujarse en una línea que va desde sus talones a los míos – y viceversa – pasando por el centro de la tierra. Cuando él se desplaza, me desplazo; cuando me arrojo al mar, se arroja o cae al mar; cuando viajamos, viajamos en direcciones contrarias para permanecer en la misma referencia. ¿Se puede pedir un desencuentro más encontrado, una oposición menos opuesta? Nuestros gestos tienen una respuesta simultánea y nuestros actos nos comprometen en una complicidad desmedida (¿cómo podríamos realizar actos distintos con los mismos ademanes?).

Olga Orozco; «Juegos a cara y cruz» (frg.), en La oscuridad es otro sol, 1967.

marzo 16, 2019

LA BESTIA SER


Conocimos a Susana Villalba y a su bella poesía en vivo 💗

Nos contó sobre la Beca Guggenheim y algunos detalles sobre la creación y la edición de La Bestia Ser (Hilos Editora, 2018) 😊

¡Hermoso todo!














marzo 15, 2019

EN MENDOZA PASÓ ESTO



precordilleranamente






marzo 08, 2019

#8M



«No creo en el eterno femenino, una esencia de mujer, algo místico. La mujer no nace, se hace.»


Simone de Beauvoir





marzo 04, 2019

NINGUNA OSCURIDAD / PUEDE CONTENERNOS


Nadia me estuvo diciendo unas respuestas por de más hermosas en una entrevista que le hice hace unos días para Liberoamérica / estos poemas que dejo abajo son un ejemplo muy pequeño de su gran talento 👏




I

ninguna oscuridad

puede contenernos:

un árbol cae

sobre su sombra

y el universo se expande

en esa caída

 

nada es tan claro

como un abrazo

nada es tan cruel

como el amor

y sólo a veces

resistimos al intento

 

un árbol cae

y la oscuridad se expande

como una bomba nuclear

en una noche

que se pretendía eterna

 

los cuerpos de Hiroshima

no descansarán en paz

la eternidad es un castigo

como el amor

es una sombra negra

sobre las cabezas deformes

de los condenados por la guerra

 

un árbol cae

sobre su sombra

y está solo

la oscuridad

no puede contenerlo.

 


II

mi alma se volvió claroscura

como los bosques que conocí

los caminé de noche y de día

me escondí entre sus árboles

los más altos y viejos

entre los más jóvenes y esbeltos

tuve alma de lago

y también de río

mi sangre fluyó por su corriente

y permaneció quieta

como sus aguas en reposo

tengo alma de bosque

de los bosques que conocí

y que también imagino

mi alma se volvió tan profunda

y en sus claros sentí

el arrullo del sol

como una canción de cuna

nada más familiar que sus brisas

y la penumbra entre las ramas de los árboles

tuve un sueño de bosque

y todavía habito en él

aunque esté llorando

en mi habitación

tengo un bosque

que es mi alma

tan clara, oscura y profunda

como sus ríos y árboles

tengo un bosque

que me arrulla como una canción

de cuna

lo imagino así, tan mío

que no podría describirlo

ni siquiera en un poema

que hable de los bosques

que conocí

así, tan míos. 



III

un ciervo busca su sombra en la orilla de un río

al otro lado del bosque

dos ramas hacen su sombra

dos amantes ven la distancia

pero a ningún ciervo duplicándose en el bosque


ENTREVISTA COMPLETA 👉 «DECIR DESDE LO NO DICHO»


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Nadia Sol Caramella (Buenos Aires, 1986). Poeta, editora, docente y gestora cultural. Publicó Federación de cazadoras (Ausencia editora, 2017), Tiempos de Caza (Subpoesía, 2017), Temporada de ciervos en el bosque (Nulú Bonsái, 2015) y 15 minutos con vos (Antología, Alma de Goma Ediciones; Jujuy, 2015); Prologó Poesía Manuscrita (Color Pastel, 2019) y El mal Amor, de José Sbarra (Dagas del Sur, 2017). En 2018, obtuvo la beca de Creación del Fondo Nacional de las Artes por su poemario Técnicas de supervivencia. Es co-editora de Difusión Alterna ediciones, editorial de plaquetas de poesía y narrativa breve latinoamericana. Dirige, desde 2009, Escrituras Indie, medio de difusión alternativo de arte y literatura independiente. Como gestora cultural produjo ciclos audiovisuales de poesía (Buenos Aires y Barcelona), ferias de plaquetas y eventos en distintas ciudades de Latinoamérica. Actualmente, coordina talleres literarios con perspectiva transfeminista.

marzo 03, 2019

EMINENTES


«Barranquilla tenía un homosexual conocido, apodado “Tarzán”. Era famoso por perseguir adolescentes. Era un proscrito y objeto de burla. Cuando pasaba por mi casa, exhibiendo su impresionante musculatura, me repelía, aunque deseaba tener su conocimiento de los hombres. Junté las dos imágenes que conocía de la homosexualidad – Oscar Wilde y Tarzán – y creí que eso significaba que estaba condenado a una vida de ostracismo. Empecé a escribir más honestamente. Mis primeros esfuerzos literarios fueron sobre la lluvia, la niebla, la muerte, la falta de significados, el suicidio, la nada. Me enfrentaba al siguiente dilema: cómo escribir sobre mis sentimientos más profundos sin arriesgarme a ser perseguido. La escritura, por tanto, se convirtió en una terrible lucha por expresarme, censurándome al mismo tiempo. Comprendí que escribir era, en mi caso, una actividad arriesgada por lo que pudiera descubrir de mí mismo.»


Jaime Manrique; Maricones eminentes, 2000.