BIOPIC


LX ESCRITORX x EL CINE: 

Mirada posible sobre un tema del que siempre se suele saber demasiado, escribir mucho y prescindir por completo ☝

SU ATENCIÓN POR FAVOR 📣

Todas las reseñas y artículos que aparecen en este apartado contienen SPOILERS. Esto quiere decir que, en muchos de los casos, se anticipan o revelan detalles de la película comentada, respecto a su trama, su estructura o –¡attenti!– algunas veces también su final o desenlace.

La idea que nos convoca es repasar un poco aquello que rodea a esx autorx en cuestión (vida, obra, tristezas, alegrías, amores, desamores, ¿secretos jamás revelados?), por lo que no viene a resultar estrictamente necesario haber visto la película antes de estas lecturas.

Por supuesto: haber visto primero la película es altamente aconsejable!

GRACIAS POR PASAR 👋



POSDATA: Debajo de cada comentario de película, serie o documental se sugieren algunos links para ampliar la info, si así lo deseara lx lectorx. También se detalla en cada caso la ficha técnica. Si hubiera dos o más producciones referidas a la vida de unx mismx escritorx, se agrupan las fichas técnicas al final (en un cuadrito hecho con mucho 💗)


HASTA ACÁ 👇

👉 La Gabriela (2009) - Gabriela Mistral

👉 Dickinson (2019) - Emily Dickinson 

👉 A Quiet Passion (2016) - Emily Dickinson 

👉 Wild Nights With Emily (2018) - Emily Dickinson

👉 Vita & Virginia (2018) - Vita Sackville-West - Virginia Woolf

👉 Genius (2016) – Thomas Wolfe / Maxwell Perkins

👉 Juana Inés (2015) – Sor Juana Inés de la Cruz

👉 Yo, la peor de todas (1990) – Sor Juana Inés de la Cruz

👉 Lemebel (2019) – Pedro Lemebel

👉 Kill Your Darlings (2013) – Ginsberg / Kerouac / Burroughs / Carr

👉 Howl (2010) – Allen Ginsberg

👉 Colette (2018) – Sidonie Gabrielle Colette

👉 The Hours (2002) – Virginia Woolf

👉 Total Eclipse (1995) – Arthur Rimbaud / Paul Verlaine

👉 Sylvia (2003) – Sylvia Plath

👉 Before Night Falls (2000) – Reinaldo Arenas



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LA GABRIELA: UNA HISTORIA SOBRE GABRIELA MISTRAL


[GABRIELA FLORAL]

 

Organizados por la Sociedad de Artistas y Escritores de Chile, los llamados “Juegos Florales” conformaban una antigua celebración de Santiago en la que solían confluir los artistas e intelectuales más destacados del momento.

Su principal y más famoso concurso era el literario, en el cual participaban, mayoritariamente, los poetas y escritores chilenos más importantes de comienzos del siglo XX (hombres, también mayoritariamente).

Así el panorama, el 22 de diciembre de 1914 se empiezan a encender todas las alarmas en el mundillo literario sudamericano (ergo masculino) porque –novaqué– una sujeta hasta hace veinte minutos completamente desconocida, bajo el seudónimo de “Gabriela Mistral”, viene a osar no sólo presentarse a los Juegos, sino también alzarse, nada más ni nada menos, que con el premio mayor.

Explicará tiempo después Lucila Godoy Alcayaga (1889-1957) que ha elegido ese alias en homenaje a dos de sus poetas favoritos: el italiano Gabriele D'Annunzio y el occitano Frédéric Mistral.

 

“Una historia sobre Gabriela Mistral”, avisa el subtítulo de La Gabriela (TVN). Y con su Máster en Artes y Medios Audiovisuales a cuestas, Rodrigo Moreno del Canto se aventura al estreno de la película en septiembre de 2009.

El guión, en efecto, presenta fracciones de vida, fragmentos basados en hechos verídicos que buscan esbozar, en unos apretados noventa minutos, la biografía de una de las mujeres más importantes de la historia de la literatura mundial.

En los primeros de esos fragmentos presentados vemos, como flashes breves, algunas notas sobre la infancia y adolescencia de Gabriela en las regiones más humildes del Valle de Elqui, su expulsión de la escuela (por una presunta “debilidad mental y falta de inteligencia”), su educación en el hogar materno y sus primeros pasos como maestra rural.

Sabemos que Lucila, por falta de recursos, nunca estudió para maestra. Fue educada en su casa por su hermana mayor, Emelina, quien le enseñó a leer y a contar. Después de eso, tuvo una formación principalmente autodidacta. En 1910, convalidó sus conocimientos ante la Escuela Normal n.º 1 de Santiago y obtuvo el título de «profesora de Estado», con el que pudo ejercer la docencia. Esto le costó la rivalidad de sus colegas, quienes de ninguna manera consentían que ese título obtenido mediante “convalidación” tuviera el mismo valor que los suyos, obtenidos con años de estudio en el Instituto. Nada de todo esto –asumimos que por falta de tiempo– aparece en la película de Moreno del Canto.

Por supuesto que lo que sí aparece es su entrada triunfal a los espacios intelectuales y literarios, con la obtención de la “Flor Natural” (Primer Premio) en los Juegos Florales, premiación a la cual –también sabemos– Gabriela se hace presente únicamente para observar de lejos, ya que, según se deduce, prefiere mantenerse en el anonimato.

También se infiere, apenas, en el film de Moreno, sobre aquel fugacísimo y trágico amor de juventud con el ferroviario Romelio Ureta (quien se suicida en 1909 y a quien se señala como destinatario de los poemas ganadores del concurso) y sobre otro supuesto “amor platónico” que habría tenido con el también poeta y dramaturgo Manuel Magallanes Moure, jurado de los Juegos Florales de aquel crucial 1914.

A estas instancias conviene resaltar, claro, y ya que estamos hablando de una película, que el desempeño llevado adelante por Ximena Rivas en el rol de Gabriela es sin dudas sobresaliente y que, por su actuación en este filme, tiene más que merecido su Premio APES como mejor actriz protagónica.

 

[LA CHILENA QUE SE FUE DE CHILE]

 

Ahora bien, adelantemos un poco hasta el minuto 35: Contratada por el gobierno de México –y a petición del ministro de educación José Vasconcelos– Gabriela viaja a México en junio de 1922 para trabajar en la conformación de un nuevo sistema educativo mexicano (modelo que se mantiene hasta nuestros días). Hasta allá se va entonces, a instalarse con su amiga, la escultora Laura Rodig Pizarro (Carolina Varleta en la película), con quien también se especula que ha mantenido una relación sentimental. Así, Gabriela conoce, ni bien pisa el país azteca, a la diplomática Palma Guillén, que se convertirá a partir de entonces en su secretaria, colaboradora y leal compañera de vida. Juntas, comienzan una intensa labor cultural a lo largo de México, Estados Unidos y Europa.

Todo eso está muy bien pero... qué está pasando con Chile mientras tanto?

De acuerdo con lo dicho por algunxs investigadorxs, Mistral se alejó de Chile debido a la desconfianza y la antipatía que sintió por parte de los círculos literarios y políticos nacionales de aquel momento, los cuales eran principalmente de derecha, conservadores e inflexiblemente masculinos.  

Aunque nunca se declaró abiertamente feminista, Gabriela siempre luchó por la educación y los derechos de las mujeres. Además, fue pacifista y libertaria, defendió los derechos humanos y el uso de indigenismos en el lenguaje latinoamericano. “Cositas”, en fin, que molestaban en gran medida a los mandamás de la República de Chile.

Sus viajes por el mundo, sobrevenidos de su carrera literaria y diplomática, fueron poniendo cada vez más en pausa la tormentosa relación con su país, al que sólo regresaría en dos ocasiones para hacer breves visitas.


La nota de color: una estrafalaria y algo aparatosa Catherine Mazoyer aparece en la mitad de la película haciendo las veces de nuestra mecenas argentina Victoria Ocampo, quien ha fundado hace apenas unos añitos la emblemática Editorial Sur en Buenos Aires, y a quien Gabriela confía la edición de su tercer libro, Tala, considerado un hito dentro de la literatura hispanoamericana. 


[EL DOLOR MÁS GRANDE]

 

Carlos Miguel Godoy Vallejos, el medio hermano de Gabriela, era tan sólo un minero de escasos recursos el día que quedó viudo. Tanto así, que decidió dejar a su pequeño hijo recién nacido en manos de su hermana. La poeta aceptó criarlo y darle educación, aunque con la condición de no volver a saber jamás de él. 

Prácticamente de un día a otro, Palma y Gabriela se convirtieron en madres legalmente adoptivas de Juan Manuel (“Yin Yin”, como lo llamaban cariñosamente, e interpretado por Iván Inzunza en el film).

La cosa es, en muy resumidas cuentas, que Juan Miguel sólo fue feliz mientras la familia vivió en Europa, pero una vez en América (Gabriela debió instalarse en Brasil, donde desempeñó la labor de Cónsul) el niño se vio envuelto en una gran depresión debido, sobre todas las cosas, al bullying que al parecer recibía en el colegio.

A la edad de 17 años, Yin Yin deja una nota para sus madres y se quita la vida, ingiriendo una dosis letal de arsénico. Gabriela, como es lógico, quedará destrozada y se culpará por el resto de su vida.

Apenas un año y medio después, ya separada de Palma y todavía en Brasil, recibirá la noticia más importante de su vida como escritora convirtiéndose, en 1945, en la primera latinoamericana en recibir el Premio Nobel de Literatura. Pero Gabriela, incluso habiendo hecho historia, ya nunca volverá a ser la que ha sido.

 

[DORIS, LA HEREDERA]

 

La escena final de la película de Moreno transcurre durante una conferencia en Nueva York, y es la que tiene de protagonista a una muy joven Doris Dana (Carolina Soltmann), que se dice escritora, fanática de Mistral y que dialoga en un muy torpe español.

Con Doris, treinta años menor que ella, vivirá sus últimos años de vida y le dejará todo. Aunque resulta obvio para muchxs –y aunque las más de 250 cartas enviadas a Doris durante sus viajes lo confirmen (recopiladas en Niña Errante: Lumen, 2009)– es justo decir que Gabriela nunca habló de su condición de homosexual. De hecho, negó su lesbianismo cada vez que tuvo oportunidad.

La sexualidad de Mistral, no obstante, ha tenido la atención de medio Chile durante los últimos 15 años. Tanto, que hasta se ha cancelado el rodaje de otra película sobre la vida de la Premio Nobel por su contenido “indignante”. 

Recomiendo fuerte todas las cosas que agrego aquí abajo, y lxs invito de nuevo a mirar La Gabriela, gratis en YouTube y una verdadera “historia” sobre Gabriela Mistral.

 

 

👉 LA GABRIELA (YOUTUBE)

👉 POEMAS DE GABRIELA

👉 «GABRIELA MISTRAL: LA PALABRA DEL ELQUI»

[Documental transmitido en 2018 por la Televisión Nacional de Chile (TVN), en el que se brinda una mirada a la historia de la poeta tomando como punto de partida su multitudinario funeral de tres días de duración]

👉 LOCAS MUJERES (MARÍA ELENA WOOD, 2011)

[Largometraje documental que explora la relación de Mistral con la escritora norteamericana Doris Dana, su última pareja y quien fuera, además, albacea de su obra.   Doris guardó en su ático de Long Island 168 cajas con poemas inéditos, manuscritos, fotos y otros documentos que su sobrina, Doris Atkinson, entregó al Estado chileno cuando esta falleció en 2006, 49 años después de la muerte de Gabriela]

👉 CRONOLOGÍA DE VIDA: GABRIELA MISTRAL

[Breve síntesis biográfica, desglosando los hechos más relevantes de su vida en 3 etapas: 1889 a 1921, 1922 a 1945 y 1946 a 1967]

👉 «LA PERFORMANCE DE LOS JUEGOS FLORALES DE 1914»

[En este artículo de la Revista Chilena de Literatura, la investigadora y teórica María de la Luz Hurtado reformula materiales de su tesis doctoral en Literatura de la Universidad de Chile: "Performances de la sociedad civil en tensión con la modernidad. Chile 1870-1918"]

👉 «ESCÁNDALO POR FILM SOBRE GABRIELA»


FICHA TÉCNICA

DIRECCIÓN: Rodrigo Moreno del Canto

PRODUCCIÓN: Rony Goldschmied / Paloma Águila / Fanny Muñoz

GUIÓN: Ángela Bascuñán

MÚSICA: Rodrigo Apablaza

GÉNERO: Drama biográfico

PAÍS: Chile

DISTRIBUCIÓN: Televisión Nacional de Chile (TVN)

PROTAGONISTAS: Ximena Rivas / Tamara Acosta / Carolina Varleta / Iván Inzunza / Eduardo Paxeco

 

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DICKINSON

Hay una cantidad inagotable de paréntesis que nos veríamos tentadxs a abrir al acercarnos a la figura de Emily Dickinson: circunstancias biográficas, valoraciones poéticas, consideraciones contextuales (sociales y culturales), disrupciones, miramientos de índole personal y privado, etcétera, etcétera, etcétera.

Además de libros, ensayos y papers sin desperdicio y definitivamente recomendables, abundan en el todopoderoso Google notas y más notas que pondrían en rojo todos nuestros discos extraíbles si osáramos guardarlas. Así que – visto y considerando – lo mejor va a ser proceder con un resumidísimo y muy variado listado de cuestiones relevantes o destacadas cosas que cruzaron la vida y la obra de esta prolífica escritora. Voy:

 

Procedía de una familia de prestigio.

Vivió gran parte de su vida recluida en su casa.

Tras estudiar durante siete años en Amherst Academy (que hasta 1838 fue exclusiva para varones), asistió durante un breve periodo al polémico y riguroso seminario femenino Mount Holyoke.

Sus vecinos la consideraban excéntrica.

Era conocida por negarse a saludar a sus invitados.

Nunca se casó (dato hoy menor, pero de suma extrañeza para la época en que vivió).

La mayoría de las amistades que mantuvo fueron por correspondencia.

En sus últimos años de vida, tenía preferencia por vestir de blanco.

Tuvo dos hermanos: William Austin Dickinson (1829-1895) y Lavinia Norcross Dickinson (1833-1899). Esta última, también conocida como «Vinnie», sentía una profunda admiración por su hermana y por su talento poético.

Su hermano se casó, en 1856, con Susan Huntington Gilbert (1830-1913), amiga y confidente de Emily, la cual cumplió un papel fundamental en la vida y en la obra de la poeta. [Susan ha sido, de hecho, la destinataria de la mayoría de los poemas de amor escritos por Emily].

Tras contraer matrimonio, Susan y Austin se mudaron a la casa contigua a la de Emily y sus padres. Ambas casas conforman hoy el Emily Dickinson Museum, declarado monumento histórico nacional por el gobierno de EEUU en 1963. 

Abogados, educadores y funcionarios políticos de reconocido prestigio abundan en su árbol genealógico, entre ellos su propio hermano (abogado graduado en Harvard) y su propio padre, Edward Dickinson, quien ejerció como abogado, juez de Amherst, representante de la Cámara de Diputados de Massachusetts, senador en la capital del Estado y representante por el Estado de Massachusetts en el Congreso de Washington. Edward fundó, además, la línea ferroviaria Massachusetts Central Railroad.

Dejó una prolífica obra poética y, después de su muerte en 1886, su hermana Vinnie se convirtió en su primera compiladora: descubrió sus poemas (ocultos en un baúl) y se dispuso a publicarlos.

Sus primeros editores, Thomas Wentworth Higginson y Mabel Loomis Todd, alteraron significativamente los originales.

Sus poemas son únicos en comparación con los de sus contemporáneos: por lo general carecen de título, contienen líneas cortas, rimas imperfectas y una puntuación poco convencional.


PARA SABER +

En aquella época, incluso los hogares más acomodados carecían de agua caliente y de baños dentro de la casa: las tareas hogareñas representaban una carga enorme para las mujeres. A pesar de esto, dada su buena posición económica, la familia Dickinson contaba con una sirvienta irlandesa.

Los juegos de naipes, la danza, los conciertos, el teatro (y, por supuesto, la poesía) no estaban permitidos a las señoritas. Tampoco se toleraba la presencia de mujeres solas en reuniones, a excepción del té entre vecinas. La única expresión artística aceptada era la música del coro de la Iglesia. Emily – como resulta hoy claro y evidente – se dedicó a romper todas y cada una de estas imposiciones.


PARA SABER + [PARTE 2]

En 1976 el dramaturgo norteamericano William Luce estrenó en Broadway La bella de Amherst, un monólogo escénico sobre la poeta, protagonizado por Julie Harris, quien ganó su quinto Premio Tony por su interpretación de Emily Dickinson.

Traducido por Silvina Ocampo, dirigido por Alejandra Boero e interpretado por China Zorrilla, el monólogo teatral de Luce igualó el éxito de Broadway tanto en Argentina como el Latinoamérica. La gira de Boero y Zorrilla, de hecho, finalizó con presentaciones en el Centro John F. Kennedy de Washington, en el Hunter College de Nueva York y en Amherst, el mismo pueblo que vio nacer y crecer a Emily. 

 

[A LO QUE VINIMOS: UNA NIÑA DE APELLIDO DICKINSON]

El 1ro de noviembre de 2019, Aple TV+ estrenó su mega producción biográfica Dickinson, una singular comedia protagonizada por jóvenes actores que tuvo en vilo a buena parte de la generación «Z» y a la comunidad twittera seriéfila durante tres largos años.

Con extraordinario ingenio (y extraordinarios vestuario y fotografía), el guión de esta peculiar serie lleva a lx espectadorx al mundo y al inframundo de una muy joven Emily Dickinson, explorando las limitaciones de la pacata sociedad del siglo XIX, las brechas generacionales, las cuestiones de género y una versión algo estrafalaria de lesbianismo. 

La también cantante y modelo Hailee Steinfeld fue la actriz elegida para interpretar a una Emily que, con toques de humor, irreverencia e ingenio, supo embelesar al público y ponerse al hombro un producto final aclamado por la crítica y declarado «obra maestra» por importantes periódicos británicos como The Guardian y The Independent.  El amor de su vida – y por defecto su contracara, Sue Gilbert – fue protagonizado por la británica veinteañera Ella Hunt.

Para sorpresa de todxs, y a pesar de la poca expectativa depositada en el hilo narrativo elegido por Alena Smith (también guionista de The Affair), esta propuesta juvenil se convirtió rápidamente en una de las más sólidas de la plataforma, superando semanalmente tanto el número de espectadores como el de engagement.

“En el programa se puede apreciar el drama de época, pero no como tal, ya que usamos en diferentes capítulos música contemporánea, alguna que otra broma de la actualidad, y nos basamos en el desafío de mostrar siempre un aspecto extremo”, confesó la misma Smith en entrevista.

Cierto es: la serie de Aple se toma ciertas licencias, como el uso de un peculiar lenguaje, las formas provocativas de bailar y de expresarse de ciertos personajes, o la elección deliberada de la música (basta darse una vuelta por su soundtrack). Las inquietudes y situaciones que se presentan en la pantalla, por otro lado, tienen un tinte y una lectura muy actual y vigente (incluido el clima político).

Dramas familiares, triángulos amorosos, fiestas con estupefacientes de por medio, fantasías de tinte surrealista, una guerra mediada por el más cruel de los racismos y el final de la esclavitud, violencia de género y giros lingüísticos obscenamente inesperados: esta comedia moderna de brevísimos episodios – que por el momento histórico que recrea debería haber sido una pieza trágica de folletín – es sin lugar a dudas «todas las series al mismo tiempo», un trabajo de streaming muy pero muy bien hecho, que se las ingenia para explorar reflexivamente el mundo interior de la protagonista (y su alocado proceso creativo) con absoluta y casi explícita complicidad con el telespectador.

Además de la polémica – y por momentos hasta irritante – aparición del editor y periodista Samuel Bowles (quien publicó algunos poemas de Emily en el Springfield Republican, el periódico más influyente de Nueva Inglaterra en aquel momento), otras personalidades de la real life aparecen conveniente e idóneamente en el libreto: el naturalista y geólogo Edward Hitchcock, el escritor y poeta Henry David Thoreau, el joven estudiante Benjamin Newton, el arquitecto paisajista Frederick Olmsted (famoso diseñador del Central Park), lxs escritores Thomas Wentworth Higginson y Louisa May Alcott, y la activista afroamericana Sojourner Truth, entre otrxs. Aunque quizás el clímax medular de toda la serie ocurre acaso en el capítulo 7 de la tercera temporada: en un involuntario y enteramente absurdo «viaje al futuro», Emily y su hermana Vinnie conocen a Sylvia Plath y mantienen un más que interesante diálogo con ella (¡Por favor no se pierdan esto!).

De entretenimiento asegurado, divertida y llena de color de actualidad, Dickinson se lleva incuestionablemente el puesto uno de entre los biopics producidos sobre la vida y obra de esta atípica pero excepcional escritora, considerada de forma universal como una de las poetas más importantes de todos los tiempos. 



+ INFO

👉DICKINSON (2019) – OFFICIAL TRAILER
👉FUERA DE SERIES
👉LA MANZANA MORDIDA
👉EL CONFIDENCIAL
👉EL HERBARIO DE EMILY
👉EMILY DICKINSON MUSEUM
👉EMILY DICKINSON – DOCUMENTARY

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A QUIET PASSION


[UNA PASIÓN (DEMASIADO) SERENA]

Filmada y producida en Bélgica, A Quiet Passion (Terence Davies), se estrenó en el Festival Internacional de Cine de Berlín, en febrero de 2016, con una irreconocible Cynthia Nixon en el papel principal.

La película fue filmada en una réplica exacta de la Casa Dickinson, montada en los estudios de AED (aunque se dice que algunas escenas adicionales se realizaron en el mismísimo Amherst).

Retrato finamente detallado de una vida incómoda, sofocante y por momentos inclemente, la película comienza con el final del seminario para señoritas Mary Lyon de Mount Holyoke, al que una muy joven Emily asiste en 1847, con el fin de completar sus estudios y su formación religiosa. Tras un afilado intercambio de ideas, la tensa relación con sus superioras se torna de un momento a otro irreversible, por lo que decide abandonar definitivamente cualquier intención de continuar como novicia en aquel lugar. Aparentemente sin reproches, su familia asiste a Mount Holyoke a buscarla, para llevarla de regreso a Amherst.

En la escena siguiente, sin embargo, mientras los ostentosos Dickinson miran la ópera desde un palco exclusivo, un papá Edward marcadamente diferente al de la pieza cómica de Aple desaprueba con firme menosprecio el hecho de que una mujer «se atreva a estar en un escenario»: por más dones o capacidades que pueda tener, una mujer no debe ni puede osar «exhibirse» jamás. Así, la mirada decimonónica y fuertemente paternalista, que reduce a la figura de mujer a un mero «anexo social» – sometida sin lugar a discusión a la obediencia y a la subordinación patriarcal – se hará presente desde esos determinantes primeros minutos.

Y, siguiendo el orden de encontrar las siete diferencias, cuando se anuncia que un nuevo conflicto bélico está próximo a tocar la puerta (Guerra de Secesión), el recién recibido abogado Austin Dickinson manifiesta a la familia su deseo de alistarse a luchar «por honor», hecho al que su padre se niega tajantemente, alegando incluso estar dispuesto a pagar 500 dólares para que lo reemplace un sustituto. Austin enfurece, pero Edward mantiene su postura. En la serie de Smith, en cambio, es el propio Austin el que paga a un extraño para rehuir del problema de haber sido llamado al frente… Stop acá: ¿nos están diciendo todo?

En fin. Así las cosas, Davies saca de la manga, exactamente en el minuto diecinueve, un pintoresco recurso para marcar el paso del tiempo: mientras transcurren aproximadamente unos veinte años, un fotógrafo de época va retratando a Emily – y a parte de su familia – hasta obtener el conocido daguerrotipo de la famosa escritora, que aparece en todos los libros y en todos los links ni bien googleamos (apunte de la reseñadora: ¡en la pantalla del cine se vio espectacular!).

Con un vestuario y una escenografía sobresalientes, y con la introducción intencionada de un ambiente agonizante, envuelto en sombras y una descarnada agonía, el film se desarrolla con un número muy limitado de personajes. Incluso Samuel Bowles aparece fugazmente en una única escena: ha publicado en su periódico algunos de los poemas de Emily, pero ésta enfurece al notar que parte de la puntuación ha sido deliberadamente alterada (cuándo no los sujetos cis del siglo XIX dando la nota).

Pero acentuando el antagonismo fundamental con la serie – cuyo hilo argumental es por defecto la fluctuante y apasionada «historia de amor» entre los personajes de Emily & Susan – la ausencia de toda mención a la sexualidad de la protagonista es en esta película concluyente, a excepción de una breve referencia hecha en un momento bastante fortuito: en una conversación a solas con Susan (minuto 47), Emily le pregunta a ésta detalles acerca de «la vida de casada», a lo que Susan responde con ambigüedad y evasivas, asegurando que sólo se limita a «cumplir con su deber», y da a entender entre líneas que no se siente demasiado cómoda intimando con un hombre.

De una sensibilidad poética profunda, y quizás como una gran paradoja, A Quiet Passion – candidata a los premios Goya en 2017 como mejor película europea – se distingue por el gran desempeño actoral de la ex Sex and the city, destacada celebridad abiertamente lesbiana y defensora de los derechos LGBTQ+ en los Estados Unidos.

Aunque, por otra parte, las escenas prolongadas y demasiado «quiet/serenas», que muestran el detalle de las situaciones casi a ritmo de cámara lenta, dan la impresión de una vida demasiado formal y solemne de los personajes, para nada «apasionada», sino más bien tenue, desabrida, algo miserable y colmada de angustia.


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WILD NIGHTS WITH EMILY


[NO TAN SALVAJES NOCHES]    


En marzo de 2018 vio la luz la comedia británica Wild Nights with Emily, dirigida por la también guionista y productora estadounidense Madeleine Olnek, y protagonizada por Molly Shannon (Saturday Night Live) y Susan Ziegler (Search Party), en los papeles protagónicos de Emily Dickinson y Susan Gilbert, respectivamente.

Olnek, que ha demostrado en sus producciones una marcada preferencia por personajes queer o pertenecientes a la comunidad LGBTQ+, cobró admiración por Dickinson durante sus años como universitaria, y se propuso romper el mito de la famosa poeta, signado éste por la idea permanente de soledad, hermetismo y padecimiento.  

Para la realización de esta película – que se interpretó originalmente como una obra de teatro en el WOW Café de Nueva York (1999) – Olnek realizó una amplia investigación biográfica, que contó con el apoyo de la Harvard University Press y la mismísima Fundación Guggenheim.

El proyecto original tomó forma a partir de la lectura y estudio de la íntima correspondencia que la escritora mantuvo durante años con su cuñada y amante, Susan Gilbert.

La historia, contada desde el punto de vista de su primera editora (Mabel Loomis), muestra a una Emily adulta, ocupada casi mecánicamente en las tareas del hogar, pero sin dejar ni por un momento de escribir. Se la presenta como a una mujer de genio adusto, huidiza y algo antisocial, y se hace especial énfasis en que nunca llegó a casarse, debido, presuntamente, a su singular temperamento y – por supuesto – a su notable inteligencia (por esto de que «ningún hombre quiere a una mujer más inteligente que él a su lado»).

La película retrata fundamentalmente, con tono delicado y tintes de comedia romántica, la relación con su cuñada Susan en carácter de amantes, desde la temprana juventud hasta la madura adultez.  

¿Lo repetido? Tal como sucede en la serie de Alena Smith (que fue posterior), aparecen en escenas destacadas las fiestas de elite brindadas por Sue y por su marido en la famosa residencia de The Evergreens, así como también las lecturas del club de Shakespeare y las insinuaciones entre las dos mujeres durante la adolescencia.

Un importante editor visita a Emily para conversar sobre una posible publicación, aunque finalmente desiste: cuestiona de forma vil su escritura y, aunque no se dice nunca de manera explícita, queda claro que tal rechazo se debe a su condición de mujer (dato no opinión: Emily pudo publicar sólo once de los casi 1800 poemas escritos en vida).

¿Lo imperdonable? La poesía de Emily aparece a duras penas. Es decir, escasa y exclusivamente en algunas cartas que le envía a Sue cuando ésta se marcha de viaje (cartas que son leídas por su editora, años más tarde, en una ficticia conferencia sobre la autora).

¿Lo novedoso? Se presenta una tercera en discordia: una tal Kate, que visita a Emily en su casa y que es, aparentemente, su amante. La relación se deduce exclusivamente por los celos que asoman enseguida en Susan, ya que en ningún momento se muestra a las dos mujeres juntas (se presume que la referencia podría ser a la también poeta Catherine Mary Scott).

Soberbio plano final: Emily muere y – como ya es por todxs sabido – su hermana Lavinia descubre el conjunto total de sus poemas, escondido en un baúl de su habitación. En un acto de hervor heroico, Vinnie entrega todo lo que ha encontrado a Loomis, quien, con encontradas intenciones, termina publicando los textos de Emily, pero cambiando en todos ellos el nombre de Susan por el de un hombre. En pantalla dividida vemos: a la izquierda a Emily, que yace en una cama mientras Susan llora desconsoladamente; a la derecha a Mabel, bien resuelta, sentada en un escritorio y desapareciendo con empeño el nombre de Susan, presente una y otra vez en cada poema de la recién difunta escritora.

Respecto a esto, y según se explica en los créditos, un artículo del New York Times documentó en 1998 el uso de un software que permitió restaurar el nombre de Susan borrado en las cartas y poemas de Emily (dato a revisar).

Película entretenida y algo ingeniosa, es cierto, aunque prácticamente carente de todo soporte histórico. Para «poner de fondo», se podría decir, dado que – si bien están – son pocos los aspectos realmente trascendentales que podemos aprender sobre Emily, su vida y su obra, en esos escasos y extrañamente desaprovechados ochenta y cuatro minutos de cinta.    


 

Dickinson

 

 

A Quiet Passion

 

Wild Nights with Emily


DIRECCIÓN: Alena Smith / David Gordon Green

PRODUCCIÓN: Anonymous Content

GUIÓN: Alena Smith

MÚSICA: Ian Hultquist

GÉNERO: Comedia Biográfica

PAÍS: Estados Unidos

AÑO: 2019-2021

DISTRIBUCIÓN: Apple TV+

PROTAGONISTAS: Hailee Steinfeld, Anna Baryshnikov, Adrian Enscoe, Ella Hunt, Toby Huss, Jane Krakowski.

 

DIRECCIÓN: Terence Davies

PRODUCCIÓN: Roy Boulter / Sol Papadopoulos

GUIÓN: Terence Davies

GÉNERO: Drama Biográfico

PAÍS: Reino Unido

AÑO: 2016

DISTRIBUCIÓN: Soda Pictures

PROTAGONISTAS: Cynthia Nixon, Jodhi May, Jennifer Ehle, Duncan Duff, Joanna Bacon, Keith Carradine.

 

DIRECCIÓN: Madeleine Olnek

PRODUCCIÓN: Anna Margarita Albelo / Casper Andreas / Madeleine Olnek / Max Rifkind-Barron

GUIÓN: Madeleine Olnek

GÉNERO: Comedia Biográfica

PAÍS: Estados Unidos

AÑO: 2018

PROTAGONISTAS: Molly Shannon, Susan Ziegler, Amy Seimetz, Jackie Monahan, Kevin Seal.



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VITA & VIRGINIA

Reino Unido, años ’20. Dos escritoras se conocen, se atraen, se enamoran y, contra todo pronóstico, se corresponden y hasta se las arreglan para encontrar la manera de consumar ese amor. Todo esto en el lugar equivocado, en el momento equivocado y con maridos de por medio, por supuesto. Estamos hablando de dos cautivadoras sediciosas. Estamos hablando de genio y pronunciamiento. Estamos hablando de deseo y obsesión. Estamos hablando de Virginia Woolf y Vita Sackville-West.

Vita & Virginia (Chanya Button, 2018): El grueso de la película se desarrolla en torno a ese intenso drama ad infinitum que viven, gozan, sufren, soportan y tienen el tiempo y las ganas de dejar por escrito las dos mujeres en cuestión.

¿Las fuentes de esta «bonita historia»?: 

Cartas enviadas a lo largo de más de una década, diarios y notas personales y – como si fuera algún tipo de novedad decirlo –  obras literarias completitas de principio a fin.


Los detalles, a continuación:

  

[ACERCA DE VITA]

 

➱Nació en Kent, Reino Unido, el 9 de marzo de 1892;

➱Su verdadero nombre era Victoria Mary Sackville-West;

➱Además de poeta y novelista, fue una afamada diseñadora de jardines (diseñó, de hecho, en los años ’30, los famosos jardines de su propia propiedad: el Castillo de Sissinghurst);

Hasta el momento es la única persona registrada como dos veces ganadora del prestigioso Premio Literario británico Hawthornden (1927 y 1933);

➱En 1913 se casó con el político y diplomático inglés Harold Nicolson, con quien mantuvo desde un primer momento una relación abierta (muy común dentro del llamado «Grupo Bloomsbury») y con quién tuvo, además, dos hijos: Nigel y Benedict;

➱Su estrafalario matrimonio, sus excesos y sus escandalosos romances con mujeres escandalizaron e incomodaron en múltiples ocasiones a la conservadora aristocracia europea de principios de Siglo XX;

➱Realizó junto a uno de sus grandes amores, la también novelista Violet Trefusis, un viaje recorriendo Francia, vestidas ambas con ropas masculinas, icónica acción que más tarde Virginia Woolf se encargaría de inmortalizar en Orlando (1928);

➱Una de sus obras más populares, la novela de ficción All Passion Spent (1931), fue llevada al cine en 1986 por la BBC;

➱Como ya resulta de público conocimiento – y como a este breve artículo compete – mantuvo, durante los años ’20, una apasionada relación con la célebre escritora británica Virginia Woolf;

➱Falleció en Kent, el 02 de junio de 1962.

 

[ACERCA DE VIRGINIA]

 

➱Fue educada en un riguroso entorno cultural (su padre era novelista e historiador), del cual formaban parte las influencias más importantes de la sociedad literaria victoriana;

➱Su casa paterna contaba con una inmensa biblioteca, de la que tanto ella como su hermana Vanessa sacaron gran provecho, estudiando a los clásicos y a los escritores contemporáneos en boga;

➱Formó parte del grupo de Bloomsbury, conformado por artistas, intelectuales y pensadores que compartían ciertos criterios estéticos, y que mostraban abiertamente un marcado rechazo hacia la clase media alta a la que pertenecían;

➱Comenzó a escribir profesionalmente en 1905 para el Times Literary Supplement; muy pronto destacó por su originalidad literaria, su afán experimental y su maestría técnica; logró romper los esquemas narrativos precedentes introduciendo magistralmente un flujo de variaciones en la conciencia de los personajes, seduciendo inmediatamente la atención de la crítica;

➱En 1912 se casó con el economista y escritor Leonard Woolf, de quien tomó su apellido y con quien fundó la célebre editorial Hogarth Press, que publicó no sólo las obras de la propia Virginia sino también la de otros importantes escritores del momento, como Katherine Mansfield, T.S.Eliot y Sigmund Freud;

➱En 1922 conoce a la escritora Vita Sackville-West, con quien sostiene una relación amorosa durante casi diez años, y a quien dedica su elogiada novela Orlando (1928), biografía ficticia de un personaje que vive más de cuatro siglos y que adopta diversas sexualidades (la ética del grupo de Bloomsbury estaba manifiestamente en contra de la exclusividad sexual; sus miembros hacían evidentes y explícitas sus relaciones extra matrimoniales, hecho que mantuvo en vilo a la puritana sociedad victoriana de principios del siglo XX);

➱Su ensayo A room of One’s Own (1929), innovador y polémicamente revolucionario, puso en jaque la desigual situación de la mujer escritora de su tiempo y situó al lesbianismo en un lugar más legítimo y menos naif, además de reivindicar la construcción social de la identidad femenina; es considerado por la crítica como uno de los textos más influyentes del movimiento feminista internacional;

➱A la edad de trece años, tras la repentina muerte de su madre, sufre la primera de sus grandes depresiones; la muerte de su padre por cáncer en 1905 le produce un alarmante ataque y es ingresada por primera vez en una institución psiquiátrica;

➱Aunque las circunstancias exactas nunca se han dado a conocer, se cree que soportó diversos abusos a mano de sus medio hermanos George y Gerald;

➱Sus crisis nerviosas, su inestabilidad, su frecuente afección bipolar y sus recurrentes períodos depresivos dañaron gravemente su personalidad y sus capacidades sociales;

➱Las circunstancias sombrías devenidas en la Segunda Guerra Mundial marcaron trágicamente sus últimos años de vida: su casa fue destruida por causa de un bombardeo alemán; su esposo Leonard fue perseguido por diversos partidos ultranacionalistas debido a su condición judía;

➱Incapaz ya de recobrar su salud, terminó con su vida el 28 de marzo de 1941 ahogándose en el río Ouse (Sussex, Inglaterra), tras haber colocado piedras en los bolsillos de su abrigo.

 

[ACERCA DE ORLANDO]

 

➱Fue publicada por primera vez en el Reino Unido, en octubre de 1928, por Hogarth Press;

➱Si bien se presenta literariamente como «biografía», se trata más bien de una potente crítica y parodia de este género, de un replanteamiento crudo de las rígidas categorías que lo atañen, y de una auto-innovación y auto-rectificación;

➱El harto intrincado personaje de «Orlando» representa – como es de esperar – a Vita, amante de Virginia durante casi diez años, cuyas complejidades biográficas no dejan de escandalizar a los austeros lectores de la época;

➱La obra presenta, además, una visión especialmente crítica acerca del papel asignado a la mujer, no solamente dentro de las sociedades patriarcales imperantes durante los casi cuatro siglos que recorre el personaje, sino también el asignado dentro del mismo mundo literario al que Virginia pertenece, reservado – hasta no hace mucho tiempo – específica y exclusivamente a los hombres;

➱Debido a su contenido, desde su publicación hasta nuestros días ha influido tanto estilística como culturalmente en la literatura, y en los estudios feministas y de género de las últimas décadas;

➱La obra consta de seis capítulos numerados, y sus primeras ediciones cuentan con un buen número de fotografías de la propia Vita Sackville-West;

➱Además de la existencia verídica de su amante (a quien por supuesto dedica la obra), Virginia nutrió su propio «Orlando» con sutiles rasgos y peculiaridades de otras obras renacentistas, como el Orlando innamorato y el Orlando furioso, de los italianos Matteo Boiardo y Ludovico Ariosto, respectivamente;

➱En 1993 fue llevada al cine por Sony Pictures, bajo la dirección de Sally Potter.

 

 

Inicia la película. Vita (una tremenda Gemma Arterton) se encuentra en un prestigioso programa de radio de la BBC junto a su esposo (Rupert Penry-Jones). Ambos fueron invitados para hablar sobre «el matrimonio moderno». Vita declara que para ella el matrimonio debería ser más un negocio que un contrato, y que le parece injusto que sea la mujer la que debe – una y otra vez – relegar las oportunidades que se le presentan en pos de la supuesta obligación de cuidar la casa, los hijos y el marido. En ese mismo momento, en su pequeña y cálida casa de Rodmell, Virginia (Elizabeth Debicki) escribe, escribe y escribe, frenética y compulsivamente. Anotación para Button: sensacional uso de planos cortos, que recortan el rostro de los personajes, para buscar un tono tanto intimista como intimidante.

A la madre de Vita (sin lugar a dudas la joya de esta producción: Isabella Rossellini) no le caen bien los Woolf. Se rumorea que «son socialistas» y que Virginia – cuándo no dando la nota – «está loca». Como resulta lógico para una gentil y acomodada señora, a mamá Victoria tampoco le hacen gracia los romances lésbicos de su hija, hecho que Vita, como buena oveja negra, registra continuamente en sus novelas y supone un escándalo para la sociedad. Como si esto fuera poco, en el pasado Vita se ha vestido de hombre para huir con su amante (Violet) durante un tiempo. Este hecho ha marcado la reputación de la familia. No debe volver a pasar. La advertencia está hecha.

Pero, ¿para qué fue inventada la deshonra sino para rendirle honor?

En una relajada fiesta del grupo Bloomsbury, Vita & Virginia se conocen. El montaje de la escena y el vestuario de época son impecables. Virginia pregunta a su futura amante por qué cree que sus libros se venden más que los suyos, a lo que Vita responde: «la popularidad nunca fue un signo de genialidad». Es el clímax perfecto.

Los naipes ya están echados y las chicas, en plan «conquístame si puedes», empiezan a mandarse cartas. Recordemos: Vita vive retirada de la ciudad, en una mansión, con Harold y sus dos hijos pequeños; es adinerada y aristócrata; Virginia – como «está loca» - debe guardar reposo junto a su esposo en la rústica Monk’s House (por cierto: excelentemente recreada por la producción de Button).   

A pesar de que a Harold para nada le molestan las aventuras de su esposa fuera del matrimonio (ambos las tienen, pues son un matrimonio abierto), le pide encarecidamente mantener cierta discreción (él no deja de ser un importante diplomático), cosa que a Vita – como ya estamos adivinando –  le cuesta sostener.

Entonces Vita va todavía más lejos: envía su manuscrito inédito a Hogarth Press. Leonard se niega en un principio a publicarlo (considera que su escritura es mediocre y no quiere manchar el nombre de la editorial), pero a la hora de cumplirle los caprichos a su esposa, vale todo. Para su sorpresa, la novela de Vita termina siendo un éxito de ventas, al igual que la también recién publicada Mrs. Dalloway.

Minuto 43. Imposibilidad orgánica: Virginia confiesa a su hermana, Vanessa, que está teniendo algunos problemas al momento de consumar el sexo, tanto con su marido como con otras personas. Esto le preocupa y la perturba ya que, asegura, Vita le gusta muchísimo.

Minuto 53. Imposibilidad lingüística: Vita se ha ido a Persia en un viaje diplomático junto a su esposo. Virginia sufre. Intenta expresar una idea y no puede. Es el momento más dramático de la película. Se angustia, se frustra, alucina. Permanece seis semanas en cama. Dice a su amada en una carta: «Me he decidido a quererte tenazmente, tristemente, fielmente. Espero que esto te agrade. Es condenadamente desagradable para mí.» Comienza su deterioro mental.

Dentro de los grandes logros de Button, para enfatizar puntillosamente en lo dramático de toda la cosa, se destacan los planos cortos, directos al rostro y semi-desenfocados, sobre todo al momento de la lectura de cartas (mejor dicho: fragmentos de ellas) por parte de las protagonistas frente a la cámara. Está visto que el efecto desconsuelo es su fuerte.

Vita regresa (sola) a Inglaterra, al enterarse de que Virginia no está bien. La invita a hacer un viaje juntas (¿modus operandi?). Viajan. Intiman finalmente. En la cama, Vita le confiesa, cual adolescente, que la ama, y le pide sin preámbulos que deje a Leonard. Virginia, como ya certifica la historia, se niega. Casi diez años duran el amor, la correspondencia extra-confidencial, y ese permanente y angustioso «tire y afloje».

Hora del momento clave, del final de todo: en una abarrotada exposición de arte, Virginia ve a Vita con otra mujer. Al principio, como resulta lógico, enfurece. Pero muy pronto se ilumina: entiende que para todo hay una causa y un efecto; comienza, con pronunciada obsesión, a escribir la que será su obra máxima: Orlando (que no es otra cosa que una biografía ficcional de Vita [o sí]). Para procurar cierta perfección narrativa, se reúne varias veces con Vita para entrevistarla, y recolectar así información relevante sobre su vida y la de sus antepasados. Vita se disculpa por haberse enredado con otra mujer, por ser incapaz de sostener leal y prolijamente una relación. Demasiado tarde, claro está.

Por su parte, Virginia empieza a ser absolutamente consciente de que está a punto de revolucionar la manera de escribir y de leer biografías. Es por eso que este trabajo se vuelve obsesivamente importante para ella: intentará contar nada más ni nada menos que la biografía de una mujer, lo cual estaba prácticamente descartado en aquella época, e intentará hacerlo no desde los hechos que le ocurren a la biografiada, sino desde lo que siente, experimenta y padece al vivir esos hechos.

Orlando se publica, arrastrando tras de sí un éxito tajante y – como también ya sabemos – cambiando el curso de la carrera de Virginia. Vita lee la obra en Berlín y regresa a Reino Unido para decirle a Virginia en persona que el libro la ha enamorado.

 

Escribir Orlando le ha causado a Virginia el mayor éxtasis de su vida, igual que para Button dirigir esta película. Un aplauso, entonces, y unas merecidas tres estrellas para Vita & Virginia, que se estrenó oficialmente en el Festival Internacional de Cine de Toronto, en septiembre de 2018, y que, a su recatada manera, supo emplazar en la pantalla grande este juego algo enigmático y algo excéntrico de roles, marcado por el deseo, la desmesura y el ingenio intelectual de dos de las mujeres más icónicas de nuestro cercanísimo y vívido Siglo XX. 


+ INFO

 

👉 VITA & VIRGINIA (2018) – OFFICIAL TRAILER
👉 ORLANDO (1993) – OFFICIAL TRAILER
👉 FILMAFFINITY
👉 EL MUNDO.ES
👉 VIRGINIA WOOLF – DOCUMENTARY


FICHA TÉCNICA

DIRECCIÓN: Chanya Button

PRODUCCIÓN: Evangelo Kioussis / Katie Holly / Shashank Shambharkar

GUIÓN: Eileen Atkins

MÚSICA: Isobel Waller-Bridge

GÉNERO: Drama biográfico

PAÍS: Reino Unido

DISTRIBUCIÓN: Thunderbird Releasing

PROTAGONISTAS: Gemma Arterton / Elizabeth Debicki / Rupert Penry-Jones / Peter Ferdinando / Isabella Rossellini


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GENIUS


[UNA COSA QUE LLEVA POR DEFECTO A LA OTRA]



Cuarentena dos mil veinte: ¿nos ocupamos 24/07 de todo lo otro porque no queremos ocuparnos ni diez minutos de nuestra propia mente? ¿o será que nuestra propia mente es, incidental  y categóricamente, todo lo otro? Dejo esto por acá para volver después (o no).

Genius (Michael Grandage, 2016). Paseando por la serie Ozark (Netflix, 2017; ¿la vieron?) recordé algunos simpáticos detalles sobre esta película. Y es que resultó ser que Laura Linney – Wendy Byrde en Ozark –  es también Louise Perkins, esposa de Maxwell Perkins, en esta gran movie de Grandage.
Pero la cosa no queda ahí. El perturbado personaje de Wyatt Langmore (Charlie Tahan) es un lector empedernido y fanático hasta la médula de Thomas Wolfe (intuyo que Linney tuvo por lo menos algo que ver con esto, pero mejor dejemos la locura intuitiva para otro día).

En el capítulo ocho de la segunda temporada, Wyatt y su archi-amiga Charlotte Byrde se reúnen en las afueras de los montes Ozarks para llegarse a la librería más cercana y apreciar bien de cerca un ejemplar retro de El ángel que nos mira (1929). Wyatt toma el libro y lo contempla con fascinación. «Thomas Wolfe era enorme», dice, «medía 1.98 m.; le gustaba escribir de pie; usaba el refrigerador como escritorio.» ¿Adónde vi esto antes?, pensé. Enseguida recordé: algo debe tener Jude Law que lo hace ciertamente inolvidable.    



[LO QUE HAY QUE SABER SOBRE WOLFE, PERKINS Y SUS RESPECTIVAS E INNATAS GENIALIDADES]



Thomas Wolfe (Jude Law en la película, como ya adelanté) fue un escritor norteamericano nacido en 1900 y orgullosamente oriundo de Asheville, Carolina del Norte, ciudad en la que vivió hasta graduarse. Su prosa – recargada, escrupulosa, excesiva – refleja con minucia la cultura y las costumbres estadounidenses del primer tercio del Siglo XX. En sus viajes a Europa, – la mayoría de ellos realizados por motivos intelectuales durante la década del `30 –  el avance del creciente nazismo lo hace reflexionar e intuir con perturbado horror los tiempos bélicos que se avecinan.
En 1923 se instala en New York. Durante algunos años dicta clases de inglés en la Universidad. Tiene una memoria prodigiosa y escribe convulsivamente, motivo por el cual decide, tras algunos intentos en el mundo de la dramaturgia, convertirse en novelista.

Arranca la película. Terminado su primer manuscrito, Wolfe lo presenta sin titubear a la editorial Charles Scribner`s Sons, donde conoce a quien será su editor hasta el final de sus días: Maxwell E. Perkins (Colin Firth). Perkins lo insta desde el minuto cero a recortar considerablemente los capítulos, ya que bajo esa extensión, aunque llegara a publicarse el libro, jamás encontraría compradores.
Wolfe, que consideraba que estos recortes mutilaban la obra y le sacaban comprensión al argumento, se niega rotundamente a permitir este vil recurso. La lucha para convencerlo es ardua pero Perkins, viendo la calidad indiscutible de la obra, logra lo imposible y El ángel que nos mira es finalmente publicado en 1929  y causa, tras un sinfín de ediciones, una profunda impresión en los medios literarios y culturales de la época.
A esto se sumó que, a finales de 1930, el galardonado escritor minesotano Harry Sinclair Lewis citó en su discurso de aceptación del Premio Nobel nada menos que un fragmento de la novela de Wolfe, cosa por demás extraña para la época, ya que era poco corriente que escritores renombrados citaran a sus pares y jóvenes contemporáneos. El hecho fue toda una revelación y la inusual anécdota – que no aparece en la película – se volvió lo que hoy llamaríamos «viral».
Del tiempo y el río (1938), by the way,  consagró definitivamente a Wolfe como uno de los novelistas más importantes de Estados Unidos durante el Siglo XX. Fueron las únicas dos obras que el autor publicó en vida, a excepción de algunas poco conocidas obras de teatro en sus años de universitario. Otras tres obras se le publicaron póstumamente: The web and the rock (1939), You can`t go home again (1940) y The hills beyond (1941).

En Julio de 1938 Thomas enferma de neumonía y se le diagnostica tuberculosis miliar. En el Hospital Johns Hopkins, de Baltimore, se le practica una frustrada cirugía: el tumor ha avanzado funestamente hacia el lado derecho del cerebro. Fallece el 15 de Septiembre. En su lecho de muerte, solicita a una enfermera lápiz y papel y escribe, en modo agradecido, una última carta a su editor, que hace despachar a su estudio en NY. Sin duda es en esta escena, casi al final de la película, en la que tanto Law como Firth dejan alma y cuerpo. La música de Adam Cork y el montaje en matices amarronados y en tono abatido creado por Chris Dickens completan, por supuesto, el momento.



 [LOS IMPERDIBLES DE LA PELÍCULA Y OTRAS MINUCIAS ILUSTRATIVAS]



«Mi trabajo es poner buenos libros en las manos de la gente», afirma Perkins en la primera escena con Wolfe. Y no se equivoca. Wolfe es perfectamente consciente de que su obra incluye casi todos los niveles posibles de expresión. Su escritura es desmesurada, lírica y autobiográfica al extremo. Quiere igualarse con los grandes y le preocupa dejar un legado a la humanidad.

Maxwell Perkins (1884-1947), que se unió en 1910 a la editorial Charles Scribner`s Sons con ideas renovadoras y un poco más a la vanguardia, pretendió comenzar a publicar escritores más jóvenes y prometedores. Se lo recuerda, como no podía ser de otra manera, como el descubridor de una nueva generación literaria, de la mano de F. Scott Fitzgerald, Ernest Hemingway, Marjorie Kinnan Rawlings y Thomas Wolfe.
Perkins era inusual entre los editores por la atención especial que brindaba, la consideración y la cercanía con los escritores que reclutaba. Se sabe, sin embargo, que el despilfarro y los problemas de alcohol de Fitzgerald tensaron la relación con el editor. A pesar de esto, siguieron siendo amigos hasta el final de sus vidas. Un genial Guy Pearce interpreta con acierto al autor de El gran Gatsby.

El mayor desafío personal que enfrentó Perkins fue la falta de autodisciplina artística de Wolfe, el cual se apegaba a cada oración que escribía sin dejarse aconsejar. Se dice que Wolfe llegó a resentir la percepción popular acerca de que le debía íntegramente su éxito a su editor.
En la película de Grandage se muestra a un Wolfe irritantemente charlatán, demasiado escandaloso e histriónico. No siempre da una buena «primera impresión», lo cual le vale serias discusiones y hostilidades entre sus contemporáneos. Lleva, asimismo, una conflictiva relación con Aline (Nicole Kidman), una mujer sumamente depresiva y obsesiva, que le lleva veinte años y que manifiesta de forma algo odiosa unos celos injustificados hacia Perkins, asegurando que es éste el motivo por el cual Thomas la ha desplazado de su vida.

Por consejo de Max (aunque no sin renegar) Wolfe cambia el título de su primera novela de Oh, perdido a El ángel que nos mira. El libro se convierte rápidamente en best seller, vendiendo más de quince mil copias en apenas un mes. Este fenómeno de éxito comercial le sirve a Wolfe para alardear sobre su calidad artística: en ese mismo momento, su país se encuentra en la peor crisis económica de la historia (léase Gran Depresión, aunque la crisis actual de Estados Unidos está a punto de superarla en récord de desocupación y miseria. ¿Ya estamos listxs para responder la pregunta inicial de esta reseña? ¿Sí? ¿No?).

A todo esto, Wolfe sigue escribiendo. El swing jazz neoyorkino y los viajecitos a Europa lo han iluminado. Para Del tiempo y el río escribe cerca de cinco mil páginas. Dedica entre cincuenta y ochenta páginas a cada personaje. Perkins parece enloquecer en un primer momento pero no se desanima. El primer libro ha sido un éxito y los lectores esperan ansiosos el segundo. Hay mucha presión y expectativa al respecto. Trabajan codo a codo y de manera enfermiza durante dos años en la edición y abreviación del libro. No falta nada para que las esposas empiecen a reclamar tiempo y algo de atención. Se arma una buena jarana, tal como debe ser.

Minuto 58. Perkins aparece en casa de Wolfe y lo obliga a dejar de escribir. Le da un ultimátum: debe dejar de agregar páginas al libro o se le termina el contrato de una. Wolfe, sin embargo, no puede parar. Está ensimismado, escribiendo de pie, y usando el refrigerador como escritorio.
Pero el libro igual se publica, claro, y toda la oficina está pendiente de los diarios y de la crítica, que finalmente resulta muy buena pero les hizo comerse las uñas y temblar el piso por un rato a todxs. Wolfe, ajeno e indiferente, lee los diarios internacionales en París y se entera, así, de la ascensión de su éxito: se han vendido treinta mil ejemplares y Del tiempo y el río está en boca de todos. Algunos críticos hasta lo comparan con Joyce. Está hecho.

Tiempo después, Wolfe regresa a Estados Unidos como un verdadero influencer de la novela dramática de los años treinta. No obstante, la cruda y crítica realidad de su país, hundido en la peor crisis, no le permite estar ni remotamente cerca de la felicidad. La película es un diez por los actores elegidos pero también es un diez por la manera de contar la historia. En especial esto último, el contraste obligado de lo insoportable y lo brutal. Mírenla porque está en Netflix y al alcance de casi todxs, y mírenla también porque está a la altura de nuestras más incómodas y actuales circunstancias. 



+ INFO


👉 FILMAFFINITY 




FICHA TÉCNICA

GÉNERO: Drama biográfico

DURACIÓN: 104 minutos

DIRECCIÓN: Michael Grandage

PRODUCCIÓN: James Bierman / Michael Grandage / John Logan / Tracey Seaward

GUIÓN: John Logan

FOTOGRAFÍA: Ben Davis

MÚSICA: Adam Cork

MONTAJE: Chris Dickens

PAÍS: USA / Reino Unido

DISTRIBUCIÓN: Lionsgate

PROTAGONISTAS: Colin Firth / Jude Law / Nicole Kidman / Dominic West / Guy Pearce / Laura Linney



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JUANA INÉS


Considerada el exponente  máximo del Siglo de Oro dentro de la literatura americana, la lírica de Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana (Nueva España, 1648) ha destacado durante siglos por su cultismo léxico, su tratamiento atemporal de la mujer  y su complejidad filosófica.

Dicho esto (modiquísima síntesis), resulta demasiado extensa la lista de mitos y de misterios que circunda a esta mujer, tanto desde el punto de vista literario como desde el religioso y, por sobre todas las cosas, desde aquel que refiere a su vida personal.

De acuerdo a lo que sus biógrafos más respetados nos cuentan, huyendo de su destino impuesto (el matrimonio y la procreación) y buscando aventajar en espacio y tiempo su desarrollo intelectual y científico, Juana se unió, con apenas veinte años de edad, a la Orden de San Jerónimo, donde se le permitió estudiar, escribir, representar obras teatrales y hasta incluso celebrar tertulias. A cambio, según sabemos, debió convertirse en la que hoy conocemos como Sor Juana Inés de la Cruz.



[BRAVO, CANAL 11!]



La miniserie mexicana co-producida por Canal 11 y Bravo Films – Juana Inés, 2015 – retoma la figura de la Sor Juana «militante», sediciosa, portadora de un agudo y aplastante sarcasmo, sexualizada y envuelta continuamente en escándalos políticos y teologales.  
Los únicos siete breves e intensos episodios creados por Patricia Arriaga Jordán fueron filmados durante los últimos meses de 2015 en la ex Hacienda Santa Mónica, en la ciudad de México. Los cuatro primeros refieren básicamente a la primera juventud de la poeta (alrededor de 1664), en la que persigue con obstinación la relación con los entonces virreyes de la Nueva España, Antonio Sebastián de Toledo y Leonor de Carreto, asentados en territorio mexicano.
La virreina se convirtió casi de inmediato en una de sus más importantes mecenas. De este modo, el ambiente y la protección de los virreyes marcaron decisivamente su producción literaria y, muy pronto, fue conocida regionalmente por su inteligencia y su sagacidad. De hecho se cuenta que, por órdenes del virrey, un grupo de sabios humanistas evaluaron sus conocimientos, examen que Juana superó con gran sagacidad y docta soberbia. Una extraordinaria Arantza Ruiz interpreta brillantemente la mítica escena en el capítulo uno de la saga, aunque es justo decir que la barcelonesa Assumpta Serna lo había hecho ya modestamente bien en la película de María Luisa Bemberg (Yo, la peor de todas, 1990).



[UNAS CUANTAS NECESARIAS CONSIDERACIONES]



Hablemos del Siglo VXII. Los españoles la están rompiendo en América (léase: están rompiendo América). En la corte virreinal, uno de los lugares más cultos e ilustrados del virreinato, solían celebrarse fastuosas tertulias a las que acudían teólogos, filósofos, matemáticos, historiadores y todo tipo de humanistas, en su mayoría egresados o profesores de la Real y Pontificia Universidad de México. Allí, como dama de compañía de la virreina, la adolescente Juana desarrolló su intelecto y sus peculiares capacidades de escritura. En repetidas ocasiones escribía sonetos, poemas y elegías fúnebres que eran muy bien recibidas en la corte. Se la conocía entonces como «la muy querida de la virreina».
Muchos críticos y biógrafos atribuyeron la salida de Juana de la Corte a una decepción amorosa, aunque en reiteradas ocasiones ella misma expresó no sentirse atraída por el amor y aseguró que únicamente la vida monástica podría permitirle dedicarse a los estudios científicos e intelectuales. Recibía por sus escritos y sus espectáculos - según se conoce - un módico pago, tanto por parte de la Iglesia como por parte de la Corte.
Se sabe, asimismo, que debido a la «inmoralidad civil» de sus padres – exentos del sacramento matrimonial y, por tanto, «pecadores» ante la naciente sociedad católica americana – sufrió el rechazo de sus pares. Su condición de «hija ilegítima» fue vista como una profanación aberrante ante los ojos de cualquier cristiano del Siglo XVII.
Su vida daría un primer giro inesperado en 1674, fecha en que el virrey de Mancera y su esposa son relevados de su cargo y en Tepeaca, durante el trayecto a Veracruz, fallece Leonor. A ella dedicó Juana varias elegías, entre las que se destaca «De la beldad de Laura enamorados» (siendo «Laura» el seudónimo de la virreina), en la que demuestra su dominio de los tópicos petrarquistas* imperantes del momento.



[*Francesco Petrarca (Italia, 1304). Poeta, filósofo y filólogo. Considerado el precursor del llamado «Humanismo», basado en los modelos ideológicos de la Antigüedad greco-romana. Su poesía dio lugar a nuevas formas y temas dentro del género e influyó determinantemente en la obra de autores europeos posteriores, como Garcilaso de la Vega y William Shakespeare. Esta corriente escritural se conoció como «petrarquismo».]



A finales de 1666, la inexperta Juana llamó la atención del padre Núñez de Miranda (Hernán del Riego en la serie) confesor de virreyes, el cual, al saber que la joven no deseaba casarse, le propuso ingresar en una orden religiosa. Juana aprendió latín en muy pocas clases y, después de un intento fallido con las Carmelitas (cuya regla era la extrema rigidez y disciplina), ingresó a la Orden de San Jerónimo, donde gozó de ciertos beneplácitos y tuvo una celda propia, con  personal de limpieza y otros servicios a su entera disposición. En este Convento, cuyos estatutos le permitieron formarse, permaneció el resto de su vida.
Otra cosa. En aquel momento el Virreinato – al igual que la totalidad del territorio «conquistado» por Europa – se encontraba fuertemente custodiado y vigilado por la Corona Española, así como también por la Iglesia Católica: dos poderes la mayoría de las veces enfrentados. La Iglesia, como era de esperar, desaprueba categóricamente el accionar de Sor Juana, más volcado a la escritura filosófica y artística que a la religiosa. De hecho, Núñez nunca dejó de reprocharle que se ocupara con tanto frenesí de temas mundanos (científicos, filosóficos, literarios), lo cual, junto con el frecuente contacto con las más altas y destacadas personalidades de la época y su fama intelectual, desencadenó descontento y desavenencias entre sus coetáneos.



[EL MOMENTO EXACTO EN EL QUE SE PUDRE TODO]



En 1680 se produce la sustitución de fray Payo Enríquez de Rivera por el ascético y moralista Arzobispo Francisco de Aguiar y Seijas al frente del Virreinato. Al nuevo hombre clave de la Iglesia, particularmente repulsivo, no le temblará el pulso a la hora de dejar bien en claro su misógina misión en la vida. Lo siguiente, por un nombrar un único ejemplo exquisitamente logrado por Canal Once:
Capítulo 4. Minuto 32: Seijas (un genial Carlos Valencia) llega al Arzobispado. Dos párrocos lo persiguen para atender sus necesidades y le informan que en ese mismo momento hay dos mucamas ocupándose de higienizar su habitación para que pueda ocuparla de inmediato. Iracundo, Seijas se da vuelta para responder: «¡¿Cómo se le ocurre meter mujeres en mis aposentos!?¡¿Que no sabe que son la raíz de todo pecado?! ¡No quiero ver a una sola mujer en este Palacio Episcopal!»
Enseguida, claro, manda a cambiar sin miramientos las baldosas de todo el Palacio, ya que han sido pisadas por hembras y, por tanto, «contaminadas de pecado». Así de atrevido.


En fin. Tiempo más tarde, a Sor Juana se le encomienda la confección del Arco Triunfal que adornaría la entrada de los virreyes a la Capital, ocasión para la cual escribe su famoso Neptuno Alegórico. Impresiona de este modo gratamente a los nuevos virreyes, quienes enseguida le ofrecen su protección y su amistad, especialmente la virreina María Luisa Manrique de Lara y Gonzaga (Yolanda Corrales en la serie), condesa de Paredes, quien se vuelve muy cercana a Sor Juana (según se cuenta, María Luisa poseía un retrato de la monja y un anillo que ésta le había regalado). María Luisa es quien, algunos años más tarde, publica los textos de Juana en Madrid, a su regreso a España. Especial énfasis en esta polémica relación realizan tanto la serie de Bravo Films como la película de GEA cinematográfica.

La iniciativa es tibia y poco arriesgada por parte de Bemberg: apenas un beso y un leve roce pseudo erótico entre Juana y la virreina en Yo, la peor de todas (minuto 57), lo que hace pensar en el todavía achatado público latinoamericano de principio de los años ’90. Arriaga, en cambio, ya afianzada en un creciente “gay friendly” Siglo XXI, arremete con algo más que un beso tímido y se lanza exponiendo en la pantalla (nada menos que en la continuista y ultra machista pantalla mexicana) unas cuantas escenas de amor lésbico irrefrenable.
Es cierto que no existen hasta el momento registros filológicos que documenten la veracidad de este en apariencia idílico vínculo (que data de cuatro siglos), pero la osadía y el arrojo de Canal 11 resultan completamente válidos, si consideramos que buena parte de sus académicos, estudiosos y versados acepta y difunde el presunto lesbianismo de Juana como un factor perfectamente posible.


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YO, LA PEOR DE TODAS



[TODO TEXTO ES POLÍTICO Y EL FEMINISMO ES MUY VIEJO]



Como si Juana hubiera tenido poco ya, entre 1690 y 1691 se vio involucrada en una disputa teológica a raíz de una crítica privada que realizaría sobre un sermón del reconocido predicador jesuita Antonio Vieira, que fue publicada a espaldas de Sor Juana por el Obispo de Puebla, Manuel Fernández de Santa Cruz, con el título de Carta Atenagórica. El mismo Fernández de Santa Cruz prologó la Carta bajo el seudónimo de «Sor Filotea», recomendando no sin piscas importantes de sarcasmo a Sor Juana que abandonara las «humanas letras» y se dedicara en cambio a las «divinas letras», de las cuales, según el Obispo, sacaría mayor provecho.
A pesar del rigor de la Inquisición quemando en las calles «libros heréticos» y pisando los talones de los «desobedientes», la reacción de Sor Juana – como además era de esperar - fue un encendido escrito que tituló Respuesta a Sor Filotea de la Cruz, en el que defiende enfervorecida su labor intelectual y reclama los derechos de la mujer a la educación. Breve resumen de estas ideas (para ese momento por supuesto extraordinarias) podemos encontrar en la fantástica escena de la película en cuestión y ya citada, en la que una joven Sor Juana instruye a sus pequeñísimas alumnas comentándoles lo siguiente: «Aquí se os ha enseñado a leer y a escribir. A bordar, a cocinar, a bailar… Todo esto es muy importante, pero hay algo para mí de mayor importancia. Yo quisiera que recordarais siempre que Dios no os puso en vano la percepción, la curiosidad, que nada de eso es del coto privado de los hombres. La inteligencia no tiene sexo.  Y si alguien lo dice – muchos lo dicen- miente. Tampoco es privilegio de los hombres la libertad de indagar sobre los secretos del Universo (…). Recordad: los ojos abiertos! y los oídos también, para percibirlo todo.»
Ahora bien, entre los estudiosos de Sor Juana se han generado diferentes controversias acerca del presunto feminismo que cierto sector de la crítica le atribuye a la monja. El feminismo, por su parte, ha reconocido en Respuesta a Sor Juana y en la redondilla «Hombres necios», auténticos documentos de liberación para las mujeres. De acuerdo con la mayoría de los filólogos, Sor Juana abogó por la igualdad de los sexos y por el derecho de la mujer a adquirir conocimiento, cosa que en aquel momento estaba limitado únicamente al hombre.


1692: En asonancia con la agitación social y política creciente en la Nueva España, se producen rebeliones en el norte del Virreinato; la muchedumbre asalta el Palacio Real y las epidemias se ceban con la población novohispana. Se produce en Sor Juana un extraño cambio: hacia 1693 abandona la escritura y comienza a ocuparse de manera repentina a labores únicamente religiosas. Los críticos católicos han visto en esta actitud una entrega mística a Jesucristo, tras una recapacitación por parte de Sor Juana. Otros, más radicales, sugieren una posible conspiración misógina tramada en su contra, tras la cual fue obligada a dejar de escribir y a cumplir con lo que las autoridades eclesiásticas consideraban las tareas apropiadas de una monja. Su propia penitencia quedó expresada en la firma que estampó con sangre en el libro del convento: «Yo, la peor del mundo.», que se ha convertido, claro está, en una de sus frases más célebres.
La epidemia que se desató en esos años causó estragos en toda la capital. El Convento de San Jerónimo fue incluso uno de los más afectados: nueve de cada diez monjas fallecieron. Sor Juana, que colaboraba en el cuidado de las moribundas, no tardó en contagiarse.



[ENTONCES]



Cuidando en exceso los detalles históricos que envolvieron a Sor Juana, la serie de Arriaga no desatiende las diferentes aproximaciones e interpretaciones de su vida y de su trabajo. Ilustra muy acertadamente a la mujer que, a pesar de las convenciones sociales de su tiempo, busca desesperadamente un lugar favorable para su desarrollo intelectual. Lejos de plantear una historia remota de hace cuatro siglos, la producción pone sobre la mesa los obstáculos que las mujeres todavía enfrentan en sociedades machistas. No obstante, fue fríamente recibida por el sorjuanismo internacional, que juzgó duramente su contenido sexual explícito.
De esta manera, la moderna producción de Canal 11 - que alterna ingeniosamente desde el capítulo uno las imágenes que muestran los sinsabores sufridos por la Juana cortesana con aquellas que viene  a ilustrar las últimas horas de la Juana Jerónima, ya débil y postrada - se arriesga en la pantalla chica con un homenaje muy bien logrado a la gran poeta mexicana, que más allá de aparecer en los billetes de doscientos pesos, no parece haber repercutido demasiado en el pensamiento colectivo de las mujeres de México: el país de la telenovela, que alaba a la damisela en peligro y desprecia a la mujer empoderada, rara vez aplaude contenidos que pongan en duda la perspectiva machista. Digamos sí: buena jugada de Arriaga.

Basada en el ensayo sociológico de Octavio Paz (Las trampas de la fe, 1982), y con las celebradísimas actuaciones de Alterio, un joven Romano y hasta un simpático Fernando Noy inquisidor, la película de noventosa de Bemberg no parece llegarle al trabajo de Arriaga ni a los talones.



[¿+ COSAS QUE QUEDARON EN EL TINTERO?]



Sor Juana Inés de la Cruz escribe mayoritariamente en términos científicos y no religiosos;
Consigue un innovador dominio del verso, aunque con una influencia permanente de la poesía barroca de los españoles consagrados Luis de Góngora, Lope de Vega y Francisco de Quevedo, a quienes había leído en demasía y admiraba grandemente;
En sus escritos más celebrados, se adivina su agudeza y su obsesión por lograr un estilo personal, dinámico, enérgico y sin imposiciones. Plantea en su obra diferentes problemas existenciales con una manifiesta intención aleccionadora, recurriendo a tópicos y recursos típicos de un barroco en boga;
La poesía amorosa de Sor Juana asume la larga tradición de los modelos fijados en el Renacimiento español, que evolucionaron sin rupturas hacia el Barroco. Así, en su producción podrán encontrarse las típicas antítesis petrarquistas, los lamentos y quejas del amor cortés, la tradición neoplatónica y el neoestoicismo barroco de Quevedo. Sin embargo, por primera vez en la literatura hispanohablante la mujer deja de ser el elemento pasivo de la relación amorosa y recupera su derecho a expresar la variada gama de situaciones del amor;
Se alza como una tenaz defensora del mundo indígena;
Es reconocida internacionalmente como la pionera indiscutible del movimiento moderno de liberación femenina en el mundo hispanohablante;
Tanto el reconocido historiador Marcelino Menéndez Pelayo como el nobel mexicano Octavio Paz han considerado a la obra de Sor Juana como una ruptura de los cánones de la literatura femenina escrita hasta ese momento, al inmiscuirse la poeta en cuestiones epistemológicas ajenas a la mujer del Siglo XVII y al disertar con sólida firmeza sobre cuestiones filosóficas;                 
Durante el Siglo XIX la popularidad de Sor Juana se va diluyendo, como lo prueban varias expresiones de intelectuales decimonónicos: Joaquín García Icazbalceta habla de una «absoluta depravación del lenguaje»; Menéndez Pelayo, de la pedantería arrogante de su estilo barroco y José María Vigil de un «enmarañado e insufrible gongorismo»;
A partir del interés que la Generación del ’27 suscita por Góngora, tanto literatos de América como de España comienzan la revaloración de la poeta. Diversos intelectuales del Siglo XX escriben sobre la vasta obra de Sor Juana, aportes que permiten reconstruir, parcialmente, la vida de Juana Inés, así como también formular algunas hipótesis – hasta entonces no planteadas – sobre los rasgos característicos de su producción.



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👉 LA VERDAD





FICHAS TÉCNICAS



Juana Inés, 2015

Yo, la peor de todas, 1990


GÉNERO: Drama histórico
DURACIÓN: 7 capítulos
DIRECCIÓN: Patricia Arriaga Jordán
PRODUCCIÓN: Bravo Films
GUIÓN: Patricia Arriaga Jordán / Mónika Revilla / Javier Peñalosa
DISTRIBUCIÓN: Canal 11
PAÍS: México
PROTAGONISTAS: Arantza Ruiz, Arcelia Ramírez, Hernán del Riego, Margarita Sánz, Lisa Owen, Yolanda Corrales, Carlos Valencia.




GÉNERO: Drama histórico
DURACIÓN: 105 minutos
DIRECCIÓN: María Luisa Bemberg
PRODUCCIÓN: José Luis García / Lita Stantic
GUIÓN: María Luisa Bemberg / Antonio Larreta / Octavio Paz
FOTOGRAFÍA: Félix Monti
MÚSICA: Luis María Serra
MONTAJE: Juan Carlos Macias
PAÍS: Argentina
PROTAGONISTAS: Assumpta Serna, Dominique Sanda, Héctor Alterio, Lautaro Murúa, Gerardo Romano.




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LEMEBEL

Hace apenas unas semanas visité algunas salas de cine de Mar del Plata hurgando en la muy variada programación del 34º Festival Internacional de Cine. Grande fue mi sorpresa al percatarme de que el multipremiado documental chileno Lemebel (Reposi, 2019) aparecía únicamente tres veces en la grilla. Conseguí entradas, sí, pero la sala explotó al momento de la proyección, al punto de quedarse sin butaca disponible una buena parte de los asistentes.

No es para menos. El filme, estrenado en septiembre de este año y galardonado con el Teddy LGTB+ durante el Berlinale (Festival de Cine de Berlín), rompió récords de audiencia con más de once mil espectadores en las primeras dos semanas en cartelera.



[¿LOCO? UN POCO, NADA MÁS]



El genio Lemebel – que desde niño ya se sabía genio – nació un 21 de noviembre de 1952, en un barrio marginal de Santiago de Chile.  A mediados de unos intensos años ’60 se mudó con su familia a un conjunto de viviendas sociales sobre la arteria vial sur, conocida como Avenida Departamental. Recibió, por H y por B, el más crudo bullying durante su infancia y su adolescencia. Tuvo unos padres de mil amores, si bien pobres e iletrados. Fue profesor de artes plásticas durante los 70s, aunque despedido siempre por su «demasiado visible» homosexualidad. Poeta, escritor, artista visual y pionero del movimiento queer en América Latina, supo sacudir a la pacata sociedad chilena de los 80s y los 90s, nada menos que durante el oscuro y calamitoso pinochetismo.
Ahora bien, salgo del cine, leo una de las críticas online y cito en el bloc de notas: «el documental de Joanna acierta en el tono generoso de situaciones, el despliegue de imágenes de archivo y la anécdota inmortal de la visita de Lemebel a un canal de televisión en un reportaje emitido en vivo, donde repentinamente rinde homenaje en plena pantalla a las mujeres torturadas por la dictadura de Pinochet.»
Es cierto. Las diapositivas proyectadas en el edificio que fue su casa de la infancia, los testimonios y las voces en off, las acciones performáticas llevadas a cabo en plena calle por las «Yeguas del Apocalipsis» [Lemebel, Casas]: halla Reposi en estos recursos un modo poético y excepcional de contarnos la historia, de introducirnos en la vida y en la obra de un Pedro estético, aparatoso pero noble en su manera particular de atravesar el arte, de vivirlo, intervenirlo y compartirlo.



[SIN EMBARGO]



La controversia. Infaltable. A la salida del cine (durante el estreno, en este caso) Víctor Robles, activista y amigo cercano del escritor, criticó duramente el documental en entrevista con algunos medios de comunicación chilenos. Manifestó en ellos su indignación por una supuesta manipulación de la figura de Pedro, en la que se enfatiza - intencionalmente o no-  sobre la metáfora de un personaje atormentado, melancólico, parco, que nada tiene que ver con el verdadero Lemebel: alegre, irónico, icónico, mordaz. Reprocha Robles a Reposi, además, la ausencia deliberada de la figura de Gladys Marín (secretaria general del Partido Comunista de Chile y gran amiga de Pedro), así como también la omisión casi completa de su costado político.
Algo de su costado político, por ejemplo, podría ser lo siguiente: Es 1986. La izquierda chilena se ha reunido completita en la histórica Estación Mapocho. Pedro hace su aparición en la solemne reunión aunque, para sorpresa de todos, viste tacones y vestido, y lleva por maquillaje el símbolo comunista ruso (hoz y  martillo) cubriendo la parte izquierda de su cara. Allí lee, endiosado y sublime, el que hoy se reconoce como uno de sus más famosos textos: «hablo por mi diferencia». Probablemente no es la primera vez que Pedro habla por su diferencia, pero sí es la primera vez que un marica lo hace frente a la muchachada diplomática de saco y corbata (y así vestido). Pero ¿Qué rescata Reposi de esta anécdota? No todo, claro. Casi nada, en realidad. Apenas la foto que da cuenta de que hubo efectivamente una performance.
Otro asterisco de su costado político que Reposi «descuida» es el que tiene que ver con lo siguiente: durante los 80s Pedro conoció a las feministas y también escritoras Pía Barros, Raquel Olea, Diamela Eltit y Nelly Richard, las cuales lo acercaron a organismos culturales alternativos, opositores de la dictadura y del oficialismo académico. Desde allí se alza y opera -en cuerpo y en papel- en favor del oprimido y en defensa del marginado social. No obstante, sabemos bien que su militancia en muchos de estos círculos - así como también en la misma izquierda política - se vio truncada arbitrariamente por el prejuicio recaído sobre su condición homosexual.
Dice Reposi de todo esto: «Que hayan salido un par de voces echando de menos algún aspecto de su vida lo entiendo como algo natural e incluso lo encuentro bueno, porque uno de los objetivos centrales de este proyecto era volver a instalar su figura. A esta película la pensamos juntos y nunca fue concebida como una biografía clásica. Él era fascinante y se pueden hacer múltiples filmes sobre él, como pasa con las grandes figuras.»
En efecto, no se trata de una biografía. No existe una delimitación de fechas, cronologías o incluso temáticas. Es un documental, y para nada es un sacrilegio que se haya elegido hacer de esta forma y no de otra.



[CORAZÓN DE POETA]



El que no conoce a Pedro Lemebel lo puede conocer con esto que hizo Joanna, que es visual y poéticamente maravilloso. Claro que sólo se estaría conociendo una parte minúscula de lo que fue «el gran Lemebel», claro que se hubiera podido más, claro que (complete usted). Pero lo que no se diga de Pedro también se puede googlear o preguntar o averiguar (que de autodidactismo nadie se ha muerto). Lo que no se sepa de Pedro también se puede adivinar o entrever en la explosión de su escritura (abajo la lista de libros para que salgan corriendo a gastar todos los ahorros que quedaban para navidad).
Está bien la crítica que viene desde quien lo ha conocido bien, desde quien fue un amigo o un secuaz de la vida, pero propongo que, como simples espectadores / lectores / admiradores, no nos pongamos ni tan perezosos, ni tan exigentes, ni tan hipócritas. Miremos este documental porque siempre está bueno excedernos de Lemebel, y porque sabe mostrar a un Pedro que salió a decir en la mitad de una dictadura que nuestros cuerpos valen, que nuestro arte vale, que nuestras bocas también saben gritar. Después, si tenemos ganas, completamos lo otro por nuestra cuenta (o no). Y en todo caso también se puede mirar Corazón en fuga (Verónica Qüense, 2008, 53 min), mucho más politizado y chic. Está buenísimo y está en YouTube.

Abajo todo 👇




«no soy Pasolini pidiendo explicaciones / no soy Ginsberg expulsado de Cuba / no soy un marica disfrazado de poeta / no necesito disfraz / aquí está mi cara / hablo por mi diferencia / defendiendo lo que soy / y no soy tan raro / me apesta la injusticia / y sospecho de esta cueca democrática / pero no me hable del proletariado / porque ser pobre y maricón es peor / hay que ser ácido para soportarlo / es darle un rodeo a los machitos de la esquina / es un padre que te odia / porque al hijo se le dobla la patita (…) / porque la dictadura pasa  / y viene la democracia / y detrasito el socialismo / ¿y entonces? / ¿qué harán con nosotros compañero? / ¿nos amarrarán de las trenzas en fardos / con destino a un sidario cubano? / nos meterán en algún tren de ninguna parte (…) / el fusil se lo dejo a usted / que tiene la sangre fría / y no es miedo / el miedo se me fue pasando / de atajar cuchillos / en los sótanos sexuales donde anduve / y no se sienta agredido / si le hablo de estas cosas / y le miro el bulto / no soy hipócrita / ¿acaso las tetas de una mujer / no lo hacen bajar la vista? (…) / la gente guarda las distancias / la gente comprende y dice / es marica pero escribe bien / es marica pero es buen amigo / súper buena onda / yo no soy buena onda / yo acepto al mundo / sin pedirle esa buena onda (…) / yo no voy a cambiar por el marxismo / que me rechazó tantas veces / no necesito cambiar / soy más subversivo que usted / no voy a cambiar solamente / porque los pobres y los ricos / a otro perro con ese hueso / tampoco porque el capitalismo es injusto / en Nueva York los maricas se besan en la calle / pero esa parte se la dejo a usted / que tanto le interesa / que la revolución no se pudra del todo / a usted le doy este mensaje / y no es por mí / yo estoy viejo / y su utopía es para las generaciones futuras / hay tantos niños que van a nacer / con una alita rota / y yo quiero que vuelen compañero / que su revolución / les dé un pedazo de cielo rojo / para que puedan volar.»


Fragmento de «hablo por mi diferencia (manifiesto)»




ESCRITOS POR PEDRO EN LIBRERÍAS:


La esquina es mi corazón (1995); Loco afán: crónicas de sidario (1996); De perlas y cicatrices (1998); Tengo miedo, torero (2001); Zanjón de la Aguada (2003); Adiós mariquita linda (2004); Serenata cafiola (2008); Háblame de amores (2012); Mi amiga Gladys (2016, póstumo);






FICHA TÉCNICA

GÉNERO: Documental

DIRECCIÓN & GUIÓN: Joanna Reposi Garibaldi

PRODUCCIÓN: Paula Sáenz Laguna | Solita Producciones (Chile / Colombia)

MÚSICA: Camilo Salinas

FOTOGRAFÍA: Niles Atallah

DURACIÓN: 96 min.

AÑO: 2019



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👉 BBC




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KILL YOUR DARLINGS

Se supone que debería resultar inequívoco hallar un punto de encuentro entre la estética sediciosa e impertinente de la generación beat y el Hollywood contestatario de las primeras décadas del Siglo XXI. Así lo pensó John Krokidas en 2013, tras su debut como director de largometrajes con su Kill your darlings, película que, prejuicios de por medio, tuvo su estreno mundial en el Festival de Cine de Sundance, en el mismísimo Park City.
Se trata de un panorama aproximado acerca de la gestación y posibles primeros encuentros de quienes pasarían a la historia como referentes indiscutibles de esta generación de escritores: Allen Ginsberg, Jack Kerouac y William Burroughs.

¿Cómo, cuándo, dónde? Repasemos:



[ACERCA DE ALLEN]



Nació en Newark, en 1926;
Fue un ferviente opositor del capitalismo, el materialismo económico, la política imperial, el militarismo y la represión sexual;
En su fugaz paso por la Universidad de Columbia – de la cual fue expulsado-  conoció a quienes serían, de ese tiempo a esta parte, sus compañeros pilares de la llamada «New Vision», necesaria y esencial para abandonar los convencionalismos académicos: Jack Kerouac y William Burroughs;
Rasguñó el Pulitzer en 1995, quedando entre los finalistas;
Su poesía estuvo influenciada por el modernismo, el romanticismo, la cadencia jazz, el beat y el budismo Kagyu;
Se consideraba heredero de William Blake, Walt Whitman, William Carlos Williams y Federico García Lorca;
Fue abiertamente homosexual; muchos de sus poemas se centran en su relación con el también poeta y actor Peter Orlovsky, a quien dedicó Kaddish and Other Poems (1961);
En 1965 fue invitado a una Conferencia de Escritores en Cuba, por la ministra cubana Haydeé Santamaría, pero resultó expulsado de dicho país a los pocos días, por su manifiesto repudio a la persecución de homosexuales ejercida en ese momento por el gobierno de Fidel Castro;
Debido a su explícita simpatía hacia el pacifismo y las nacientes políticas de izquierda (visitó India, Cuba, la Unión Soviética y la Nicaragua Sandinista), y a su participación en multitud de manifestaciones contra la intervención estadounidense en Vietnam, fue incluido en la lista de USIA (Agencia de Información de USA), de ciudadanos estadounidenses que tenían prohibido viajar al extranjero;
Junto a Anne Waldman, fundó y financió en 1974 la «Jack Kerouac School of Disembodied Poetics»;
Su obra fundamental, Howl and Other Poems, fue publicada en 1956 por una pequeña editorial en San Francisco y considerada «escandalosa», debido a la crudeza de su lenguaje, a menudo muy explícito. El libro fue prohibido poco después de su publicación y condenado por «obscenidad». Dicha prohibición fue un hito judicial entre los defensores de la primera enmienda de la Constitución estadounidense, y fue anulada tras el veredicto del juez Clayton W. Horn, quien declaró que el poema de Ginsberg detentaba tanto calidad literaria como relevancia social e intelectual.



[LXS QUE FUERON «BEAT» DE VERDAD]



A finales de 1952 apareció en el New York Times Magazine un artículo titulado «This is the beat generation», haciendo referencia a este grupo de escritores que venían dar el escarmiento social de la década, el cual se convertiría luego en un sugestivo fenómeno cultural. El término «beat» comenzó a difundirse rápidamente.
Algunos rasgos definitorios de este grupo fueron: la utilización de un discurso transgresor y libertario, la provocación constante en los ámbitos intelectuales y académicos, el rechazo a los valores clásicos y patriarcales estadounidenses, el uso deliberado y abusivo de alcohol y drogas, la gran libertad sexual y el estudio y la práctica de la filosofía oriental.
Además de Allen, este grupo estuvo integrado por los también poetas y escritores Lucien Carr, William Burroughs, Jack Kerouac, Neal Cassady, Herbert Huncke, Carl Solomon y Peter Orlovsky, entre otros.
Puesto en boca de una mujer, el discurso libertario de la Beat Generation chocaba fuertemente con el conservadurismo moral del país. Las figuras masculinas del movimiento eran tratadas con rudeza por las autoridades de Nueva York. La represión social llegó al extremo en el caso de las mujeres, que en muchos casos llegaron a ser internadas en hospitales psiquiátricos y tratadas con electroshock. Fueron poetas beat Elise Cowen, Denise Levertov, Lenore Kandel, Diane Di Prima, Joan Vollmer, Ruth Weiss y Diane Wakoski.
La estética de los «beat» - soez, impertinente – fue absorbida ipso facto por la cultura de masas y muchas de sus producciones se convirtieron en obras de culto entre los más jóvenes, durante los ’60, los ’70 e incluso los ’80.
En 1958, con la intención de parodiar y desprestigiar al movimiento, apareció el término «beatnik», fusión de las palabras «beat» y «Sputnik»*, sugiriendo la condición antiestadounidense y comunista del movimiento.


(*Sputnik, en ruso «satélite», fue el primero en la historia en ser lanzado al espacio por la Unión Soviética, en 1957.)



[THE NEW VISION]



Volvamos entonces a Kill your darlings (Krokidas, 2013): New York, año 1943. Allen Ginsberg (Daniel Radcliffe) es el nuevo y recién ingresado estudiante en la Universidad de Columbia. Allí conocerá al joven y carismático Lucien Carr (Dane DeHaan), profundamente influyente en la temprana poesía de Allen, y determinante figura a la hora de definir tanto su camino intelectual como su “despertar” homosexual.
La personalidad apocada de un joven e ingenuo Ginsberg es modestamente interpretada por el ex Harry Potter, con una más que aceptable actuación y un as de osadía bajo la manga, atreviéndose incluso a algunas escenas de talante sexual explícito. DeHaan, por su parte, se lleva el oro de los créditos con su performance impecable.



[LOS PEROS]



No hay una forma sencilla de comprender, por más buena voluntad que se quiera poner, el contexto biográfico / histórico que se pretende mostrar, a menos que éste se haya revisado aunque sea un poco de forma previa [aunque sea en Wiki];

Se advierte una insistencia un tanto desprolija en cierta correspondencia (forzada correspondencia) entre la vida académica y la vida sexual del protagonista, sugiriendo que un nuevo modelo de arte y una nueva y renovada visión de la poesía, como género reformador y subversivo, vendría a ser “castigada” (en los ’40) del mismo modo que una sexualidad no hegemónica (no heteronormativamente aceptada). En realidad, la homologación «poesía/sexo» que Ginsberg profesaba, tenía más que ver con la potencia coyuntural de cierto estímulo, un enlace de fuerzas puesto a trabajar en favor de la escritura. Decía él: «La poesía es generalmente una articulación de sentimientos. Un sentimiento es un impulso que se inicia dentro, como el impulso sexual. Es casi tan definido como eso. Es un sentimiento que empieza en un lugar del fondo del estómago, asciende por el pecho, sale por la boca y los oídos, y se revela como un aullido, un arrullo, un suspiro.»;

El boceto harto fugaz que se quiere presentar en la película, acerca de algunos aspectos de la vida familiar de Allen (un padre maestro de escuela, poeta, arraigado a la tradición / una madre emocionalmente perturbada, con evidentes muestras de inestabilidad), termina siendo deficiente, poco profundo e improductivo para la historia que se está queriendo contar.

El guión, escrito y producido por el propio Krokidas, deja asimismo otros cuantos huecos, narrativos y biográficos elementales sin cubrir o sin desarrollar: se nos presenta a un grupo combativo de jóvenes – polémicas mentes de también polémicas nuevas ideas – harto, sí, del orbe universitario opresivo, conservador e institucionalizado, pero se nos deja a medias en este camino, desprovisto de los detalles y de las especificaciones relativas al entorno intelectual en el que se solía mover este grupo;

«Algunas cosas, una vez que las has amado, te pertenecen para siempre. Y si intentas dejarlas ir, simplemente vuelven a regresar a ti: se convierten en una parte de quien eres.» Minuto setenta. La película da finalmente el giro dramático que estamos esperando y que le rinde honor al título. El siempre enigmático Lucien Carr, envuelto en una extraña y nunca del todo clara relación con el ex profesor universitario David Kammerer (Michael Hall), comete un crimen que salpicará de sangre a toda una generación. Los supuestos involucrados y cómplices (Kerouac y Burroughs) terminan exentos de cargos y de condenas, mientras que Carr es sentenciado a veinte años en la correccional Elmira (NY), de los cuales cumple apenas dos. Krokidas es, sin embargo, muy poco claro a la hora de abordar estos sucesos: las escenas que a ellos refieren son confusas y con un excesivo incremento de elementos implícitos, que desconciertan al espectador y lo distancian del argumento central;

Según la ley de aquellos años (la homosexualidad era considerada un delito y las leyes de sodomía continuaban vigentes), el «Honor Slaying» o «crimen por honor» se refiere a un ataque letal cometido cuando el acusado se está defendiendo contra un conocido homosexual. Si el acusado es heterosexual podrá ser perdonado, pero si el acusado es homosexual se lo acusará de homicidio en primer grado. Si bien la llamada «revolución gay» todavía no se ha producido al momento del homicidio de Kammerer, no hay manera ni posibilidad remotamente viable de que el Allen Ginsberg que conocemos (abiertamente gay, defensor de minorías, ferviente opositor de la obsoleta y mojigata “moralidad” social) aceptara oficiar de testigo a favor de Carr, tras una legislación de semejante calaña. La vida misma, así como la película, darán clara cuenta de ello (Krokidas: a esto sí te lo damos).



[ENCENDER EL MUNDO A PARTIR DEL ARTE]



La película logra - de un modo algo gris pero efectivo – esbozar el génesis fundacional de la literatura beat, voz empoderada de una generación incómoda y, como ya se ha dicho, harta de la hipocresía conservadora de la posguerra, adepta a la experimentación y a las adicciones, y portadora de una desinhibida y nueva «visión», surgida, a su vez, de nuevas y urgentes necesidades: un nuevo precepto cultural y artístico, pregonador del inconformismo, la enajenación de los sentidos y la expresión máxima del ser.
Los yanquis, los marginados, los homosexuales y los cuestionadores más radicales del orden hegemónico encontrarán un perfecto aliado en este esquema social-poético de transformaciones, excesos y revelaciones.






FICHA TÉCNICA

GÉNERO: Drama

DURACIÓN: 104 minutos

DIRECCIÓN: John Krokidas

PRODUCCIÓN: Christine Vachon / John Krokidas / Michael Benaroya

GUIÓN: John Krokidas / Austin Bunn

FOTOGRAFÍA: Sebastián Gallo

MÚSICA: Nico Muhly

MONTAJE: Reed Morano

PAÍS: Estados Unidos

AÑO: 2013

PROTAGONISTAS: Daniel Radcliffe / Dane DeHaan / Ben Foster / Michael Hall / Jack Huston / Jennifer Jason Leigh / Elizabeth Olsen /



+INFO

👉 CINERALIA




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HOWL


Resulta que el cine experimental también tuvo sus quince minutos de Allen en 2010 con Howl (Epstein y Friedman).
Naturalmente, los textos integran el libro Howl and Other Poems (Ginsberg, 1956) son el motor de esta cinta que, alejada del modelo típico del biopic y más cercana al de documental chic, esboza una especie de atractivo ensayo (estético / artístico) de la vida y obra del controversial escritor neoyorkino, homenajeando asimismo al collage heteróclito, al surrealismo y al cine animado.
La película se articula a partir de tres vías “narrativas”: entrevista / juicio público / lectura de poesía. Tengamos a bien detenernos brevemente en cada una de las anteriores:



I) Se reproducen fragmentos de una entrevista, realizada a un joven Allen Ginsberg (James Franco) – en la intimidad de su casa, en un clima claramente no intelectual y desinhibido -, la cual hace las veces de apócrifo «material de archivo», con un también apócrifo e invisible “entrevistador / periodista”, que es quien, se supone, lo está interpelando. Estos fragmentos vienen a revisar y a repasar muy fugazmente algunos aspectos sobre la personalidad de Ginsberg, su visión del arte, su modo de entender la escritura y sus apreciaciones más picantes sobre su propia obra poética.
Se trata de un liviano y superficial “apunte biográfico”, que da a Franco la oportunidad de dar con una de sus mejores interpretaciones, naturalizando los gestos, los titubeos y hasta los movimientos del reconocido escritor (excelentemente logrados) y revelando los matices de exaltación y de quietud de un artista ícono que supo transgredir límites, liderar una esencial contracultura, quebrar tabúes y sacudir a toda una generación.



II) A todo color se nos muestran, como segunda contracara de un tríptico, escenas del juicio por obscenidad celebrado en San Francisco en 1957 al editor y cofundador de City Lights Books, Lawrence Ferlinghetti. Es este momento de drama legal el que despliega y pone de manifiesto el escándalo social, editorial y artístico que significó Howl and Other Poems, tanto en las letras como en la pacata sociedad norteamericana de finales de los ’50. El contexto del juicio, como en Kill your darlings, corre exclusivamente por cuenta del espectador. 
A finales de 1955, ya instalado en San Francisco, Allen entrega a la imprenta Howl, un largo poema dividido en tres partes. El libro circuló sin sobresaltos en su primera edición, de quinientos ejemplares. En mayo de 1957, la segunda edición (esta vez de tres mil ejemplares) fue retirada de las librerías bajo acusaciones de «obscenidad», formuladas por el fiscal público Chester McPhee, quien sostuvo en su sentencia: «Usted no querría que sus hijos se cruzaran con esto». Una vez finalizado el juicio, que cuestionaba tanto el futuro del editor como el valor literario del libro, Ferlinghetti fue declarado inocente y las restricciones sobre Howl se levantaron. El libro, no obstante, se había convertido para esas alturas en un mito vivo de la cultura pop y del arte contemporáneo, así como también en un ícono redentor de la libertad de expresión. 



III) La tercera y mejor lograda línea argumental del film está compuesta por una serie de flashbacks en blanco y negro que reproducen el mítico encuentro poético de la Six Gallery, el 7 de Octubre de 1955, en el que Ginsberg recitó el poema enfervorizado, provocando a un público en continua expectación y al límite, y reafirmando con gran ingenio su lugar como escritor. A Ferlinghetti, caza talentos de turno, no le quedarían ni dudas ni reparos sobre su próximo poeta estrella.
Todo este desborde de pasión [y tensión] recitada «en vivo» a ritmo de Jazz, es acompañada por una secuencia animada estilo demodé, a cargo del novelista gráfico Eric Drooker, genial anexo digital de «fantasía beat»: un guiño más que acertado de las leyendas Epstein y Friedman.



«En los poemas de Ginsberg entra todo: la política, el sexo, la opresión, la prensa, la radiación, los paisajes urbanos, los suburbios en donde la ciudad termina, pero siempre hay un foco en el hombre individual, ese que aún vapuleado, llevado de aquí para allá por un destino que no le pertenece, es capaz de gritar, de hacer saber que existe. Es desde esa intemperie, desde el patio de atrás de la civilización industrial, que Ginsberg nos instiga a expresar nuestro deseo, retomando además la conciencia de que todos estamos en el mismo barco, y que ese sólo hecho es suficiente para cantar la intensa gratitud de existir. (…) Desde el joven que enfrenta a la policía manifestándose en contra de la guerra de Vietnam, el que canta la libertad sexual y se busca a sí mismo en el LSD, el que es clasificado de “riesgo a la seguridad del Estado” por el FBI, al que años después hace un voto de pobreza y enseña poesía y meditación budista en las montañas del Naropa Institute de Colorado, Allen Ginsberg concibe el ejercicio de su arte como experimentación y actitud ante la vida.» (Mario Nosotti, en «Ginsberg, un poeta que aúlla desde el patio de atrás»; 2019)


La película está bien, para resumir de manera pragmática; respeta cierta coherencia cronológica y hace su mejor esfuerzo para dejar a un cine contemporáneo experimental bien parado y con esperables y respetables “buenas” críticas. La forma «multidisciplinar» en la que se revela el argumento, deja constancia de un vasto trabajo en la dirección y en la producción del film, y un reflejo bastante atinado de lo que ha sido (y sigue siendo en nuestros días) la cultura modo «beat».








FICHA TÉCNICA

GÉNERO: Drama Biográfico

DURACIÓN: 84 minutos

DIRECCIÓN: Rob Epstein /  Jeffrey Friedman

PRODUCCIÓN: Gus Van Sant / Jawal Nga

GUIÓN: Epstein / Friedman

FOTOGRAFÍA: Edward Lachman

MÚSICA: Carter Burwell

PAÍS: Estados Unidos

AÑO: 2010

PROTAGONISTAS: James Franco / Aaron Tveit / Jon Hamm / David Strathairn / Bob Balaban / Todd Rotondi / Andrew Rogers / Alessandro Nivola









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COLETTE


28/01/2019 ↭ Confieso esto: mi primer encuentro con Colette fue a través de Alejandra. En sus Diarios, si estoy recordando bien, se jacta de haber leído la obra de Gabrielle más de una vez, al punto de admirarla descomunalmente. Googleé, pregunté, investigué, fisgoneé, leí, leí más, volví a leer, hasta darme finalmente cierta idea de porqué la exagerada fascinación.
Supe de la película - by the way - por una inverosímil casualidad (cuándo no), y me apuré a escribir esta muy breve reseña porque intuí que hoy – el día en que Colette hubiera cumplido años – tendría una buena excusa para compartirla.




[ALGUNAS ESTRELLAS: CLAUDINE EN LA ESCUELA / COLETTE EN PARÍS]



La figura de Colette ha sido fundamental para la parte más chic de la literatura postmoderna. Rebelde y desinhibida, fluyó con estilo propio y un ingenio creativo sin igual dentro de la Europa enrarecida de principios del XX.
El film de Westmoreland (Colette: Liberación y deseo; Bold Films, 2018) centra los ojos en los primeros años de su “despertar narrativo”, cuando – casada todavía con Henry Gauthier-Villars («Willy») – escribió y publicó la serie Claudine (1900-1903) bajo la falsa firma de su marido. Claudine, cuyo argumento inicial giró alrededor de los recuerdos de la época escolar de la misma Colette, resultó de inmediato un éxito editorial y supuso la consagración y posterior fama literaria de Willy, un sofisticado aristócrata, pensador adelantado y liberal, pero perversamente estafador y mundano.
Keira Knightley resultó la elegida. Llevó bien el papel, aunque no con sobresalientes. Dominic West, por su parte, encarna al perverso villano «Willy»,  adueñándose por completo de la mayoría de las situaciones escénicas, con un porte sofisticado más que creíble y una interpretación arrasadora.
Sin embargo, no parece suficiente. La fuerza de Colette, su provocación innata, su soberbia seducción, su batalla contra las sujeciones sociales y su inherente afiliación al mandato patriarcal, no se ven en el film claramente identificables. Sutiles, y con un pobre desarrollo argumental, se entrevén apenas tibios temas tan polémicos como el de identidad de género, homosexualidad femenina y violencia psicológica. Están – no se puede negar – pero apagados y demasiado débiles.
Un diez – esto sí hay que decirlo -  para la fotografía y para el vestuario.



[NINGUNA ESTRELLA: LOS AUSENTES PRESENTES]



Ya madura, pero resistente a su esencia, Colette adquirió celebridad con su novela Gigi (1944), llevada al cine por Vincente Minnelli en 1958. Presidió la Academia Goncourt, asimismo, entre 1949 y 1954. Volvió a casarse y a tramitar dos divorcios: primero con el periodista Henry de Jouvenel y luego con el también periodista Maurice Goudeket, el cual, tras publicar las Obras Completas, extendió su fama fuera de Francia. Fue una gran lectora y amiga de sus contemporáneos, entre los cuales se encontraban Marcel Proust, Jean Cocteau y Paul Valèry. Cuestiones biográficas, en fin, que parecen haber quedado al margen de la atención de Westmoreland.
La película fija su mirada en el tramo más glamoroso de la vida de la escritora, dejando a mitad de camino la complejidad dramática y la riqueza contextual que lo soporta.  Apoyada en lo que parece ser un riguroso academicismo, la estética cinematográfica peca de lugares comunes, favoreciendo un tinte convencional y chato, poco representativo del personaje que se quiere festejar. Se deja al descubierto una estructura narrativa demasiado tradicional y poco atractiva, lista para los premios y las nominaciones, pero no para los riesgos y los aplausos.



El homenaje, a fin de cuentas, es más o menos válido. Colette cautivó y escandalizó por igual a varias generaciones; se convirtió en un ícono, una referencia en la moda, la liberación sexual y el empoderamiento femenino. A su manera, la Colette de la vida real, su obra y su modus vivendi han sido clave a la hora de trazar una senda hacia la reivindicación de la mujer por sobre la dominación social e ideológica del hombre, y otra – igual de ardua - hacia el cisma de la carne y el espíritu. Colette vendrá para amedrentar, y será París su escenario más conveniente e idóneo y su más efectivo partenaire, abarrotado de arte nuevo, de jugosos escándalos, de afamados e influyentes intelectuales y de modernas e inéditas «modas». La Colette de Westmoreland, aún con sus grietas y desaciertos, hace justicia a esta parte de la historia. Es el suyo, sí, un testimonio de liberación y de deseo.





FICHA TÉCNICA

DIRECCIÓN: Wash Westmoreland

PRODUCCIÓN: Elizabeth Karlsen / Pamela Koffer / Michel Litvak / Christine Vachon

GUIÓN: Wash Westmoreland / Rebecca Lenkiewicz

FOTOGRAFÍA: Giles Nuttgens

MONTAJE: Lucía Zucchetti

VESTUARIO: Andrea Flesch

PROTAGONISTAS: Keira Knightley / Dominic West / Fiona Shaw / Denise Gough / Eleanor Tomlinson



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THE HOURS


[UNA PARA TODAS]


Con un Óscar bajo el brazo salió Nicole Kidman el 23 de marzo de 2003, mérito que obtuvo tras interpretar a una perturbada y ya madura Virginia Woolf en Las Horas (Stephen Daldry, 2002). El largometraje, adaptación de la novela homónima de Michael Cunningham – Pulitzer en el ’99 - , se estrenó de manera simultánea en Los Ángeles y en New York un 25 de diciembre, recaudando en poco tiempo cuatro veces su presupuesto.
Igual que en el libro, son tres los ejes argumentales por donde nos hace deambular aleatoriamente la película:


#milnovecientosveintitrés: en su residencia de Richmond (Londres, Reino Unido) Virginia empieza a escribir Mrs. Dalloway. Cada vez más afectada por un delicado y complejo estado mental y depresivo, sometida a un estricto tratamiento, alejada de su marido y hastiada ya de un desarraigo nocivamente multiplicado, se sumerge en la redacción de su novela más controvertida;


#milnovecientoscincuentayuno: Laura Brown lee fragmentos de Mrs. Dalloway durante el día de cumpleaños de su marido; aparenta una felicidad automatizada, prepara un pastel junto a su hijo de 6 años, finge confort y bienestar; ama secretamente a su vecina, la cual se encuentra gravemente enferma. Su infelicidad va en ascenso: asumiendo a medias sus serios problemas de depresión, decide poner fin a su vida, aunque a último momento desiste de esta fatal intención;


#dosmiluno: Clarissa Vaughan, importante editora newyorkina, bisexual y prototipo obligado de la mujer del siglo XXI, prepara un ostentoso homenaje para el frágil y moribundo poeta Richard Brown - hijo de Laura Brown, enfermo de HIV - de quien parece estar confusamente enamorada;



Tres tiempos / tres días / tres mujeres, cuyas vidas se ven conectadas por una cuarta mujer – más textual, más literaria – que está en constante diálogo con las otras y que se encuentra muy cerca de convertirse, infaliblemente, en álter ego de cada una de ellas: la señora Dalloway.



[LO QUE SABEMOS DE VIRGINIA Y ES DIVERTIDO]



➱Fue educada en un riguroso entorno cultural (su padre era novelista e historiador), del cual formaban parte las influencias más importantes de la sociedad literaria victoriana;
➱Su casa paterna contaba con una inmensa biblioteca, de la que tanto ella como su hermana Vanessa sacaron gran provecho, estudiando a los clásicos y a los escritores contemporáneos en boga;
➱Formó parte del grupo de Bloomsbury, conformado por artistas, intelectuales y pensadores que compartían ciertos criterios estéticos, y que mostraban abiertamente un marcado rechazo hacia la clase media alta a la que pertenecían;
➱Comenzó a escribir profesionalmente en 1905 para el Times Literary Supplement; muy pronto destacó por su originalidad literaria, su afán experimental y su maestría técnica; logró romper los esquemas narrativos precedentes introduciendo magistralmente un flujo de variaciones en la conciencia de los personajes, seduciendo inmediatamente la atención de la crítica;
➱En 1912 se casó con el economista y escritor Leonard Woolf, de quien tomó su apellido y con quien fundó la célebre editorial Hogarth Press, que publicó no sólo las obras de la propia Virginia sino también la de otros importantes escritores del momento, como Katherine Mansfield, T.S.Eliot y Sigmund Freud;
➱En 1922 conoce a la escritora Vita Sackville-West, con quien sostiene una relación amorosa durante casi diez años, y a quien dedica su elogiada novela Orlando (1928), biografía ficticia de un personaje que vive más de cuatro siglos y que adopta diversas sexualidades (la ética del grupo de Bloomsbury estaba manifiestamente en contra de la exclusividad sexual; sus miembros hacían evidentes y explícitas sus relaciones extra matrimoniales, hecho que mantuvo en vilo a la puritana sociedad victoriana de principios del siglo XX);
➱Su ensayo A room of One’s Own (1929), innovador y polémicamente revolucionario, puso en jaque la desigual situación de la mujer escritora de su tiempo y situó al lesbianismo en un lugar más legítimo y menos naif, además de reivindicar la construcción social de la identidad femenina; es considerado por la crítica como uno de los textos más influyentes del movimiento feminista internacional;






[LO QUE SABEMOS DE VIRGINIA Y NO ES DIVERTIDO]



➱A la edad de trece años, tras la repentina muerte de su madre, sufre la primera de sus grandes depresiones;
➱La muerte de su padre por cáncer en 1905 le produce un alarmante ataque y es ingresada por primera vez en una institución psiquiátrica;
➱Aunque las circunstancias exactas nunca se han dado a conocer, se cree que soportó diversos abusos a mano de sus medio hermanos George y Gerald;
➱Sus crisis nerviosas, su inestabilidad, su frecuente afección bipolar y sus recurrentes períodos depresivos dañaron gravemente su personalidad y sus capacidades sociales;
➱Las circunstancias sombrías devenidas en la Segunda Guerra Mundial marcaron trágicamente sus últimos años de vida: su casa fue destruida por causa de un bombardeo alemán; su esposo Leonard fue perseguido por diversos partidos ultranacionalistas debido a su condición judía;
➱Incapaz ya de recobrar su salud, terminó con su vida el 28 de marzo de 1941 ahogándose en el río Ouse (Sussex, Inglaterra), tras haber colocado piedras en los bolsillos de su abrigo.



[DIJO QUE ELLA MISMA COMPRARÍA LAS FLORES]



Como el Ulises de James Joyce (1922), Mrs. Dalloway se desarrolla en un solo día: un día en la vida de Clarissa Dalloway - esposa de Richard Dalloway - quien vive en un continuo y angustiante agobio, a causa de una serie de tareas impuestas a las que está forzosamente sujeta (visitas, nimiedades gastronómicas, labores domésticas banales).
Es este el pie que soporta el peso del guión de Hare, el modelo madre de la película, cuyo valor reside no sólo en los currículum vitae de su notable elenco, sino también en su magnífica estructura narrativa (exenta de voces en off y centrada en un continuum escénico genialmente agrupado), su meticulosa y excelentemente lograda ambientación y su impecable metalenguaje audiovisual, al servicio de la literatura y de la interioridad femenina, protagonista real de todo el film.
La que escribe, la que lee y la que interpreta son, en la obra de Stephen Daldry, una misma que ya ha nacido, que ya ha vivido y que ya ha muerto: brillante combinación de cuadros anacrónicos que dejan al espectador en un alerta eufórico escalofriante.





FICHA TÉCNICA

DIRECTOR: STEPHEN DALDRY
PRODUCCIÓN: SCOTT RUDIN / ROBERT FOX
GUIÓN: DAVID HARE
FOTOGRAFÍA: SEAMUS MCGARVEY
VESTUARIO: ANN ROTH
PROTAGONISTAS: NICOLE KIDMAN / JULIANNE MOORE / MERYL STREEP / ED HARRIS


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TOTAL ECLIPSE


Veintiún años recién cumplidos tenía Leonardo Di Caprio cuando se estrenó esta película. Venía de rodar The basketball diaries (Scott Kalvert, 1995) y, tras interpretar al rebelde neoyorquino Jim Carroll, se lanzó a ser Arthur Rimbaud, y a escandalizar a la chusma noventosa con su inherente y brutal excentricidad.
Basada en la obra de Christopher Hampton (también guionista de la película), Total Eclipse nos presenta un confuso y desarticulado argumento, basado en la tempestuosa relación que, entrado ya el siglo XIX, entablaron los afamados poetas Arthur Rimbaud y Paul Verlaine.
Me encontré muy convenientemente este prodigio en VHS y me puse a anotar (entiendo que en este caso poco convenientemente) los SÍ y los NO de tan cautivadora pieza.



[LO QUE SÍ: OBSESIÓN / OSADÍA / JUVENTUD]


Paul Verlaine & Arthur Rimbaud: al parecer, su sodomía maldita se las ingenió para ser la llave de todas las puertas a la poesía moderna. La trama de Total Eclipse refiere de forma casi exclusiva y más o menos cronológica los pormenores emocionales de esta peculiar relación, desde su encuentro inicial hasta la muerte del autor de A season in hell.
Un joven, grosero y desalineado Arthur Rimbaud llega a París en septiembre de 1871, invitado y eventualmente hospedado por un Paul Verlaine ya maduro, felizmente casado y a punto de ser padre. Tras huir de un ambiente familiar asfixiante, sometido a diario a la opresión ejercida por su madre, Rimbaud emprende en la capital francesa su propia búsqueda poética. Muy pronto alcanzará un estado de tedio y de hastío: los almidonados textos de las grandes figuras literarias del momento lo decepcionan y lo aburren. Adopta entonces un estilo de vida bohemio y una actitud abiertamente provocativa (tanto en sus escritos como en su comportamiento) e inicia, mientras tanto, una tormentosa relación “prohibida” con Verlaine (la homosexualidad era un delito imputable), en la que el absurdo, el sexo, la excentricidad y una desenfrenada obsesión están a la orden del día.
Verlaine, que empieza a experimentar rápidamente grandes cambios anímicos y psíquicos, abandona abruptamente a su familia en 1872 (según fuentes poco oficiales, solía maltratar a su esposa y a su hijo durante sus extremas borracheras).
El delirio erótico y, en un muy segundo plano, la literatura, conducen a los poetas primero a Londres (1872) y luego a Bélgica (1873), no sin tener que soportar en el camino agobiantes condiciones de estrechez y de pobreza. Sumado a ello, la impertinencia incesante de Rimbaud, que acostumbraba burlarse de Verlaine y humillarlo sin piedad, contribuye ocasionalmente al deterioro de esta singular y volcánica dupla.
Después de reiterados actos desmoralizantes y conductas alarmantemente autodestructivas por parte de ambos, Rimbaud decide poner fin a la relación, noticia que pone al ya desequilibrado Verlaine en un estado de violencia desmedida, a tal punto de llegar a dispararle a su amante con un arma de fuego.






[LO QUE NO: ESCENARIO / INTELECTO / POESÍA]


Metafísicos, místicos y malditos por excelencia, los herederos de Baudelaire buscaban resistir a la abusiva “fidelidad” del realismo y bogaban por la autonomía integral de la obra artística, aquello que Gautier conceptualizó pioneramente y que conocemos desde entonces como “L’art pour l’art” (“el arte por el arte”).
Asimismo, unía a este grupo la valoración del arte poético en sí mismo, su impersonalidad y su disociación categórica de cualquier compromiso social y político. Ante este innovador panorama, la juventud parisina – hastiada ya de un anti-idealismo latente y en ascenso – simpatiza rápidamente con los lineamientos estéticos a los que aspiran movimientos como el simbolismo, el parnasianismo y el decadentismo.
Ausente por completo este escenario de la trama, vemos en Total Eclipse a un Arthur Rimbaud que, si bien en varias ocasiones recorre, en efecto, las calles de Paris, no responden estas escenas a un enfoque contextual demasiado congruente. El espíritu agitador del joven poeta, su interés por la revolución social y su insolencia intelectual quedan enteramente nulos dentro del núcleo del argumento.
Verlaine, por su parte, precursor junto a Mallarmé del simbolismo, frecuentó los salones literarios parisinos más importantes de la época, se desempeñó como maestro, mentor y conferencista y adquirió gran prestigio y renombre en vida, lo cual le valió el título de “Príncipe de los poetas” en 1894: datos inexplicable e inconcebiblemente también suprimidos en el film.


Rimbaud muere en Marsella el 10 de noviembre de 1891, a la edad de 37 años. Todo parece indicar - según el guión sugiere – que en algún momento de 1892       Isabelle Rimbaud (hermana menor de Arthur) se reúne con Verlaine con el fin de solicitarle a éste los escritos que conserve de su hermano, cuya publicación supondría cierto peligro moral para la conservadora sociedad europea de fin de siglo. Verlaine, naturalmente, se niega.
Exceptuando esta escena, y otras apenas insinuadas en la película [los poetas en cuestión reunidos en una tertulia – pseudo copia del cuadro de Henri Fantin-Latour – en la que Rimbaud incomoda a la elite literaria con sus provocaciones e irreverencias / Rimbaud escribiendo – y luego editando – Una temporada en el infierno, en su casa materna de Charleville] el guión carece de referencias sobre la vida intelectual y la obra de los protagonistas.


Total Eclipse no es, en suma, uno de los mayores logros de Agnieszka. Le reconocemos la insistencia sobre el ajetreo emocional de los personajes, el cuidado de la utilería y la atención escrupulosa en el vestuario y la fotografía. Nos deja un sabor amargo, sin embargo, la falta de un análisis más profundo y reflexivo sobre lo que, a propio criterio, hubiera sido más meritorio de contemplar en la pantalla: un mayor y más comprometido detenimiento en los aspectos intelectuales, estéticos y artísticos en los que se circunscribieron los protagonistas.
Quedará entonces descubrir, valorar y dimensionar por cuenta propia la rotunda “verdad absoluta” todavía por descifrar del simbolismo, los visionarios versos modernos del gran Rimbaud, su complejidad intelectual y su más íntimo y abismal infierno.




FICHA TÉCNICA

DIRECCIÓN: AGNIESZKA HOLLAND

PRODUCCIÓN: JEAN PIERRE RAMSAY-LEV / PHILIP HINCHCLIFFE / VICTOR GLYNN

GUIÓN: CHRISTOPHER HAMPTON

FOTOGRAFÍA: GIORGOS ARVANITIS

VESTUARIO: PIÉRRE YVES GAYRAUD

GÉNERO: DRAMA BIOGRÁFICO

PROTAGONISTAS: LEONARDO DICAPRIO / DAVID THEWLIS / ROMANE BOHRINGER


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👉  THE GUARDIAN


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SYLVIA


“Lo peor de todo es que me compadezco tanto de mí misma que me preocupa sentir envidia de Ted, de su éxito, algo con lo que tendré que lidiar este otoño – además de con el trabajo – y que tendrá que hacerme feliz. Debo alegrarme de que lo haya conseguido, a pesar de tener tanta necesidad de mis propios éxitos para hacer que los dos nos sintamos mejor.  Si sólo uno de nosotros puede triunfar, prefiero que sea Ted: por eso pude casarme con él, porque sabía que es mejor poeta que yo y que nunca tendría que moderar mi talento, de por sí escaso, que por más que lo cultivara y trabajara tenazmente seguiría sintiendo que él es mucho mejor. Tengo que esforzarme en conseguir un estado interior estoico: mi antigua actitud de trabajar y esperar.”


Diarios Completos (frg), Karen V. Kukil Ed. /Alba, 1982*



Sabido es ya por todos que resulta una tarea algo compleja (ardua, por lo menos) hablar de Sylvia Plath sin hablar de Ted Hughes. Al igual que redactar un artículo crítico sobre la obra de Sylvia Plath sin mencionar la obra de Ted Hughes. O filmar una película sobre la vida de Sylvia Plath sin filmar la misma película sobre la vida de Ted Hughes. Así las cosas, Christine Jeffs se aventuró con su Sylvia (Capitol Films, 2003) para ofrecernos un cándido pero sincero enfoque acerca de los hechos que unieron – y que más tarde separaron – a estas dos controvertidas personalidades de la poesía contemporánea de habla inglesa.



[FETICHISMO A PRIMERA VISTA]


Cambridge, febrero de 1956. Sylvia ha obtenido la beca Fulbright y ha cruzado el charco para abultar su CV y profesionalizarse. Escribe frenéticamente e intenta hacerse un lugar en las publicaciones mensuales de las revistas literarias en boga. Entre ellas se encuentra Saint Botolph, de la cual ha sido parte también el británico imbatible Edward Hughes, considerado por la crítica de ayer y de hoy el mejor poeta de su generación. Esa misma noche, en la fiesta de lanzamiento de la revista, comienza esta historia de película. Los recién enamorados se conocen, se cortejan, se descifran, se amalgaman, se infieren, se casan. Historia conocida. Más adelante vendrán las pujas intelectuales, los vacíos creativos, los psiquiatras, los hijos, la docencia, la BBC, el hastío, las sospechas, las obsesiones, las certezas. Mucho para decir en muy amables pero muy ajustados 110 minutos.
Y Sylvia continuará concentrándose laboriosamente en “trabajar y esperar”. Aguantará sobre el peso de su espalda el éxito de Ted (profusamente premiado / publicado / reconocido) y anhelará para sus propios esfuerzos y talento la misma paga. No obstante, se reconocerá emocional y literariamente más allá de cualquier banalidad estilística o generacional: es una mujer en construcción, consciente de su tiempo y de la versatilidad latente a la que empieza a estar expuesto su género, una mujer cuyo proceso de búsqueda poética se condice con los procesos de una búsqueda social y colectiva aún más reflexiva y profunda.
“Mi gran tragedia es haber nacido mujer”, afirma. Entiende que hay un punto negro a rectificar sobre el tropel de sinsabores adheridos a la condición femenina. Se trata, de hecho, de varios puntos negros. Los ruidosos 50s están nada menos que preparándole el camino al feminismo: un complejo y lento proceso empezará a caer sobre el patriarcado. Las obligaciones antes adjudicadas socialmente a la figura de la mujer (ser buena esposa, ser buena madre, ser buen objeto a desear y a manipular libremente) se desplazan poco a poco para suplirse y complementarse con las “obligaciones” que la mujer decide (y necesita) adjudicarse a sí misma.

“Estaba empezando a preocuparme la posibilidad de convertirme alegremente en una mujer práctica y aburrida: en vez de leer a Locke, por ejemplo, o de escribir, me pongo a hacer una tarta de manzana, o a estudiar The Joy of Cooking y a leerlo como si fuera una novela interesantísima. “¡Basta! – termino diciéndome – Te refugiarás en la vida doméstica y te anularás lanzándote de cabeza en el cuenco de la masa de galletas con mantequilla.” Y sólo ahora he cogido el bendito diario de Virginia Woolf que, junto a varias novelas suyas, compré el sábado con Ted. Ella superó su depresión y las cartas de rechazo de Harper’s (¡Ni más ni menos!... ¡Apenas puedo creer que también a los grandes rechazaran!) limpiando la cocina y luego cocinando merluza y salchichas. Bendita sea. Siento que mi vida está unida a la suya de algún modo.”

Inconvenientemente para todos, no resultará tan sencillo. Jeffs ilustra este dilema excepcionalmente. Muy a pesar de cualquier bloqueo, frustración o depresión sobrevenidos, la Sylvia intelectual que vive, se inmola y renace dentro de la Sylvia doméstica, contribuye a la creación de una leyenda poética que ocupa hoy un lugar indiscutible dentro de la historia de la literatura americana. 
Y Ted será, por justo o por pecador, siempre Ted. A quien Sylvia admire y endiose de todas las formas posibles. A quien tema perder y a quien recele decepcionar. La dependencia enfermiza hacia su esposo la hará flaquear repetidas veces, la eclipsará más de la cuenta y la sumirá en un desasosiego feroz, cuya intensidad se volverá cada vez más difícil de erradicar.


[VERDAD / CONSECUENCIA]


“Estoy en el dique seco, atascada, detenida. Una especie de parálisis mental me ha dejado congelada. Tal vez la perspectiva de tener que escribir tres trabajos en una semana y de tener que leer y releer un montón de literatura inglesa en menos de tres meses me ha dejado completamente anonadada e idiotizada. Como si fuera posible escapar a fuerza de insensibilizarse y empecinándose en no hacer nada. Todo parece detenido, ¿qué ocurre?
(…) No llega correo, no me han publicado nada desde principios de octubre y ¡he mandado montones de poemas y de cuentos! Por no hablar de mi libro de poemas. Ni siquiera ha llegado la carta para Ted con los detalles del premio que ganó, así que hasta del placer indirecto estoy privada. Llegan las facturas. No he escrito nada. (…) Me siento como si estuviera atada a un poste altísimo y alejado de todas partes, intentando escribir con un lápiz romo sobre algo que está más allá del horizonte.”

Si en algo falla la película - que en términos generales está prolijamente dirigida y ambientada - es en la insistencia algo antojadiza sobre todo aquello que Sylvia no escribió (de esto hay mucho), y en el tratamiento excesivo de los vaivenes sentimentales que atormentaron a la pareja. Se trata de una mirada sesgada y bastante incompleta, que no consigue representar de forma auténtica la enorme complejidad que supusieron la vida y la obra de la para siempre inimitable Sylvia Plath.

La ausencia del padre, las exigencias desmedidas de la madre, las inseguridades, las infidelidades de Ted, el temor a quedar recluida en el espacio doméstico y a descuidar sus capacidades intelectuales, el deseo ambiguo de encajar y de desencajar en el modelo de mujer de su tiempo, de vencer ciertos convencionalismos, la autocrítica despiadada, la idiosincrasia destructiva y el progresivo y siempre amenazador desequilibrio emocional moldean un inmejorable panorama para quien resuelve, ingeniosa pero trágicamente, volcar su mundo interior sobre una hoja de papel.


[CONFESIONAL]


Discípula de Robert Lowell, Sylvia se entrega de lleno a un tipo de escritura que supone una auto exposición extrema: lo íntimo se vuelve urgente; lo privado, apremiante.
Su poesía (limpia, reflexiva, arrolladora) se convierte en el desenlace de una travesía emocional extraordinaria. The Colossus (1960) y The Bell Jar (1963), en los que revela fatal e implacablemente un marcado dominio del lenguaje y un ritmo poético brutal, serán las dos únicas obras que verá publicadas en vida. Tampoco resultará fácil abrirse paso entre los decorosos, masculinos y petulantes círculos literarios y editoriales del momento.
En un último intento de redención (acaso de salvación), decide marcharse de casa.  La tristeza, el desconsuelo y la incertidumbre conformarán a partir de esta partida su estado vital natural.
Londres. Febrero de 1963. Las fuerzas de Sylvia se agotan. El trabajo y la espera la han consumido ya. La escritura ha sido su refugio -es cierto- pero su verdad poética no ha alcanzado para liberarla del espanto de la incomprensión. La muerte la encuentra. El drama final de culto es también el drama final de la película: Ted, devastado y perdido, descubre sobre el viejo escritorio a Ariel, un polémico manuscrito que terminará publicando dos años más tarde. Similares destinos tendrán el resto de los escritos de Sylvia, de los cuales su esposo, ahora a cargo, será su cuestionable apoderado.



“Me vi a mí misma sentada en la bifurcación de ese árbol de higos, muriéndome de hambre sólo porque no podía decidir cuál de los higos escoger. Quería todos y cada uno de ellos, pero elegir uno significaba perder el resto, y mientras yo estaba allí sentada, incapaz de decidirme, los higos empezaron a arrugarse y a tornarse negros y, uno por uno, cayeron al suelo, a mis pies.
Inspiré profundamente y escuché el antiguo estribillo en mi corazón: Yo soy yo soy yo soy. “


*todas las citas pertenecen a esta edición. 




FICHA TÉCNICA 

DIRECCIÓN: Christine Jeffs

PRODUCCIÓN: Alison Owen

GUIÓN: John Brownlow

MÚSICA: Gabriel Yared

GÉNERO: Drama biográfico

PROTAGONISTAS: Gwyneth Paltrow / Daniel Craig / Amira Casar / Jared Harris / Blythe Danner

PRODUCTORA: Capitol Films



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BEFORE NIGHT FALLS


Hace unos días volví a ver esta película por cuarta vez, después de casi ocho años. Letargo fragmentado. Inventario de excesos. Encuentro exigido entre poesía, historia, política y autobiografía. Filmada en Veracruz, en el epicentro de un templo jesuita en ruinas, Before Night Falls (Julián Schnabel, 2000) propone un recorrido cuasi barroco / cuasi épico por la vida del poeta y novelista cubano Reinaldo Arenas (1943-1990). Por acá abajo, una panorámica de lo interpretado.



[LOCUS AMOENUS]



Hay una Cuba idílica, una Cuba bárbara, una Cuba brutal que nada tiene que ver con el ajetreo golpista y despótico de Fidel y sus secuaces. Se trata de la Cuba tropical, caliente y espesa, con sus arrecifes, sus pajarracos exóticos, su guaracha, su mambo y sus cocodrilos. El Caribe de las Antillas en su máximo esplendor. Y es acaso en esa Cuba – pesada, salvaje, indómita, pero también pobre y marginal – donde empieza la poesía de Reinaldo Arenas, donde emerge y toma su forma exclusiva. De esto nos quieren hablar las primeras escenas de Before Night Falls, sobre esto nos testimonia la voz en off que lee sin dilaciones fragmentos destacados de “El aguacero”, acompañados por imágenes semi-bucólicas de torrentes desbordantes y de lodazales:


“Tal vez el acontecimiento más extraordinario que yo haya disfrutado durante mi infancia fue el que venía del cielo. No era el aguacero común; era el aguacero de primavera tropical que se anunciaba con gran estruendo, con golpes orquestales cósmicos, truenos que repercuten por todo el campo, relámpagos que trazan rayas enloquecidas, palmas que de pronto eran fulminadas por el rayo y se encendían y achicharraban como fósforos. Y, al momento, llegaba la lluvia como un inmenso ejército que caminara sobre los árboles. En el corredor cubierto de zinc, el agua retumbaba como una balacera; sobre el techo de guato de la sala eran como pisadas de mucha gente que marchasen sobre mi cabeza; en los canales el agua corría con rumor de arroyos desbordados y caía sobre los barriles con un estruendo de cascada; en los árboles del patio, desde las hojas más altas hasta el suelo, el agua se convertía en un concierto de tambores de diferentes tonos e insólitos repiqueteos; era una sonoridad fragante. (…) Yo me abrazaba a los árboles, me revolcaba en la hierba, construía pequeñas presas de fango, donde se estancaba el agua y en pequeños estanques nadaba, me zambullía, chapaleaba; llegaba hasta el pozo y veía el agua cayendo sobre el agua; miraba hacia el cielo y veía bandadas de queretequeses verdes que también celebraban. Yo quería no sólo revolcarme por la hierba, sino alzarme, elevarme como aquellos pájaros, sólo con el aguacero.”


Antes que anochezca (frg); 1992.*


Así, tal cual se cita, es la cuna feroz que forjó al cubano intelectual y militante en el que Reinaldo Arenas se convirtió, la patria animal que lo acuñó. ¿Determinismo geográfico o voluntarismo?



[ISLA SINIESTRA]


Sí, a Reinaldo le sobran motivos para guarecerse en la contrarrevolución: cubano, escritor, homosexual, anticastrista, sólo para arrancar. Y Reinaldo se compromete tácitamente a enarbolar la bandera del desmitificador, del que viene a lanzar sobre la mesa una verdad cruda recuperada, explotada en sus mismas manos. Con esta verdad sobreexpuesta, potencia una denuncia que se quiere fatal e inescrupulosa. Y este Reinaldo –sí- es el Reinaldo perseguido y acosado, que encabeza las listas negras del castrismo, el Reinaldo detractor y querellante. El ídolo latinoamericano (cubano, rebelde y revolucionario: el único pintoresca e históricamente posible) representa en el discurso de Arenas al déspota o al fanático cegado y tiranizado, al “otro”, en suma, claudicante ante una autocracia enmascarada. Así, la “libertad” de Cuba se presenta convertida en el lugar común de una utopía social ya insostenible, necesaria de denunciar y de evidenciar. La escritura, claro, será su máquina furiosa y su pretexto.
Con este panorama, resultan por demás posibles el sectarismo, la intolerancia, una condena penal por un supuesto abuso de menores más o menos acreditado, un juicio oral y público por “recitar” propaganda contrarrevolucionaria (caso Padilla, 1971, apenas bosquejado en el film), y un éxodo masivo de personas non gratas completamente legitimado (Mariel, 1980):

“Quien no tenga genes revolucionarios, quien no tenga sangre revolucionaria, quien no tenga una mente que se adapte a la idea de una revolución, quien no tenga un corazón que se adapte al esfuerzo y al heroísmo de una revolución: no los queremos, no los necesitamos.” Fidel Castro, mayo de 1980.

La inclusión de este discurso – recurso inaugurado en Hollywood por Brian de Palma en Scarface (1983)- refuerza la postura denunciataria de Reinaldo y, por qué no decirlo, del director y toda su pieza cinematográfica.



[MARIELITOS & MARICAS]


Si ser machote y sedicioso es hacer la revolución, ser gay e insubordinado es, por esquema antagónico, hacer la contrarrevolución. Y si bien la película tiene un tinte algo sosegado y hasta naif a este respecto, la homosexualidad, como elemento fáctico social homologado a un modo específico de vivir y de existir como sujeto cívico, se configura como registro fundamental de la disidencia y como debilidad innata del castrismo, que considera esta condición “contra natura” un verdadero peligro para la Cuba naciente y su rigurosa boga revolucionaria.
La idiosincrasia obligatoriamente clandestina del homosexual, su transgresión constante sobre las normas sociales pre-establecidas, sus círculos grotescos y deliberadamente llamativos, su estética sugerente y, por supuesto, su arte y su literatura, se corresponden con una actitud políticamente despreciable a los ojos de la revolución, digna de implacables persecuciones, severas condenas carcelarias, reveses cínicos y amargos destierros.


“Creo que si una cosa desarrolló la represión sexual en Cuba fue, precisamente, la liberación sexual. Quizás como una protesta contra el régimen, las prácticas homosexuales empezaron a proliferar cada vez con mayor desenfado. Por otra parte, como la dictadura era considerada como el mal, todo lo que por ella fuera condenado se veía como una actitud positiva por los inconformes, que eran ya en los sesenta casi la mayoría.”


Encantadores pero engañosos ’80s. Trajeron los leggings, los reyes del pop y el nintendo, pero también trajeron la degeneración consumista, la nueva amenaza nuclear y el VIH. El cuerpo se convierte en destinatario inmediato de dos extremos sinestésicos: el goce y el dolor. Y el viaje paralelo de placeres y permitidos ad libitum tiene su consecuente correlato en la degradación y en la agonía. La muerte comienza su curso. Reinaldo lo sabe, y sabe también que hay un último libro que escribir, un último y definitivo testimonio que justifique su destino como escritor y como intelectual cubano, y que suponga una exhortación final y renovada a la lucha por la genuina libertad de sus hermanos de patria.
Así lo deja expresado en los primeros párrafos de su prosa autobiográfica:



“Yo pensaba morirme en el invierno de 1987. Desde hacía meses tenía unas fiebres terribles. Consulté a un médico y el diagnóstico fue SIDA. Como cada día me sentía peor, compré un pasaje para Miami y decidí morir cerca del mar. No en Miami específicamente, sino en la playa. Pero todo lo que uno desea parece que, por un burocratismo diabólico, se demora, aún la muerte. En realidad no voy a decir que quisiera morirme, pero considero que, cuando no hay otra opción que el sufrimiento y el dolor sin esperanzas, la muerte es mil veces mejor. Por otra parte, hacía unos meses había entrado en un urinario público, y no se había producido esa sensación de expectación y complicidad que siempre se había producido. Nadie me había hecho caso, y los que allí estaban habían seguido con sus juegos eróticos. Yo ya no existía. No era joven. Allí mismo pensé que lo mejor era la muerte. Siempre he considerado un acto miserable mendigar la vida como un favor. O se vive como uno desea, o es mejor no seguir viviendo. En Cuba había soportado miles de calamidades porque siempre me alentó la esperanza de la fuga y la posibilidad de salvar mis manuscritos. Ahora la única fuga que me quedaba era la muerte.”



[TODO ACUDE, TODO LLEGA, TODXS VIENEN]


Escribir es lo urgente. Escribir es la vorágine frenética y confesional que justifica la existencia (que, incluso, la precede). Y escribir es también un dolor – físico, intelectual – que ocupa un lugar demasiado grande en el cuerpo y en la hoja. En este espacio conviven, convenientemente, lo público y lo privado, lo planeado y lo intempestivo, lo ya perdido y lo salvado.
Y la escritura de Reinaldo revela de forma abierta una invitación permanente al grito, a la denuncia fundamental y colectiva:

“Los que crean arte son un peligro para cualquier dictadura. Buscamos belleza, y la belleza es el enemigo. Los artistas son escapistas, los artistas son contrarrevolucionarios. Por lo tanto, tú eres un contrarrevolucionario, Reinaldo Arenas.” JLL.

Acaso esta escena algo forzada de la ficción, sumada a las palabras premonitorias de Lezama Lima, se correspondan con la creación sistemática de un yo anunciante en continua construcción, de su memoria icónica y de su prosa desenfrenada, una prosa que, por cierto, hay que rescatar con apremio de la miseria, del abuelo inflexible que hace leña del árbol caído, del Morro, de la inminente desgracia cubana y, claro está, de Fidel.
Así, con ese mensaje límpido, concluye la pieza de Schnabel. El dinamismo narrativo con el que Reinaldo ajusticia y reseña (con el que evidencia) se convierte en alimento indispensable de su propio discurso, rico en excesos, en desorden poético y en licencias autorreferenciales:


“Había empezado ya mi autobiografía en Cuba. La había titulado Antes que anochezca, pues la tenía que escribir antes de que llegara la noche, ya que vivía prófugo en un bosque. Ahora la noche avanzaba de nuevo en forma más inminente. Era la noche de la muerte. Ahora sí que tenía que terminar mi autobiografía antes de que anocheciera.”


“Paseos por las calles que revientan / pues las cañerías ya no dan más / por entre edificios que hay que esquivar / pues se nos vienen encima / por entre hoscos rostros que nos escrutan y sentencian / por entre establecimientos cerrados / mercados cerrados / cines cerrados / parques cerrados / cafeterías cerradas / exhibiendo a veces carteles (justificaciones) ya polvorientos / CERRADO POR REFORMAS / CERRADO POR REPARACIÓN / ¿Qué tipo de reparación? / ¿Cuándo termina dicha reparación, dicha reforma? / ¿Cuándo, por lo menos, empezará? / Cerrado, cerrado, cerrado / todo cerrado / Llego, abro los innumerables candados / subo corriendo la improvisada escalera / Ahí está, ella, aguardándome / La descubro, retiro la lona y contemplo sus polvorientas y frías dimensiones / Le quito el polvo y vuelvo a pasarle la mano / Con pequeñas palmadas limpio su lomo, su base, sus costados / Me siento, desesperado, feliz, a su lado, frente a ella, paso las manos por su teclado y, rápidamente, todo se pone en marcha / El ta tá, el tintineo / la música comienza, poco a poco / ya más rápido / ahora, a toda velocidad / Paredes, árboles, calles, catedrales, rostros y playas, celdas, mini celdas, grandes celdas, noche estrellada, pies desnudos, pinares, nubes, centenares, miles, un millón de cotorras taburetes y una enredadera / Todo acude, todo llega, todos vienen / Los muros se ensanchan, el techo desaparece y, naturalmente flotas, flotas, flotas arrancado, arrastrado, elevado, llevado, transportado, eternizado, salvado, en aras, y todo por esa minúscula y constante cadencia, por esa música, por ese ta tá incesante.”


Por último, los lugares por los que transita Reinaldo (aquellos que habita y documenta) estructuran un mundo in crescendo de contrastes y de opuestos que, muy a su pesar, van enriqueciendo aleatoriamente su vida y su literatura: la emergencia isleña y salvaje / el encierro feroz de El Morro versus la urbana y fascinante New York, el réquiem de la infancia versus el empirismo crudo de la adultez, la memoria individual versus la memoria colectiva, la simpleza rural versus la complejidad histórica, los rebeldes versus los contra-rebeldes, el comunismo versus el capitalismo.
Todo es polémica y controversia pululante en Reinaldo Arenas; y esta de Schnabel es una película para mirar con pochoclos pero también con Wikipedia, lapiceras de colores y un block de notas bien a mano.


*Todas las citas textuales pertenecen a esta edición.





FICHA TÉCNICA 

DIRECCIÓN: Julián Schnabel

PRODUCCIÓN: Jon Kilik

GUIÓN: Reinaldo Arenas / Lázaro Gómez Carriles / Cunningham O`Keefe

MÚSICA: Carter Burwell

FOTOGRAFÍA: Xavier Pérez Grobet / Guillermo Rosas

GÉNERO: Drama biográfico

AÑO: 2000

PROTAGONISTAS: Javier Bardem / Johnny Depp / Olivier Martínez / Andrea Di Stefano / Diego Luna / Manuel González

PRODUCTORA: Fine Line Features


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