DICKINSON
Hay
una cantidad inagotable de paréntesis que nos veríamos tentadxs a abrir al acercarnos
a la figura de Emily Dickinson: circunstancias biográficas, valoraciones poéticas,
consideraciones contextuales (sociales y culturales), disrupciones, miramientos
de índole personal y privado, etcétera, etcétera, etcétera.
Además
de libros, ensayos y papers sin desperdicio y definitivamente recomendables,
abundan en el todopoderoso Google notas y más notas que pondrían en rojo todos
nuestros discos extraíbles si osáramos guardarlas. Así que – visto y
considerando – lo mejor va a ser proceder con un resumidísimo y muy variado
listado de cuestiones relevantes o destacadas cosas que cruzaron la vida y la
obra de esta prolífica escritora. Voy:
➱Procedía
de una familia de prestigio.
➱Vivió
gran parte de su vida recluida en su casa.
➱Tras
estudiar durante siete años en Amherst Academy (que hasta 1838 fue exclusiva
para varones), asistió durante un breve periodo al polémico y riguroso seminario
femenino Mount Holyoke.
➱Sus
vecinos la consideraban excéntrica.
➱Era
conocida por negarse a saludar a sus invitados.
➱Nunca
se casó (dato hoy menor, pero de suma extrañeza para la época en que vivió).
➱La
mayoría de las amistades que mantuvo fueron por correspondencia.
➱En
sus últimos años de vida, tenía preferencia por vestir de blanco.
➱Tuvo
dos hermanos: William Austin Dickinson (1829-1895) y Lavinia Norcross Dickinson
(1833-1899). Esta última, también conocida como «Vinnie», sentía una profunda
admiración por su hermana y por su talento poético.
➱Su
hermano se casó, en 1856, con Susan Huntington Gilbert (1830-1913), amiga y
confidente de Emily, la cual cumplió un papel fundamental en la vida y en la
obra de la poeta. [Susan ha sido, de hecho, la destinataria de la mayoría de los
poemas de amor escritos por Emily].
➱Tras
contraer matrimonio, Susan y Austin se mudaron a la casa contigua a la de Emily
y sus padres. Ambas casas conforman hoy el Emily Dickinson Museum, declarado
monumento histórico nacional por el gobierno de EEUU en 1963.
➱Abogados,
educadores y funcionarios políticos de reconocido prestigio abundan en su árbol
genealógico, entre ellos su propio hermano (abogado graduado en Harvard) y su
propio padre, Edward Dickinson, quien ejerció como abogado, juez de Amherst, representante
de la Cámara de Diputados de Massachusetts, senador en la capital del Estado y
representante por el Estado de Massachusetts en el Congreso de Washington.
Edward fundó, además, la línea ferroviaria Massachusetts Central Railroad.
➱Dejó
una prolífica obra poética y, después de su muerte en 1886, su hermana Vinnie
se convirtió en su primera compiladora: descubrió sus poemas (ocultos en un
baúl) y se dispuso a publicarlos.
➱Sus
primeros editores, Thomas Wentworth Higginson y Mabel Loomis Todd, alteraron
significativamente los originales.
➱Sus
poemas son únicos en comparación con los de sus contemporáneos: por lo general
carecen de título, contienen líneas cortas, rimas imperfectas y una puntuación
poco convencional.
PARA
SABER +
➱En
aquella época, incluso los hogares más acomodados carecían de agua caliente y
de baños dentro de la casa: las tareas hogareñas representaban una carga enorme
para las mujeres. A pesar de esto, dada su buena posición económica, la familia
Dickinson contaba con una sirvienta irlandesa.
➱Los
juegos de naipes, la danza, los conciertos, el teatro (y, por supuesto, la
poesía) no estaban permitidos a las señoritas. Tampoco se toleraba la presencia
de mujeres solas en reuniones, a excepción del té entre vecinas. La única
expresión artística aceptada era la música del coro de la Iglesia. Emily – como
resulta hoy claro y evidente – se dedicó a romper todas y cada una de estas
imposiciones.
PARA
SABER + [PARTE 2]
➱En
1976 el dramaturgo norteamericano William Luce estrenó en Broadway La bella
de Amherst, un monólogo escénico sobre la poeta, protagonizado por Julie
Harris, quien ganó su quinto Premio Tony por su interpretación de Emily
Dickinson.
➱Traducido
por Silvina Ocampo, dirigido por Alejandra Boero e interpretado por China
Zorrilla, el monólogo teatral de Luce igualó el éxito de Broadway tanto en
Argentina como el Latinoamérica. La gira de Boero y Zorrilla, de hecho,
finalizó con presentaciones en el Centro John F. Kennedy de Washington, en el
Hunter College de Nueva York y en Amherst, el mismo pueblo que vio nacer y
crecer a Emily.
[A
LO QUE VINIMOS: UNA NIÑA DE APELLIDO DICKINSON]
El
1ro de noviembre de 2019, Aple TV+ estrenó su mega producción biográfica Dickinson,
una singular comedia protagonizada por jóvenes actores que tuvo en vilo a buena
parte de la generación «Z» y a la comunidad twittera seriéfila durante tres
largos años.
Con
extraordinario ingenio (y extraordinarios vestuario y fotografía), el guión de
esta peculiar serie lleva a lx espectadorx al mundo y al inframundo de una muy
joven Emily Dickinson, explorando las limitaciones de la pacata sociedad del
siglo XIX, las brechas generacionales, las cuestiones de género y una versión
algo estrafalaria de lesbianismo.
La
también cantante y modelo Hailee Steinfeld fue la actriz elegida para
interpretar a una Emily que, con toques de humor, irreverencia e ingenio, supo
embelesar al público y ponerse al hombro un producto final aclamado por la
crítica y declarado «obra maestra» por importantes periódicos británicos como The
Guardian y The Independent. El
amor de su vida – y por defecto su contracara, Sue Gilbert – fue protagonizado
por la británica veinteañera Ella Hunt.
Para
sorpresa de todxs, y a pesar de la poca expectativa depositada en el hilo
narrativo elegido por Alena Smith (también
guionista de The Affair), esta propuesta juvenil se convirtió
rápidamente en una de las más sólidas de la plataforma, superando semanalmente tanto
el número de espectadores como el de engagement.
“En
el programa se puede apreciar el drama de época, pero no como tal, ya que
usamos en diferentes capítulos música contemporánea, alguna que otra broma de
la actualidad, y nos basamos en el desafío de mostrar siempre un aspecto
extremo”, confesó la misma Smith en entrevista.
Cierto
es: la serie de Aple se toma ciertas licencias, como el uso de un peculiar
lenguaje, las formas provocativas de bailar y de expresarse de ciertos
personajes, o la elección deliberada de la música (basta darse una vuelta por
su soundtrack). Las inquietudes y situaciones que se presentan en la pantalla,
por otro lado, tienen un tinte y una lectura muy actual y vigente (incluido el
clima político).
Dramas
familiares, triángulos amorosos, fiestas con estupefacientes de por medio, fantasías
de tinte surrealista, una guerra mediada por el más cruel de los racismos y el
final de la esclavitud, violencia de género y giros lingüísticos obscenamente inesperados:
esta comedia moderna de brevísimos episodios – que por el momento histórico que
recrea debería haber sido una pieza trágica de folletín – es sin lugar a dudas «todas
las series al mismo tiempo», un trabajo de streaming muy pero muy bien hecho,
que se las ingenia para explorar reflexivamente el mundo interior de la
protagonista (y su alocado proceso creativo) con absoluta y casi explícita complicidad
con el telespectador.
Además
de la polémica – y por momentos hasta irritante – aparición del editor y
periodista Samuel Bowles (quien publicó algunos poemas de Emily en el Springfield
Republican, el periódico más influyente de Nueva Inglaterra en aquel
momento), otras personalidades de la real life aparecen conveniente e
idóneamente en el libreto: el naturalista y geólogo Edward Hitchcock, el
escritor y poeta Henry David Thoreau, el joven estudiante Benjamin Newton, el arquitecto
paisajista Frederick Olmsted (famoso diseñador del Central Park), lxs
escritores Thomas Wentworth Higginson y Louisa May Alcott, y la activista afroamericana Sojourner Truth, entre otrxs.
Aunque quizás el clímax medular de toda la serie ocurre acaso en el capítulo 7
de la tercera temporada: en un involuntario y enteramente absurdo «viaje al futuro»,
Emily y su hermana Vinnie conocen a Sylvia Plath y mantienen un más que
interesante diálogo con ella (¡Por favor no se pierdan esto!).
De
entretenimiento asegurado, divertida y llena de color de actualidad, Dickinson
se lleva incuestionablemente el puesto uno de entre los biopics producidos sobre
la vida y obra de esta atípica pero excepcional escritora, considerada de forma
universal como una de las poetas más importantes de todos los tiempos.
+ INFO
👉DICKINSON (2019) – OFFICIAL TRAILER
👉FUERA DE SERIES
👉LA MANZANA MORDIDA
👉EL CONFIDENCIAL
👉EL HERBARIO DE EMILY
👉EMILY DICKINSON MUSEUM
👉EMILY DICKINSON – DOCUMENTARY
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A QUIET PASSION
[UNA
PASIÓN (DEMASIADO) SERENA]
Filmada
y producida en Bélgica, A Quiet Passion (Terence
Davies), se estrenó en el Festival Internacional de Cine de Berlín, en febrero
de 2016, con una irreconocible Cynthia Nixon en el papel principal.
La
película fue filmada en una réplica exacta de la Casa Dickinson, montada en los
estudios de AED (aunque se dice que algunas escenas adicionales se realizaron
en el mismísimo Amherst).
Retrato
finamente detallado de una vida incómoda, sofocante y por momentos inclemente,
la película comienza con el final del seminario para señoritas Mary Lyon de Mount Holyoke, al que una muy joven Emily asiste en
1847, con el fin de completar sus estudios y su formación religiosa. Tras un
afilado intercambio de ideas, la tensa relación con sus superioras se torna de
un momento a otro irreversible, por lo que decide abandonar definitivamente cualquier
intención de continuar como novicia en aquel lugar. Aparentemente sin
reproches, su familia asiste a Mount Holyoke a buscarla, para llevarla de
regreso a Amherst.
En
la escena siguiente, sin embargo, mientras los ostentosos Dickinson miran la
ópera desde un palco exclusivo, un papá Edward marcadamente diferente al de la pieza
cómica de Aple desaprueba con firme menosprecio el hecho de que una mujer «se
atreva a estar en un escenario»: por más dones o capacidades que pueda tener, una
mujer no debe ni puede osar «exhibirse» jamás. Así, la mirada decimonónica y
fuertemente paternalista, que reduce a la figura de mujer a un mero «anexo
social» – sometida sin lugar a discusión a la obediencia y a la subordinación patriarcal
– se hará presente desde esos determinantes primeros minutos.
Y,
siguiendo el orden de encontrar las siete diferencias, cuando se anuncia que un
nuevo conflicto bélico está próximo a tocar la puerta (Guerra de Secesión),
el recién recibido abogado Austin Dickinson manifiesta a la familia su deseo de
alistarse a luchar «por honor», hecho al que su padre se niega tajantemente,
alegando incluso estar dispuesto a pagar 500 dólares para que lo reemplace un
sustituto. Austin enfurece, pero Edward mantiene su postura. En la serie de Smith,
en cambio, es el propio Austin el que paga a un extraño para rehuir del
problema de haber sido llamado al frente… Stop acá: ¿nos están diciendo todo?
En
fin. Así las cosas, Davies saca de la manga, exactamente en el minuto diecinueve,
un pintoresco recurso para marcar el paso del tiempo: mientras transcurren
aproximadamente unos veinte años, un fotógrafo de época va retratando a Emily –
y a parte de su familia – hasta obtener el conocido daguerrotipo de la famosa
escritora, que aparece en todos los libros y en todos los links ni bien
googleamos (apunte de la reseñadora: ¡en la pantalla del cine se vio
espectacular!).
Con un
vestuario y una escenografía sobresalientes, y con la introducción intencionada
de un ambiente agonizante, envuelto en sombras y una descarnada agonía, el film
se desarrolla con un número muy limitado de personajes. Incluso Samuel Bowles
aparece fugazmente en una única escena: ha
publicado en su periódico algunos de los poemas de Emily, pero ésta enfurece al
notar que parte de la puntuación ha sido deliberadamente alterada (cuándo no
los sujetos cis del siglo XIX dando la nota).
Pero
acentuando el antagonismo fundamental con la serie – cuyo hilo argumental es
por defecto la fluctuante y apasionada «historia de amor» entre los personajes
de Emily & Susan – la ausencia de toda mención a la sexualidad de la
protagonista es en esta película concluyente, a excepción de una breve
referencia hecha en un momento bastante fortuito: en una conversación a solas
con Susan (minuto 47), Emily le pregunta a ésta detalles acerca de «la vida de
casada», a lo que Susan responde con ambigüedad y evasivas, asegurando que sólo
se limita a «cumplir con su deber», y da a entender entre líneas que no se
siente demasiado cómoda intimando con un hombre.
De
una sensibilidad poética profunda, y quizás como una gran paradoja, A Quiet
Passion – candidata a los premios Goya en 2017 como mejor película europea –
se distingue por el gran desempeño actoral de la ex Sex and the city,
destacada celebridad abiertamente lesbiana y defensora de los derechos LGBTQ+
en los Estados Unidos.
Aunque,
por otra parte, las escenas prolongadas y demasiado «quiet/serenas», que
muestran el detalle de las situaciones casi a ritmo de cámara lenta, dan la
impresión de una vida demasiado formal y solemne de los personajes, para nada
«apasionada», sino más bien tenue, desabrida, algo miserable y colmada de
angustia.
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WILD NIGHTS WITH EMILY
[NO TAN SALVAJES NOCHES]
En marzo de 2018 vio la luz la comedia británica Wild
Nights with Emily, dirigida por la también guionista y productora
estadounidense Madeleine Olnek, y protagonizada por Molly Shannon (Saturday
Night Live) y Susan Ziegler (Search Party), en los papeles protagónicos
de Emily Dickinson y Susan Gilbert, respectivamente.
Olnek, que ha demostrado en sus producciones una
marcada preferencia por personajes queer o pertenecientes a la comunidad LGBTQ+,
cobró admiración por Dickinson durante sus años como universitaria, y se
propuso romper el mito de la famosa poeta, signado éste por la idea permanente
de soledad, hermetismo y padecimiento.
Para la realización de esta película – que se
interpretó originalmente como una obra de teatro en el WOW Café de Nueva York (1999)
– Olnek realizó una amplia investigación biográfica, que contó con el apoyo de la Harvard University Press y
la mismísima Fundación Guggenheim.
El proyecto original
tomó forma a partir de la lectura y estudio de la íntima correspondencia que la
escritora mantuvo durante años con su cuñada y amante, Susan Gilbert.
La historia,
contada desde el punto de vista de su primera editora (Mabel Loomis), muestra a
una Emily adulta, ocupada casi mecánicamente en las tareas del hogar, pero sin
dejar ni por un momento de escribir. Se la presenta como a una mujer de genio
adusto, huidiza y algo antisocial, y se hace especial énfasis en que nunca
llegó a casarse, debido, presuntamente, a su singular temperamento y – por
supuesto – a su notable inteligencia (por esto de que «ningún hombre quiere a
una mujer más inteligente que él a su lado»).
La película
retrata fundamentalmente, con tono delicado y tintes de comedia romántica, la
relación con su cuñada Susan en carácter de amantes, desde la temprana juventud
hasta la madura adultez.
¿Lo
repetido? Tal como sucede en la serie de Alena Smith (que fue posterior),
aparecen en escenas destacadas las fiestas de elite brindadas por Sue y por su
marido en la famosa residencia de The Evergreens, así como también las lecturas
del club de Shakespeare y las insinuaciones entre las dos mujeres durante la
adolescencia.
Un
importante editor visita a Emily para conversar sobre una posible publicación,
aunque finalmente desiste: cuestiona de forma vil su escritura y, aunque no se
dice nunca de manera explícita, queda claro que tal rechazo se debe a su
condición de mujer (dato no opinión: Emily pudo publicar sólo once de los casi
1800 poemas escritos en vida).
¿Lo imperdonable?
La poesía de Emily aparece a duras penas. Es decir, escasa y exclusivamente en algunas
cartas que le envía a Sue cuando ésta se marcha de viaje (cartas que son leídas
por su editora, años más tarde, en una ficticia conferencia sobre la autora).
¿Lo
novedoso? Se presenta una tercera en discordia: una tal Kate, que visita a
Emily en su casa y que es, aparentemente, su amante. La relación se deduce exclusivamente
por los celos que asoman enseguida en Susan, ya que en ningún momento se muestra
a las dos mujeres juntas (se presume que la referencia podría ser a la también
poeta Catherine Mary Scott).
Soberbio
plano final: Emily muere y – como ya es por todxs sabido – su hermana Lavinia
descubre el conjunto total de sus poemas, escondido en un baúl de su
habitación. En un acto de hervor heroico, Vinnie entrega todo lo que ha
encontrado a Loomis, quien, con encontradas intenciones, termina publicando los
textos de Emily, pero cambiando en todos ellos el nombre de Susan por el de un
hombre. En pantalla dividida vemos: a la izquierda a Emily, que yace en una
cama mientras Susan llora desconsoladamente; a la derecha a Mabel, bien
resuelta, sentada en un escritorio y desapareciendo con empeño el nombre de
Susan, presente una y otra vez en cada poema de la recién difunta escritora.
Respecto a
esto, y según se explica en los créditos, un artículo del New York Times
documentó en 1998 el uso de un software que permitió restaurar el nombre de
Susan borrado en las cartas y poemas de Emily (dato a revisar).
Película
entretenida y algo ingeniosa, es cierto, aunque prácticamente carente de todo soporte
histórico. Para «poner de fondo», se podría decir, dado que – si bien están –
son pocos los aspectos realmente trascendentales que podemos aprender sobre
Emily, su vida y su obra, en esos escasos y extrañamente desaprovechados
ochenta y cuatro minutos de cinta.
Dickinson
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A Quiet Passion
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Wild Nights with Emily
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DIRECCIÓN: Alena Smith / David Gordon Green
PRODUCCIÓN: Anonymous
Content
GUIÓN: Alena Smith
MÚSICA: Ian Hultquist
GÉNERO: Comedia Biográfica
PAÍS: Estados Unidos
AÑO: 2019-2021
DISTRIBUCIÓN: Apple TV+
PROTAGONISTAS: Hailee
Steinfeld, Anna Baryshnikov, Adrian Enscoe, Ella
Hunt, Toby Huss, Jane Krakowski.
|
DIRECCIÓN: Terence Davies
PRODUCCIÓN: Roy Boulter /
Sol Papadopoulos
GUIÓN: Terence Davies
GÉNERO: Drama Biográfico
PAÍS: Reino Unido
AÑO: 2016
DISTRIBUCIÓN: Soda
Pictures
PROTAGONISTAS: Cynthia
Nixon, Jodhi May, Jennifer Ehle, Duncan Duff, Joanna Bacon, Keith Carradine.
|
DIRECCIÓN: Madeleine Olnek
PRODUCCIÓN: Anna Margarita
Albelo / Casper Andreas / Madeleine Olnek / Max Rifkind-Barron
GUIÓN: Madeleine Olnek
GÉNERO: Comedia Biográfica
PAÍS: Estados Unidos
AÑO: 2018
PROTAGONISTAS: Molly
Shannon, Susan Ziegler, Amy Seimetz, Jackie Monahan, Kevin Seal.
|
VITA & VIRGINIA
Reino Unido, años ’20. Dos
escritoras se conocen, se atraen, se enamoran y, contra todo pronóstico, se
corresponden y hasta se las arreglan para encontrar la manera de consumar ese
amor. Todo esto en el lugar equivocado, en el momento equivocado y con maridos
de por medio, por supuesto. Estamos hablando de dos cautivadoras sediciosas.
Estamos hablando de genio y pronunciamiento. Estamos hablando de deseo y obsesión.
Estamos hablando de Virginia Woolf y Vita Sackville-West.
Vita
& Virginia
(Chanya Button, 2018): El grueso de la película se desarrolla en torno a ese
intenso drama ad infinitum que viven,
gozan, sufren, soportan y tienen el tiempo y las ganas de dejar por escrito las
dos mujeres en cuestión.
¿Las fuentes de esta «bonita
historia»?:
Cartas enviadas a lo largo de más de una década, diarios y notas
personales y – como si fuera algún tipo de novedad decirlo – obras literarias completitas de principio a
fin.
Los detalles, a continuación:
[ACERCA
DE VITA]
➱Nació en Kent, Reino Unido,
el 9 de marzo de 1892;
➱Su verdadero nombre era
Victoria Mary Sackville-West;
➱Además de poeta y novelista,
fue una afamada diseñadora de jardines (diseñó, de hecho, en los años ’30, los
famosos jardines de su propia propiedad: el Castillo de Sissinghurst);
➱Hasta
el momento es la única persona registrada como dos veces ganadora del
prestigioso Premio Literario británico Hawthornden (1927 y 1933);
➱En 1913 se casó con el
político y diplomático inglés Harold Nicolson, con quien mantuvo desde un
primer momento una relación abierta (muy común dentro del llamado «Grupo
Bloomsbury») y con quién tuvo, además, dos hijos: Nigel y Benedict;
➱Su estrafalario matrimonio,
sus excesos y sus escandalosos romances con mujeres escandalizaron e
incomodaron en múltiples ocasiones a la conservadora aristocracia europea de
principios de Siglo XX;
➱Realizó junto a uno de sus
grandes amores, la también novelista Violet Trefusis, un viaje recorriendo
Francia, vestidas ambas con ropas masculinas, icónica acción que más tarde
Virginia Woolf se encargaría de inmortalizar en Orlando (1928);
➱Una de sus obras más
populares, la novela de ficción All
Passion Spent (1931), fue llevada al cine en 1986 por la BBC;
➱Como ya resulta de público
conocimiento – y como a este breve artículo compete – mantuvo, durante los años
’20, una apasionada relación con la célebre escritora británica Virginia Woolf;
➱Falleció en Kent, el 02 de
junio de 1962.
[ACERCA
DE VIRGINIA]
➱Fue educada en un riguroso
entorno cultural (su padre era novelista e historiador), del cual formaban
parte las influencias más importantes de la sociedad literaria victoriana;
➱Su casa paterna contaba con
una inmensa biblioteca, de la que tanto ella como su hermana Vanessa sacaron
gran provecho, estudiando a los clásicos y a los escritores contemporáneos en
boga;
➱Formó parte del grupo de
Bloomsbury, conformado por artistas, intelectuales y pensadores que compartían
ciertos criterios estéticos, y que mostraban abiertamente un marcado rechazo
hacia la clase media alta a la que pertenecían;
➱Comenzó a escribir
profesionalmente en 1905 para el Times Literary Supplement; muy pronto destacó
por su originalidad literaria, su afán experimental y su maestría técnica;
logró romper los esquemas narrativos precedentes introduciendo magistralmente
un flujo de variaciones en la conciencia de los personajes, seduciendo
inmediatamente la atención de la crítica;
➱En 1912 se casó con el
economista y escritor Leonard Woolf, de quien tomó su apellido y con quien
fundó la célebre editorial Hogarth Press, que publicó no sólo las obras de la
propia Virginia sino también la de otros importantes escritores del momento,
como Katherine Mansfield, T.S.Eliot y Sigmund Freud;
➱En 1922 conoce a la escritora
Vita Sackville-West, con quien sostiene una relación amorosa durante casi diez
años, y a quien dedica su elogiada novela Orlando
(1928), biografía ficticia de un personaje que vive más de cuatro siglos y que
adopta diversas sexualidades (la ética del grupo de Bloomsbury estaba
manifiestamente en contra de la exclusividad sexual; sus miembros hacían
evidentes y explícitas sus relaciones extra matrimoniales, hecho que mantuvo en
vilo a la puritana sociedad victoriana de principios del siglo XX);
➱Su ensayo A room of One’s Own (1929), innovador y
polémicamente revolucionario, puso en jaque la desigual situación de la mujer
escritora de su tiempo y situó al lesbianismo en un lugar más legítimo y menos
naif, además de reivindicar la construcción social de la identidad femenina; es
considerado por la crítica como uno de los textos más influyentes del
movimiento feminista internacional;
➱A la edad de trece años, tras
la repentina muerte de su madre, sufre la primera de sus grandes depresiones; la
muerte de su padre por cáncer en 1905 le produce un alarmante ataque y es
ingresada por primera vez en una institución psiquiátrica;
➱Aunque las circunstancias
exactas nunca se han dado a conocer, se cree que soportó diversos abusos a mano
de sus medio hermanos George y Gerald;
➱Sus crisis nerviosas, su
inestabilidad, su frecuente afección bipolar y sus recurrentes períodos
depresivos dañaron gravemente su personalidad y sus capacidades sociales;
➱Las circunstancias sombrías
devenidas en la Segunda Guerra Mundial marcaron trágicamente sus últimos años
de vida: su casa fue destruida por causa de un bombardeo alemán; su esposo
Leonard fue perseguido por diversos partidos ultranacionalistas debido a su condición
judía;
➱Incapaz ya de recobrar su
salud, terminó con su vida el 28 de marzo de 1941 ahogándose en el río Ouse
(Sussex, Inglaterra), tras haber colocado piedras en los bolsillos de su
abrigo.
[ACERCA
DE ORLANDO]
➱Fue publicada por primera vez
en el Reino Unido, en octubre de 1928, por Hogarth Press;
➱Si bien se presenta
literariamente como «biografía», se trata más bien de una potente crítica y parodia
de este género, de un replanteamiento crudo de las rígidas categorías que lo
atañen, y de una auto-innovación y auto-rectificación;
➱El harto intrincado personaje
de «Orlando» representa – como es de esperar – a Vita, amante de Virginia
durante casi diez años, cuyas complejidades biográficas no dejan de
escandalizar a los austeros lectores de la época;
➱La obra presenta, además, una
visión especialmente crítica acerca del papel asignado a la mujer, no solamente
dentro de las sociedades patriarcales imperantes durante los casi cuatro siglos
que recorre el personaje, sino también el asignado dentro del mismo mundo
literario al que Virginia pertenece, reservado – hasta no hace mucho tiempo –
específica y exclusivamente a los hombres;
➱Debido a su contenido, desde
su publicación hasta nuestros días ha influido tanto estilística como
culturalmente en la literatura, y en los estudios feministas y de género de las
últimas décadas;
➱La obra consta de seis
capítulos numerados, y sus primeras ediciones cuentan con un buen número de
fotografías de la propia Vita Sackville-West;
➱Además de la existencia
verídica de su amante (a quien por supuesto dedica la obra), Virginia nutrió su
propio «Orlando» con sutiles rasgos y peculiaridades de otras obras
renacentistas, como el Orlando innamorato
y el Orlando furioso, de los
italianos Matteo Boiardo y Ludovico Ariosto, respectivamente;
➱En 1993 fue llevada al cine
por Sony Pictures, bajo la dirección de Sally Potter.
Inicia la película. Vita (una
tremenda Gemma Arterton) se encuentra en un prestigioso programa de radio de la
BBC junto a su esposo (Rupert Penry-Jones). Ambos fueron invitados para hablar
sobre «el matrimonio moderno». Vita declara que para ella el matrimonio debería
ser más un negocio que un contrato, y que le parece injusto que sea la mujer la
que debe – una y otra vez – relegar las oportunidades que se le presentan en
pos de la supuesta obligación de cuidar la casa, los hijos y el marido. En ese
mismo momento, en su pequeña y cálida casa de Rodmell, Virginia (Elizabeth
Debicki) escribe, escribe y escribe, frenética y compulsivamente. Anotación
para Button: sensacional uso de planos cortos, que recortan el rostro de los
personajes, para buscar un tono tanto intimista como intimidante.
A la madre de Vita (sin lugar a
dudas la joya de esta producción: Isabella Rossellini) no le caen bien los
Woolf. Se rumorea que «son socialistas» y que Virginia – cuándo no dando la
nota – «está loca». Como resulta lógico para una gentil y acomodada señora, a
mamá Victoria tampoco le hacen gracia los romances lésbicos de su hija, hecho
que Vita, como buena oveja negra, registra continuamente en sus novelas y
supone un escándalo para la sociedad. Como si esto fuera poco, en el pasado Vita
se ha vestido de hombre para huir con su amante (Violet) durante un tiempo. Este
hecho ha marcado la reputación de la familia. No debe volver a pasar. La
advertencia está hecha.
Pero, ¿para qué fue inventada
la deshonra sino para rendirle honor?
En una relajada fiesta del
grupo Bloomsbury, Vita & Virginia se conocen. El montaje de la escena y el
vestuario de época son impecables. Virginia pregunta a su futura amante por qué
cree que sus libros se venden más que los suyos, a lo que Vita responde: «la
popularidad nunca fue un signo de genialidad». Es el clímax perfecto.
Los naipes ya están echados y
las chicas, en plan «conquístame si puedes», empiezan a mandarse cartas.
Recordemos: Vita vive retirada de la ciudad, en una mansión, con Harold y sus
dos hijos pequeños; es adinerada y aristócrata; Virginia – como «está loca» -
debe guardar reposo junto a su esposo en la rústica Monk’s House (por cierto:
excelentemente recreada por la producción de Button).
A pesar de que a Harold para
nada le molestan las aventuras de su esposa fuera del matrimonio (ambos las
tienen, pues son un matrimonio abierto), le pide encarecidamente mantener
cierta discreción (él no deja de ser un importante diplomático), cosa que a
Vita – como ya estamos adivinando – le
cuesta sostener.
Entonces Vita va todavía más
lejos: envía su manuscrito inédito a Hogarth Press. Leonard se niega en un
principio a publicarlo (considera que su escritura es mediocre y no quiere
manchar el nombre de la editorial), pero a la hora de cumplirle los caprichos a
su esposa, vale todo. Para su sorpresa, la novela de Vita termina siendo un
éxito de ventas, al igual que la también recién publicada Mrs. Dalloway.
Minuto 43. Imposibilidad
orgánica: Virginia confiesa a su hermana, Vanessa, que está teniendo algunos
problemas al momento de consumar el sexo, tanto con su marido como con otras
personas. Esto le preocupa y la perturba ya que, asegura, Vita le gusta
muchísimo.
Minuto 53. Imposibilidad
lingüística: Vita se ha ido a Persia en un viaje diplomático junto a su esposo.
Virginia sufre. Intenta expresar una idea y no puede. Es el momento más
dramático de la película. Se angustia, se frustra, alucina. Permanece seis
semanas en cama. Dice a su amada en una carta: «Me he decidido a quererte
tenazmente, tristemente, fielmente. Espero que esto te agrade. Es
condenadamente desagradable para mí.» Comienza su deterioro mental.
Dentro de los grandes logros de
Button, para enfatizar puntillosamente en lo dramático de toda la cosa, se
destacan los planos cortos, directos al rostro y semi-desenfocados, sobre todo al
momento de la lectura de cartas (mejor dicho: fragmentos de ellas) por parte de
las protagonistas frente a la cámara. Está visto que el efecto desconsuelo es su fuerte.
Vita regresa (sola) a
Inglaterra, al enterarse de que Virginia no está bien. La invita a hacer un
viaje juntas (¿modus operandi?). Viajan. Intiman finalmente. En la cama, Vita
le confiesa, cual adolescente, que la ama, y le pide sin preámbulos que deje a
Leonard. Virginia, como ya certifica la historia, se niega. Casi diez años
duran el amor, la correspondencia extra-confidencial, y ese permanente y
angustioso «tire y afloje».
Hora del momento clave, del
final de todo: en una abarrotada exposición de arte, Virginia ve a Vita con
otra mujer. Al principio, como resulta lógico, enfurece. Pero muy pronto se
ilumina: entiende que para todo hay una causa y un efecto; comienza, con
pronunciada obsesión, a escribir la que será su obra máxima: Orlando (que no es otra cosa que una biografía
ficcional de Vita [o sí]). Para procurar cierta perfección narrativa, se reúne
varias veces con Vita para entrevistarla, y recolectar así información relevante
sobre su vida y la de sus antepasados. Vita se disculpa por haberse enredado con otra mujer, por ser incapaz de sostener leal y prolijamente una relación. Demasiado
tarde, claro está.
Por su parte, Virginia empieza
a ser absolutamente consciente de que está a punto de revolucionar la manera de
escribir y de leer biografías. Es por eso que este trabajo se vuelve
obsesivamente importante para ella: intentará contar nada más ni nada menos que
la biografía de una mujer, lo cual
estaba prácticamente descartado en aquella época, e intentará hacerlo no desde
los hechos que le ocurren a la biografiada, sino desde lo que siente,
experimenta y padece al vivir esos hechos.
Orlando se publica, arrastrando tras
de sí un éxito tajante y – como también ya sabemos – cambiando el curso de la
carrera de Virginia. Vita lee la obra en Berlín y regresa a Reino Unido para
decirle a Virginia en persona que el libro la ha enamorado.
Escribir Orlando le ha causado a Virginia el mayor éxtasis de su vida, igual
que para Button dirigir esta película. Un aplauso, entonces, y unas merecidas
tres estrellas para Vita & Virginia,
que se estrenó oficialmente en el Festival Internacional de Cine de Toronto, en
septiembre de 2018, y que, a su recatada manera, supo emplazar en la pantalla
grande este juego algo enigmático y algo excéntrico de roles, marcado por el
deseo, la desmesura y el ingenio intelectual de dos de las mujeres más icónicas
de nuestro cercanísimo y vívido Siglo XX.
+ INFO
👉 VITA & VIRGINIA (2018) – OFFICIAL TRAILER
👉 ORLANDO (1993) – OFFICIAL TRAILER
👉 FILMAFFINITY
👉 EL MUNDO.ES
👉 VIRGINIA WOOLF – DOCUMENTARY
FICHA TÉCNICA
DIRECCIÓN: Chanya Button
PRODUCCIÓN: Evangelo Kioussis / Katie Holly /
Shashank Shambharkar
GUIÓN: Eileen Atkins
MÚSICA: Isobel Waller-Bridge
GÉNERO: Drama biográfico
PAÍS: Reino Unido
DISTRIBUCIÓN: Thunderbird Releasing
PROTAGONISTAS: Gemma Arterton / Elizabeth Debicki /
Rupert Penry-Jones / Peter Ferdinando / Isabella Rossellini
GENIUS
[UNA COSA QUE LLEVA POR DEFECTO A LA OTRA]
Cuarentena
dos mil veinte: ¿nos ocupamos 24/07 de todo lo otro porque no queremos
ocuparnos ni diez minutos de nuestra propia mente? ¿o será que nuestra propia mente
es, incidental y categóricamente, todo lo otro? Dejo esto por acá para
volver después (o no).
Genius (Michael Grandage, 2016). Paseando
por la serie Ozark (Netflix, 2017;
¿la vieron?) recordé algunos simpáticos detalles sobre esta película. Y es que
resultó ser que Laura Linney – Wendy Byrde en Ozark – es también Louise
Perkins, esposa de Maxwell Perkins, en esta gran movie de Grandage.
Pero la cosa
no queda ahí. El perturbado personaje de Wyatt Langmore (Charlie Tahan) es un
lector empedernido y fanático hasta la médula de Thomas Wolfe (intuyo que
Linney tuvo por lo menos algo que ver con esto, pero mejor dejemos la locura
intuitiva para otro día).
En el
capítulo ocho de la segunda temporada, Wyatt y su archi-amiga Charlotte Byrde se
reúnen en las afueras de los montes Ozarks para llegarse a la librería más
cercana y apreciar bien de cerca un ejemplar retro de El ángel que nos mira (1929). Wyatt toma el libro y lo contempla con
fascinación. «Thomas Wolfe era enorme», dice, «medía 1.98 m.; le gustaba
escribir de pie; usaba el refrigerador como escritorio.» ¿Adónde vi esto
antes?, pensé. Enseguida recordé: algo debe tener Jude Law que lo hace ciertamente
inolvidable.
[LO QUE HAY QUE SABER SOBRE WOLFE, PERKINS Y SUS RESPECTIVAS E INNATAS GENIALIDADES]
Thomas Wolfe
(Jude Law en la película, como ya adelanté) fue un escritor norteamericano
nacido en 1900 y orgullosamente oriundo de Asheville, Carolina del Norte, ciudad
en la que vivió hasta graduarse. Su prosa – recargada, escrupulosa, excesiva –
refleja con minucia la cultura y las costumbres estadounidenses del primer
tercio del Siglo XX. En sus viajes a Europa, – la mayoría de ellos realizados
por motivos intelectuales durante la década del `30 – el avance del creciente nazismo lo hace reflexionar
e intuir con perturbado horror los tiempos bélicos que se avecinan.
En 1923 se
instala en New York. Durante algunos años dicta clases de inglés en la
Universidad. Tiene una memoria prodigiosa y escribe convulsivamente, motivo por
el cual decide, tras algunos intentos en el mundo de la dramaturgia,
convertirse en novelista.
Arranca la
película. Terminado su primer manuscrito, Wolfe lo presenta sin titubear a la
editorial Charles Scribner`s Sons, donde conoce a quien será su editor hasta el
final de sus días: Maxwell E. Perkins (Colin Firth). Perkins lo insta desde el
minuto cero a recortar considerablemente los capítulos, ya que bajo esa
extensión, aunque llegara a publicarse el libro, jamás encontraría compradores.
Wolfe, que consideraba
que estos recortes mutilaban la obra y le sacaban comprensión al argumento, se
niega rotundamente a permitir este vil recurso. La lucha para convencerlo es
ardua pero Perkins, viendo la calidad indiscutible de la obra, logra lo
imposible y El ángel que nos mira es
finalmente publicado en 1929 y causa, tras
un sinfín de ediciones, una profunda impresión en los medios literarios y
culturales de la época.
A esto se
sumó que, a finales de 1930, el galardonado escritor minesotano Harry Sinclair
Lewis citó en su discurso de aceptación del Premio Nobel nada menos que un fragmento
de la novela de Wolfe, cosa por demás extraña para la época, ya que era poco
corriente que escritores renombrados citaran a sus pares y jóvenes
contemporáneos. El hecho fue toda una revelación y la inusual anécdota – que no
aparece en la película – se volvió lo que hoy llamaríamos «viral».
Del tiempo y el río (1938), by
the way, consagró definitivamente a
Wolfe como uno de los novelistas más importantes de Estados Unidos durante el
Siglo XX. Fueron las únicas dos obras que el autor publicó en vida, a excepción
de algunas poco conocidas obras de teatro en sus años de universitario. Otras tres obras se le publicaron póstumamente: The web and the rock (1939), You can`t go home again (1940) y The hills beyond (1941).
En Julio de
1938 Thomas enferma de neumonía y se le diagnostica tuberculosis miliar. En el
Hospital Johns Hopkins, de Baltimore, se le practica una frustrada cirugía: el
tumor ha avanzado funestamente hacia el lado derecho del cerebro. Fallece el 15
de Septiembre. En su lecho de muerte, solicita a una enfermera lápiz y papel y
escribe, en modo agradecido, una última carta a su editor, que hace despachar a
su estudio en NY. Sin duda es en esta escena, casi al final de la película, en
la que tanto Law como Firth dejan alma y cuerpo. La música de Adam Cork y el
montaje en matices amarronados y en tono abatido creado por Chris Dickens
completan, por supuesto, el momento.
[LOS IMPERDIBLES DE LA PELÍCULA Y OTRAS MINUCIAS ILUSTRATIVAS]
«Mi trabajo
es poner buenos libros en las manos de la gente», afirma Perkins en la primera
escena con Wolfe. Y no se equivoca. Wolfe es perfectamente consciente de que su
obra incluye casi todos los niveles posibles de expresión. Su escritura es
desmesurada, lírica y autobiográfica al extremo. Quiere igualarse con los
grandes y le preocupa dejar un legado a la humanidad.
Maxwell
Perkins (1884-1947), que se unió en 1910 a la editorial Charles Scribner`s Sons
con ideas renovadoras y un poco más a la vanguardia, pretendió comenzar a
publicar escritores más jóvenes y prometedores. Se lo recuerda, como no podía
ser de otra manera, como el descubridor de una nueva generación literaria, de
la mano de F. Scott Fitzgerald, Ernest Hemingway, Marjorie Kinnan Rawlings y
Thomas Wolfe.
Perkins era
inusual entre los editores por la atención especial que brindaba, la
consideración y la cercanía con los escritores que reclutaba. Se sabe, sin
embargo, que el despilfarro y los problemas de alcohol de Fitzgerald tensaron
la relación con el editor. A pesar de esto, siguieron siendo amigos hasta el
final de sus vidas. Un genial Guy Pearce interpreta con acierto al autor de El gran Gatsby.
El mayor
desafío personal que enfrentó Perkins fue la falta de autodisciplina artística
de Wolfe, el cual se apegaba a cada oración que escribía sin dejarse aconsejar.
Se dice que Wolfe llegó a resentir la percepción popular acerca de que le debía
íntegramente su éxito a su editor.
En la
película de Grandage se muestra a un Wolfe irritantemente charlatán, demasiado
escandaloso e histriónico. No siempre da una buena «primera impresión», lo
cual le vale serias discusiones y hostilidades entre sus contemporáneos. Lleva,
asimismo, una conflictiva relación con Aline (Nicole Kidman), una mujer
sumamente depresiva y obsesiva, que le lleva veinte años y que manifiesta de
forma algo odiosa unos celos injustificados hacia Perkins, asegurando que es
éste el motivo por el cual Thomas la ha desplazado de su vida.
Por consejo
de Max (aunque no sin renegar) Wolfe cambia el título de su primera novela de Oh, perdido a El ángel que nos mira. El libro se convierte rápidamente en best
seller, vendiendo más de quince mil copias en apenas un mes. Este fenómeno de
éxito comercial le sirve a Wolfe para alardear sobre su calidad artística: en
ese mismo momento, su país se encuentra en la peor crisis económica de la
historia (léase Gran Depresión,
aunque la crisis actual de Estados Unidos está a punto de superarla en récord
de desocupación y miseria. ¿Ya estamos listxs para responder la pregunta
inicial de esta reseña? ¿Sí? ¿No?).
A todo esto,
Wolfe sigue escribiendo. El swing jazz
neoyorkino y los viajecitos a Europa lo han iluminado. Para Del tiempo y el río escribe cerca de
cinco mil páginas. Dedica entre cincuenta y ochenta páginas a cada personaje.
Perkins parece enloquecer en un primer momento pero no se desanima. El primer
libro ha sido un éxito y los lectores esperan ansiosos el segundo. Hay mucha
presión y expectativa al respecto. Trabajan codo a codo y de manera enfermiza
durante dos años en la edición y abreviación del libro. No falta nada para que
las esposas empiecen a reclamar tiempo y algo de atención. Se arma una buena
jarana, tal como debe ser.
Minuto 58.
Perkins aparece en casa de Wolfe y lo obliga a dejar de escribir. Le da un
ultimátum: debe dejar de agregar páginas al libro o se le termina el contrato
de una. Wolfe, sin embargo, no puede parar. Está ensimismado, escribiendo de
pie, y usando el refrigerador como escritorio.
Pero el
libro igual se publica, claro, y toda la oficina está pendiente de los diarios
y de la crítica, que finalmente resulta muy buena pero les hizo comerse las
uñas y temblar el piso por un rato a todxs. Wolfe, ajeno e indiferente, lee los diarios
internacionales en París y se entera, así, de la ascensión de su éxito: se han
vendido treinta mil ejemplares y Del
tiempo y el río está en boca de todos. Algunos críticos hasta lo comparan
con Joyce. Está hecho.
Tiempo después, Wolfe regresa a Estados Unidos como un verdadero influencer
de la novela dramática de los años treinta. No obstante, la cruda y crítica
realidad de su país, hundido en la peor crisis, no le permite estar ni
remotamente cerca de la felicidad. La película es un diez por los actores
elegidos pero también es un diez por la manera de contar la historia. En
especial esto último, el contraste obligado de lo insoportable y lo brutal.
Mírenla porque está en Netflix y al alcance de casi todxs, y mírenla también
porque está a la altura de nuestras más incómodas y actuales circunstancias.
+ INFO
FICHA
TÉCNICA
GÉNERO: Drama biográfico
DURACIÓN: 104 minutos
DIRECCIÓN: Michael Grandage
PRODUCCIÓN: James Bierman /
Michael Grandage / John Logan / Tracey Seaward
GUIÓN: John Logan
FOTOGRAFÍA: Ben Davis
MÚSICA: Adam Cork
MONTAJE: Chris Dickens
PAÍS: USA / Reino Unido
DISTRIBUCIÓN: Lionsgate
PROTAGONISTAS: Colin Firth /
Jude Law / Nicole Kidman / Dominic West / Guy Pearce / Laura Linney
JUANA INÉS
Considerada el exponente máximo del Siglo de Oro dentro de la
literatura americana, la lírica de Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana
(Nueva España, 1648) ha destacado durante siglos por su cultismo léxico, su
tratamiento atemporal de la mujer y su
complejidad filosófica.
Dicho esto (modiquísima síntesis), resulta demasiado
extensa la lista de mitos y de misterios que circunda a esta mujer, tanto desde
el punto de vista literario como desde el religioso y, por sobre todas las
cosas, desde aquel que refiere a su vida personal.
De acuerdo a lo que sus biógrafos más respetados nos
cuentan, huyendo de su destino impuesto (el matrimonio y la procreación) y
buscando aventajar en espacio y tiempo su desarrollo intelectual y científico, Juana
se unió, con apenas veinte años de edad, a la Orden de San Jerónimo, donde se
le permitió estudiar, escribir, representar obras teatrales y hasta incluso
celebrar tertulias. A cambio, según sabemos, debió convertirse en la que hoy
conocemos como Sor Juana Inés de la Cruz.
[BRAVO, CANAL 11!]
La miniserie mexicana co-producida por Canal 11 y
Bravo Films – Juana Inés, 2015 –
retoma la figura de la Sor Juana «militante», sediciosa, portadora de un agudo
y aplastante sarcasmo, sexualizada y envuelta continuamente en escándalos
políticos y teologales.
Los
únicos siete breves e intensos episodios creados por Patricia Arriaga Jordán
fueron filmados durante los últimos meses de 2015 en la ex Hacienda Santa
Mónica, en la ciudad de México. Los
cuatro primeros refieren básicamente a la primera juventud de la poeta
(alrededor de 1664), en la que persigue con obstinación la relación con los
entonces virreyes de la Nueva España, Antonio Sebastián de Toledo y Leonor de
Carreto, asentados en territorio mexicano.
La virreina se convirtió casi de inmediato en una de
sus más importantes mecenas. De este modo, el ambiente y la protección de los
virreyes marcaron decisivamente su producción literaria y, muy pronto, fue
conocida regionalmente por su inteligencia y su sagacidad. De hecho se cuenta
que, por órdenes del virrey, un grupo de sabios humanistas evaluaron sus
conocimientos, examen que Juana superó con gran sagacidad y docta soberbia. Una
extraordinaria Arantza Ruiz interpreta brillantemente la mítica escena en el
capítulo uno de la saga, aunque es justo decir que la barcelonesa Assumpta
Serna lo había hecho ya modestamente bien en la película de María Luisa Bemberg
(Yo, la peor de todas, 1990).
[UNAS CUANTAS NECESARIAS CONSIDERACIONES]
Hablemos del Siglo VXII. Los españoles la están
rompiendo en América (léase: están
rompiendo América). En la corte virreinal, uno de los lugares más cultos e
ilustrados del virreinato, solían celebrarse fastuosas tertulias a las que
acudían teólogos, filósofos, matemáticos, historiadores y todo tipo de
humanistas, en su mayoría egresados o profesores de la Real y Pontificia
Universidad de México. Allí, como dama de compañía de la virreina, la
adolescente Juana desarrolló su intelecto y sus peculiares capacidades de
escritura. En repetidas ocasiones escribía sonetos, poemas y elegías fúnebres
que eran muy bien recibidas en la corte. Se la conocía entonces como «la muy
querida de la virreina».
Muchos críticos y biógrafos atribuyeron la salida de
Juana de la Corte a una decepción amorosa, aunque en reiteradas ocasiones ella
misma expresó no sentirse atraída por el amor y aseguró que únicamente la vida
monástica podría permitirle dedicarse a los estudios científicos e
intelectuales. Recibía por sus escritos y sus espectáculos - según se conoce -
un módico pago, tanto por parte de la Iglesia como por parte de la Corte.
Se sabe, asimismo, que debido a la «inmoralidad civil»
de sus padres – exentos del sacramento matrimonial y, por tanto, «pecadores»
ante la naciente sociedad católica americana – sufrió el rechazo de sus pares.
Su condición de «hija ilegítima» fue vista como una profanación aberrante ante
los ojos de cualquier cristiano del Siglo XVII.
Su vida daría un primer giro inesperado en 1674, fecha
en que el virrey de Mancera y su esposa son relevados de su cargo y en Tepeaca,
durante el trayecto a Veracruz, fallece Leonor. A ella dedicó Juana varias
elegías, entre las que se destaca «De la beldad de Laura enamorados» (siendo
«Laura» el seudónimo de la virreina), en la que demuestra su dominio de los
tópicos petrarquistas* imperantes del momento.
[*Francesco Petrarca (Italia, 1304). Poeta, filósofo y filólogo.
Considerado el precursor del llamado «Humanismo», basado en los modelos
ideológicos de la Antigüedad greco-romana. Su poesía dio lugar a nuevas formas
y temas dentro del género e influyó determinantemente en la obra de autores
europeos posteriores, como Garcilaso de la Vega y William Shakespeare. Esta
corriente escritural se conoció como «petrarquismo».]
A finales de 1666, la inexperta Juana llamó la
atención del padre Núñez de Miranda (Hernán del Riego en la serie) confesor de
virreyes, el cual, al saber que la joven no deseaba casarse, le propuso
ingresar en una orden religiosa. Juana aprendió latín en muy pocas clases y,
después de un intento fallido con las Carmelitas (cuya regla era la extrema
rigidez y disciplina), ingresó a la Orden de San Jerónimo, donde gozó de
ciertos beneplácitos y tuvo una celda propia, con personal de limpieza y otros servicios a su
entera disposición. En este Convento, cuyos estatutos le permitieron formarse,
permaneció el resto de su vida.
Otra cosa. En aquel momento el Virreinato – al igual
que la totalidad del territorio «conquistado» por Europa – se encontraba
fuertemente custodiado y vigilado por la Corona Española, así como también por
la Iglesia Católica: dos poderes la mayoría de las veces enfrentados. La
Iglesia, como era de esperar, desaprueba categóricamente el accionar de Sor
Juana, más volcado a la escritura filosófica y artística que a la religiosa. De
hecho, Núñez nunca dejó de reprocharle que se ocupara con tanto frenesí de
temas mundanos (científicos, filosóficos, literarios), lo cual, junto con el
frecuente contacto con las más altas y destacadas personalidades de la época y
su fama intelectual, desencadenó descontento y desavenencias entre sus
coetáneos.
[EL MOMENTO EXACTO EN EL QUE SE PUDRE TODO]
En 1680 se produce la sustitución de fray Payo
Enríquez de Rivera por el ascético y moralista Arzobispo Francisco de Aguiar y
Seijas al frente del Virreinato. Al nuevo hombre clave de la Iglesia, particularmente
repulsivo, no le temblará el pulso a la hora de dejar bien en claro su misógina
misión en la vida. Lo siguiente, por un nombrar un único ejemplo exquisitamente
logrado por Canal Once:
Capítulo 4. Minuto 32: Seijas (un genial Carlos
Valencia) llega al Arzobispado. Dos párrocos lo persiguen para atender sus
necesidades y le informan que en ese mismo momento hay dos mucamas ocupándose
de higienizar su habitación para que pueda ocuparla de inmediato. Iracundo,
Seijas se da vuelta para responder: «¡¿Cómo se le ocurre meter mujeres en mis
aposentos!?¡¿Que no sabe que son la raíz de todo pecado?! ¡No quiero ver a una
sola mujer en este Palacio Episcopal!»
Enseguida, claro, manda a cambiar sin miramientos las
baldosas de todo el Palacio, ya que han sido pisadas por hembras y, por tanto,
«contaminadas de pecado». Así de atrevido.
En fin. Tiempo más tarde, a Sor Juana se le encomienda la confección del Arco Triunfal que adornaría la entrada de los virreyes a la
Capital, ocasión para la cual escribe su famoso Neptuno Alegórico. Impresiona de este modo gratamente a los nuevos virreyes, quienes enseguida le ofrecen su protección y su amistad, especialmente la virreina María Luisa Manrique de Lara y Gonzaga (Yolanda
Corrales en la serie), condesa de Paredes, quien se vuelve muy cercana a Sor
Juana (según se cuenta, María Luisa poseía un retrato de la monja y un anillo
que ésta le había regalado). María Luisa es quien, algunos años más tarde,
publica los textos de Juana en Madrid, a su regreso a España. Especial énfasis
en esta polémica relación realizan tanto la serie de Bravo Films como la
película de GEA cinematográfica.
La iniciativa es tibia y poco arriesgada por parte de
Bemberg: apenas un beso y un leve roce pseudo erótico entre Juana y la virreina
en Yo, la peor de todas (minuto 57),
lo que hace pensar en el todavía achatado público latinoamericano de principio
de los años ’90. Arriaga, en cambio, ya afianzada en un creciente “gay
friendly” Siglo XXI, arremete con algo más que un beso tímido y se lanza
exponiendo en la pantalla (nada menos que en la continuista y ultra machista
pantalla mexicana) unas cuantas escenas de amor lésbico irrefrenable.
Es cierto que no existen hasta el momento registros
filológicos que documenten la veracidad de este en apariencia idílico vínculo
(que data de cuatro siglos), pero la osadía y el arrojo de Canal 11 resultan
completamente válidos, si consideramos que buena parte de sus académicos,
estudiosos y versados acepta y difunde el presunto lesbianismo de Juana como un
factor perfectamente posible.
YO, LA PEOR DE TODAS
[TODO TEXTO ES POLÍTICO Y EL FEMINISMO ES MUY VIEJO]
Como si Juana hubiera tenido poco ya, entre 1690 y
1691 se vio involucrada en una disputa teológica a raíz de una crítica privada
que realizaría sobre un sermón del reconocido predicador jesuita Antonio
Vieira, que fue publicada a espaldas de Sor Juana por el Obispo de Puebla,
Manuel Fernández de Santa Cruz, con el título de Carta Atenagórica. El mismo Fernández de Santa Cruz prologó la
Carta bajo el seudónimo de «Sor Filotea», recomendando no sin piscas
importantes de sarcasmo a Sor Juana que abandonara las «humanas letras» y se
dedicara en cambio a las «divinas letras», de las cuales, según el Obispo,
sacaría mayor provecho.
A pesar del rigor de la Inquisición quemando en las
calles «libros heréticos» y pisando los talones de los «desobedientes», la
reacción de Sor Juana –como era de esperar– fue un encendido escrito
que tituló Respuesta a Sor Filotea de la
Cruz, en el que defendió enfervorecida su labor intelectual y reclamó los
derechos de la mujer a la educación. Breve resumen de estas ideas (para ese
momento por supuesto extraordinarias) podemos encontrar en la fantástica escena
de la película en cuestión y ya citada, en la que una joven Sor Juana instruye
a sus pequeñísimas alumnas comentándoles lo siguiente: «Aquí se os ha enseñado
a leer y a escribir. A bordar, a cocinar, a bailar… Todo esto es muy
importante, pero hay algo para mí de mayor importancia. Yo quisiera que
recordarais siempre que Dios no os puso en vano la percepción, la curiosidad,
que nada de eso es del coto privado de los hombres. La inteligencia no tiene
sexo. Y si alguien lo dice – muchos lo
dicen- miente. Tampoco es privilegio de los hombres la libertad de indagar
sobre los secretos del Universo (…). Recordad: los ojos abiertos! y los oídos
también, para percibirlo todo.»
Ahora bien, entre los estudiosos de Sor Juana se han
generado diferentes controversias acerca del presunto feminismo que cierto
sector de la crítica le atribuye a la monja. El feminismo, por su parte, ha
reconocido en Respuesta a Sor Filotea de la Cruz y en la redondilla «Hombres necios»,
auténticos documentos de liberación para las mujeres. De acuerdo con la mayoría
de los filólogos, Sor Juana abogó por la igualdad de los sexos y por el derecho
de la mujer a adquirir conocimiento, aspecto limitado
únicamente a los hombres durante casi 20 siglos.
1692: En consonancia con la agitación social y política creciente en la Nueva España, empiezan a generarse algunas rebeliones en el norte del Virreinato. La muchedumbre asalta el
Palacio Real y las epidemias se ceban con la población novohispana. Se produce
en Sor Juana un extraño cambio: hacia 1693 abandona la escritura y comienza a
ocuparse de manera repentina a labores únicamente religiosas. Los críticos
católicos han visto en esta actitud una entrega mística a Jesucristo, tras una
recapacitación por parte de Sor Juana. Otros, más radicales, sugieren una
posible conspiración misógina tramada en su contra, tras la cual fue obligada a
dejar de escribir y a cumplir con lo que las autoridades eclesiásticas
consideraban las tareas apropiadas de una monja. Su propia penitencia quedó
expresada en la firma que estampó con sangre en el libro del convento: «Yo, la
peor del mundo.», que se ha convertido, sin lugar a dudas, en una de sus frases más
célebres.
La epidemia que se desató en esos años causó estragos
en toda la capital. El Convento de San Jerónimo fue uno de los más
afectados: nueve de cada diez monjas fallecieron. Sor Juana, que colaboraba en
el cuidado de las moribundas, no tardó en contagiarse.
[ENTONCES]
Cuidando en exceso los detalles históricos que
envolvieron a Sor Juana, la serie de Arriaga no desatiende las diferentes
aproximaciones e interpretaciones de su vida y de su trabajo. Ilustra muy
acertadamente a la mujer que, a pesar de las convenciones sociales de su
tiempo, busca desesperadamente un lugar favorable para su desarrollo intelectual.
Lejos de plantear una historia remota de hace cuatro siglos, la producción pone
sobre la mesa los obstáculos que las mujeres todavía enfrentan en sociedades
machistas. No obstante, fue fríamente recibida por el sorjuanismo
internacional, que juzgó duramente su contenido sexual explícito.
De esta manera, la moderna producción de Canal 11 - que alterna
ingeniosamente desde el capítulo uno las imágenes que muestran los sinsabores
sufridos por la Juana cortesana con aquellas que viene a ilustrar las últimas horas de la Juana
Jerónima, ya débil y postrada - se arriesga en la pantalla chica con un homenaje
muy bien logrado a la gran poeta mexicana, que más allá de aparecer en los
billetes de doscientos pesos, no parece haber repercutido demasiado en el
pensamiento colectivo de las mujeres de México: el país de la telenovela, que alaba a la damisela en peligro y desprecia
a la mujer empoderada, rara vez aplaude contenidos que pongan en duda la
perspectiva machista. Digamos sí: buena jugada de Arriaga.
Basada en el ensayo sociológico de Octavio Paz (Las trampas de la fe, 1982), y con las
celebradísimas actuaciones de Alterio, un joven Romano y hasta un simpático
Fernando Noy inquisidor, la película de noventosa de Bemberg no parece llegarle
al trabajo de Arriaga ni a los talones.
[¿+ COSAS QUE QUEDARON EN EL TINTERO?]
➱Sor Juana Inés de la Cruz escribe mayoritariamente
en términos científicos y no religiosos;
➱Consigue un innovador dominio del verso, aunque con
una influencia permanente de la poesía barroca de los españoles consagrados
Luis de Góngora, Lope de Vega y Francisco de Quevedo, a quienes había leído en
demasía y admiraba grandemente;
➱En sus escritos más celebrados, se adivina su
agudeza y su obsesión por lograr un estilo personal, dinámico, enérgico y sin
imposiciones. Plantea en su obra diferentes problemas existenciales con una
manifiesta intención aleccionadora, recurriendo a tópicos y recursos típicos de
un barroco en boga;
➱La poesía amorosa de Sor Juana asume la larga
tradición de los modelos fijados en el Renacimiento español, que evolucionaron
sin rupturas hacia el Barroco. Así, en su producción podrán encontrarse las
típicas antítesis petrarquistas, los lamentos y quejas del amor cortés, la
tradición neoplatónica y el neoestoicismo barroco de Quevedo. Sin embargo, por
primera vez en la literatura hispanohablante la mujer deja de ser el elemento
pasivo de la relación amorosa y recupera su derecho a expresar la variada gama
de situaciones del amor;
➱Se alza como una tenaz defensora del mundo indígena;
➱Es reconocida internacionalmente como la pionera
indiscutible del movimiento moderno de liberación femenina en el mundo hispanohablante;
➱Tanto el reconocido historiador Marcelino Menéndez
Pelayo como el nobel mexicano Octavio Paz han considerado a la obra de Sor
Juana como una ruptura de los cánones de la literatura femenina escrita hasta
ese momento, al inmiscuirse la poeta en cuestiones epistemológicas ajenas a la
mujer del Siglo XVII y al disertar con sólida firmeza sobre cuestiones
filosóficas;
➱Durante el Siglo XIX la popularidad de Sor Juana se va diluyendo, como lo prueban varias expresiones de intelectuales decimonónicos:
Joaquín García Icazbalceta habla de una «absoluta depravación del lenguaje»;
Menéndez Pelayo, de la pedantería arrogante de su estilo barroco y José María
Vigil de un «enmarañado e insufrible gongorismo»;
➱A partir del interés que la Generación del ’27
suscita por Góngora, tanto literatos de América como de España comienzan la
revaloración de la poeta. Diversos intelectuales del Siglo XX escriben sobre
la vasta obra de Sor Juana, aportes que permiten reconstruir,
parcialmente, la vida de Juana Inés, así como también formular algunas
hipótesis – hasta entonces no planteadas – sobre los rasgos característicos de
su producción.
+ INFO
FICHAS TÉCNICAS
Juana Inés, 2015
|
Yo, la
peor de todas, 1990
|
GÉNERO: Drama histórico
DURACIÓN: 7 capítulos
DIRECCIÓN: Patricia Arriaga Jordán
PRODUCCIÓN: Bravo Films
GUIÓN: Patricia Arriaga Jordán / Mónika Revilla / Javier Peñalosa
DISTRIBUCIÓN: Canal 11
PAÍS: México
PROTAGONISTAS: Arantza Ruiz, Arcelia Ramírez, Hernán del Riego, Margarita Sánz, Lisa
Owen, Yolanda Corrales, Carlos Valencia.
|
GÉNERO: Drama histórico
DURACIÓN: 105 minutos
DIRECCIÓN: María Luisa Bemberg
PRODUCCIÓN: José Luis García / Lita Stantic
GUIÓN: María Luisa Bemberg / Antonio Larreta / Octavio Paz
FOTOGRAFÍA: Félix Monti
MÚSICA: Luis María Serra
MONTAJE: Juan Carlos Macias
PAÍS: Argentina
PROTAGONISTAS: Assumpta Serna, Dominique Sanda, Héctor Alterio, Lautaro Murúa,
Gerardo Romano.
|
LEMEBEL
Hace
apenas unas semanas visité algunas salas de cine de Mar del Plata hurgando en
la muy variada programación del 34º Festival Internacional de Cine. Grande fue
mi sorpresa al percatarme de que el multipremiado documental chileno Lemebel (Reposi, 2019) aparecía
únicamente tres veces en la grilla. Conseguí entradas, sí, pero la sala explotó
al momento de la proyección, al punto de quedarse sin butaca disponible una
buena parte de los asistentes.
No
es para menos. El filme, estrenado en septiembre de este año y galardonado con
el Teddy LGTB+ durante el Berlinale (Festival de Cine de Berlín), rompió
récords de audiencia con más de once mil espectadores en las primeras dos
semanas en cartelera.
[¿LOCO?
UN POCO, NADA MÁS]
El genio Lemebel – que desde niño ya se sabía genio –
nació un 21 de noviembre de 1952, en un barrio marginal de Santiago de
Chile. A mediados de unos intensos años
’60 se mudó con su familia a un conjunto de viviendas sociales sobre la arteria
vial sur, conocida como Avenida Departamental. Recibió, por H y por B, el más
crudo bullying durante su infancia y su adolescencia. Tuvo unos padres de mil
amores, si bien pobres e iletrados. Fue profesor de artes plásticas durante los
70s, aunque despedido siempre por su «demasiado visible» homosexualidad. Poeta,
escritor, artista visual y pionero del movimiento queer en América Latina, supo sacudir a la pacata sociedad chilena
de los 80s y los 90s, nada menos que durante el oscuro y calamitoso pinochetismo.
Ahora bien, salgo del cine, leo una de las críticas
online y cito en el bloc de notas: «el documental de Joanna acierta en el tono
generoso de situaciones, el despliegue de imágenes de archivo y la anécdota
inmortal de la visita de Lemebel a un canal de televisión en un reportaje emitido
en vivo, donde repentinamente rinde homenaje en plena pantalla a las mujeres
torturadas por la dictadura de Pinochet.»
Es cierto. Las diapositivas proyectadas en el edificio
que fue su casa de la infancia, los testimonios y las voces en off, las
acciones performáticas llevadas a cabo en plena calle por las «Yeguas del Apocalipsis»
[Lemebel, Casas]: halla Reposi en estos recursos un modo poético y excepcional
de contarnos la historia, de introducirnos en la vida y en la obra de un Pedro
estético, aparatoso pero noble en su manera particular de atravesar el arte, de
vivirlo, intervenirlo y compartirlo.
[SIN EMBARGO]
La controversia. Infaltable. A la salida del cine (durante
el estreno, en este caso) Víctor Robles, activista y amigo cercano del
escritor, criticó duramente el documental en entrevista con algunos medios de
comunicación chilenos. Manifestó en ellos su indignación por una supuesta
manipulación de la figura de Pedro, en la que se enfatiza - intencionalmente o
no- sobre la metáfora de un personaje
atormentado, melancólico, parco, que nada tiene que ver con el verdadero
Lemebel: alegre, irónico, icónico, mordaz. Reprocha Robles a Reposi, además, la
ausencia deliberada de la figura de Gladys Marín (secretaria general del
Partido Comunista de Chile y gran amiga de Pedro), así como también la omisión
casi completa de su costado político.
Algo de su costado
político, por ejemplo, podría ser lo siguiente: Es 1986. La izquierda
chilena se ha reunido completita en la histórica Estación Mapocho. Pedro hace
su aparición en la solemne reunión aunque, para sorpresa de todos, viste
tacones y vestido, y lleva por maquillaje el símbolo comunista ruso (hoz y martillo) cubriendo la parte izquierda de su
cara. Allí lee, endiosado y sublime, el que hoy se reconoce como uno de sus más
famosos textos: «hablo por mi diferencia». Probablemente no es la primera vez
que Pedro habla por su diferencia,
pero sí es la primera vez que un marica lo hace frente a la muchachada diplomática
de saco y corbata (y así vestido). Pero ¿Qué rescata Reposi de esta anécdota?
No todo, claro. Casi nada, en realidad. Apenas la foto que da cuenta de que
hubo efectivamente una performance.
Otro asterisco de su
costado político que Reposi «descuida» es el que tiene que ver con lo
siguiente: durante los 80s Pedro conoció a las feministas y también escritoras
Pía Barros, Raquel Olea, Diamela Eltit y Nelly Richard, las cuales lo acercaron
a organismos culturales alternativos, opositores de la dictadura y del
oficialismo académico. Desde allí se alza y opera -en cuerpo y en papel- en
favor del oprimido y en defensa del marginado social. No obstante, sabemos bien
que su militancia en muchos de estos círculos - así como también en la misma
izquierda política - se vio truncada arbitrariamente por el prejuicio recaído sobre
su condición homosexual.
Dice Reposi de todo esto: «Que hayan salido un par de
voces echando de menos algún aspecto de su vida lo entiendo como algo natural e
incluso lo encuentro bueno, porque uno de los objetivos centrales de este
proyecto era volver a instalar su figura. A esta película la pensamos juntos y
nunca fue concebida como una biografía clásica. Él era fascinante y se pueden
hacer múltiples filmes sobre él, como pasa con las grandes figuras.»
En efecto, no se trata de una biografía. No existe una
delimitación de fechas, cronologías o incluso temáticas. Es un documental, y para
nada es un sacrilegio que se haya elegido hacer de esta forma y no de otra.
[CORAZÓN DE POETA]
El
que no conoce a Pedro Lemebel lo puede conocer con esto que hizo Joanna, que es
visual y poéticamente maravilloso. Claro que sólo se estaría conociendo una
parte minúscula de lo que fue «el gran Lemebel», claro que se hubiera podido
más, claro que (complete usted). Pero lo que no se diga de Pedro también se
puede googlear o preguntar o averiguar (que de autodidactismo nadie se ha
muerto). Lo que no se sepa de Pedro también se puede adivinar o entrever en la
explosión de su escritura (abajo la lista de libros para que salgan corriendo a
gastar todos los ahorros que quedaban para navidad).
Está
bien la crítica que viene desde quien lo ha conocido bien, desde quien fue un amigo o un secuaz de la vida, pero propongo
que, como simples espectadores / lectores / admiradores, no nos pongamos ni tan
perezosos, ni tan exigentes, ni tan hipócritas. Miremos este documental porque
siempre está bueno excedernos de Lemebel, y porque sabe mostrar a un Pedro que
salió a decir en la mitad de una dictadura que nuestros cuerpos valen, que
nuestro arte vale, que nuestras bocas también saben gritar. Después, si tenemos
ganas, completamos lo otro por nuestra cuenta (o no). Y en todo caso también se
puede mirar Corazón en fuga (Verónica
Qüense, 2008, 53 min), mucho más politizado y chic. Está buenísimo y está en YouTube.
Abajo todo 👇
«no soy Pasolini pidiendo explicaciones / no soy
Ginsberg expulsado de Cuba / no soy un marica disfrazado de poeta / no necesito
disfraz / aquí está mi cara / hablo por mi diferencia / defendiendo lo que soy
/ y no soy tan raro / me apesta la injusticia / y sospecho de esta cueca
democrática / pero no me hable del proletariado / porque ser pobre y maricón es
peor / hay que ser ácido para soportarlo / es darle un rodeo a los machitos de
la esquina / es un padre que te odia / porque al hijo se le dobla la patita (…)
/ porque la dictadura pasa / y viene la
democracia / y detrasito el socialismo / ¿y entonces? / ¿qué harán con nosotros
compañero? / ¿nos amarrarán de las trenzas en fardos / con destino a un sidario
cubano? / nos meterán en algún tren de ninguna parte (…) / el fusil se lo dejo
a usted / que tiene la sangre fría / y no es miedo / el miedo se me fue pasando
/ de atajar cuchillos / en los sótanos sexuales donde anduve / y no se sienta
agredido / si le hablo de estas cosas / y le miro el bulto / no soy hipócrita /
¿acaso las tetas de una mujer / no lo hacen bajar la vista? (…) / la gente
guarda las distancias / la gente comprende y dice / es marica pero escribe bien
/ es marica pero es buen amigo / súper buena onda / yo no soy buena onda / yo
acepto al mundo / sin pedirle esa buena onda (…) / yo no voy a cambiar por el
marxismo / que me rechazó tantas veces / no necesito cambiar / soy más
subversivo que usted / no voy a cambiar solamente / porque los pobres y los
ricos / a otro perro con ese hueso / tampoco porque el capitalismo es injusto /
en Nueva York los maricas se besan en la calle / pero esa parte se la dejo a
usted / que tanto le interesa / que la revolución no se pudra del todo / a
usted le doy este mensaje / y no es por mí / yo estoy viejo / y su utopía es
para las generaciones futuras / hay tantos niños que van a nacer / con una
alita rota / y yo quiero que vuelen compañero / que su revolución / les dé un
pedazo de cielo rojo / para que puedan volar.»
Fragmento de «hablo por mi diferencia (manifiesto)»
ESCRITOS
POR PEDRO EN LIBRERÍAS:
La esquina
es mi corazón
(1995); Loco afán: crónicas de sidario
(1996); De perlas y cicatrices
(1998); Tengo miedo, torero (2001); Zanjón de la Aguada (2003); Adiós mariquita linda (2004); Serenata cafiola (2008); Háblame de amores (2012); Mi amiga Gladys (2016, póstumo);
FICHA
TÉCNICA
GÉNERO: Documental
DIRECCIÓN & GUIÓN: Joanna
Reposi Garibaldi
PRODUCCIÓN: Paula Sáenz Laguna |
Solita Producciones (Chile / Colombia)
MÚSICA: Camilo Salinas
FOTOGRAFÍA: Niles Atallah
DURACIÓN: 96 min.
AÑO: 2019
+INFO
KILL YOUR DARLINGS
Se supone que debería resultar inequívoco hallar un
punto de encuentro entre la estética sediciosa e impertinente de la generación
beat y el Hollywood contestatario de las primeras décadas del Siglo XXI. Así lo
pensó John Krokidas en 2013, tras su debut como director de largometrajes con
su Kill your darlings, película que,
prejuicios de por medio, tuvo su estreno mundial en el Festival de Cine de
Sundance, en el mismísimo Park City.
Se trata de un panorama aproximado acerca de la
gestación y posibles primeros encuentros de quienes pasarían a la historia como
referentes indiscutibles de esta generación de escritores: Allen Ginsberg, Jack
Kerouac y William Burroughs.
¿Cómo, cuándo, dónde? Repasemos:
[ACERCA DE ALLEN]
➱Nació en
Newark, en 1926;
➱Fue un ferviente
opositor del capitalismo, el materialismo económico, la política imperial, el
militarismo y la represión sexual;
➱En su
fugaz paso por la Universidad de Columbia – de la cual fue expulsado- conoció a quienes serían, de ese tiempo a
esta parte, sus compañeros pilares de la llamada «New Vision», necesaria y
esencial para abandonar los convencionalismos académicos: Jack Kerouac y
William Burroughs;
➱Rasguñó el
Pulitzer en 1995, quedando entre los finalistas;
➱Su poesía
estuvo influenciada por el modernismo, el romanticismo, la cadencia jazz, el
beat y el budismo Kagyu;
➱Se consideraba heredero de William Blake, Walt
Whitman, William Carlos Williams y Federico García Lorca;
➱Fue
abiertamente homosexual; muchos de sus poemas se centran en su relación con el
también poeta y actor Peter Orlovsky, a quien dedicó Kaddish and Other Poems (1961);
➱En 1965
fue invitado a una Conferencia de Escritores en Cuba, por la ministra cubana
Haydeé Santamaría, pero resultó expulsado de dicho país a los pocos días, por
su manifiesto repudio a la persecución de homosexuales ejercida en ese momento
por el gobierno de Fidel Castro;
➱Debido a
su explícita simpatía hacia el pacifismo y las nacientes políticas de izquierda
(visitó India, Cuba, la Unión Soviética y la Nicaragua Sandinista), y a su
participación en multitud de manifestaciones contra la intervención
estadounidense en Vietnam, fue incluido en la lista de USIA (Agencia de
Información de USA), de ciudadanos estadounidenses que tenían prohibido viajar
al extranjero;
➱Junto a Anne Waldman, fundó y financió en 1974 la
«Jack Kerouac School of Disembodied Poetics»;
➱Su obra
fundamental, Howl and Other Poems,
fue publicada en 1956 por una pequeña editorial en San Francisco y considerada
«escandalosa», debido a la crudeza de su lenguaje, a menudo muy explícito. El
libro fue prohibido poco después de su publicación y condenado por «obscenidad».
Dicha prohibición fue un hito judicial entre los defensores de la primera
enmienda de la Constitución estadounidense, y fue anulada tras el veredicto del
juez Clayton W. Horn, quien declaró que el poema de Ginsberg detentaba tanto
calidad literaria como relevancia social e intelectual.
[LXS QUE FUERON «BEAT» DE VERDAD]
➱A finales
de 1952 apareció en el New York Times
Magazine un artículo titulado «This is the beat generation», haciendo
referencia a este grupo de escritores que venían dar el escarmiento social de
la década, el cual se convertiría luego en un sugestivo fenómeno cultural. El
término «beat» comenzó a difundirse rápidamente.
➱Algunos
rasgos definitorios de este grupo fueron: la utilización de un discurso
transgresor y libertario, la provocación constante en los ámbitos intelectuales
y académicos, el rechazo a los valores clásicos y patriarcales estadounidenses,
el uso deliberado y abusivo de alcohol y drogas, la gran libertad sexual y el
estudio y la práctica de la filosofía oriental.
➱Además de
Allen, este grupo estuvo integrado por los también poetas y escritores Lucien
Carr, William Burroughs, Jack Kerouac, Neal Cassady, Herbert Huncke, Carl Solomon
y Peter Orlovsky, entre otros.
➱Puesto en
boca de una mujer, el discurso libertario de la Beat Generation chocaba fuertemente con el conservadurismo moral
del país. Las figuras masculinas del movimiento eran tratadas con rudeza por
las autoridades de Nueva York. La represión social llegó al extremo en el caso
de las mujeres, que en muchos casos llegaron a ser internadas en hospitales
psiquiátricos y tratadas con electroshock. Fueron poetas beat Elise Cowen, Denise Levertov, Lenore Kandel, Diane Di
Prima, Joan Vollmer, Ruth Weiss y Diane Wakoski.
➱La estética de los «beat» - soez, impertinente – fue
absorbida ipso facto por la cultura de masas y muchas de sus producciones se
convirtieron en obras de culto entre los más jóvenes, durante los ’60, los ’70
e incluso los ’80.
➱En 1958, con la intención de parodiar y
desprestigiar al movimiento, apareció el término «beatnik», fusión de las
palabras «beat» y «Sputnik»*, sugiriendo la condición antiestadounidense y
comunista del movimiento.
(*Sputnik, en ruso «satélite», fue el primero en la
historia en ser lanzado al espacio por la Unión Soviética, en 1957.)
[THE NEW VISION]
Volvamos entonces a Kill your darlings (Krokidas, 2013): New York, año 1943. Allen Ginsberg (Daniel Radcliffe) es el nuevo y recién
ingresado estudiante en la Universidad de Columbia. Allí conocerá al joven y
carismático Lucien Carr (Dane DeHaan), profundamente influyente en la temprana
poesía de Allen, y determinante figura a la hora de definir tanto su camino
intelectual como su “despertar” homosexual.
La personalidad apocada de un joven e ingenuo Ginsberg
es modestamente interpretada por el ex Harry Potter, con una más que aceptable
actuación y un as de osadía bajo la manga, atreviéndose incluso a algunas
escenas de talante sexual explícito. DeHaan, por su parte, se lleva el oro de
los créditos con su performance impecable.
[LOS PEROS]
➱No hay una forma sencilla de comprender, por más
buena voluntad que se quiera poner, el contexto biográfico / histórico que se
pretende mostrar, a menos que éste se haya revisado aunque sea un poco de forma
previa [aunque sea en Wiki];
➱Se advierte una insistencia un tanto desprolija en
cierta correspondencia (forzada correspondencia) entre la vida académica y la
vida sexual del protagonista, sugiriendo que un nuevo modelo de arte y una
nueva y renovada visión de la poesía, como género reformador y subversivo,
vendría a ser “castigada” (en los ’40) del mismo modo que una sexualidad no
hegemónica (no heteronormativamente aceptada). En realidad, la homologación
«poesía/sexo» que Ginsberg profesaba, tenía más que ver con la potencia
coyuntural de cierto estímulo, un enlace de fuerzas puesto a trabajar en favor
de la escritura. Decía él: «La poesía es generalmente una articulación de
sentimientos. Un sentimiento es un impulso que se inicia dentro, como el
impulso sexual. Es casi tan definido como eso. Es un sentimiento que empieza en
un lugar del fondo del estómago, asciende por el pecho, sale por la boca y los
oídos, y se revela como un aullido, un arrullo, un suspiro.»;
➱El boceto harto fugaz que se quiere presentar en la
película, acerca de algunos aspectos de la vida familiar de Allen (un padre
maestro de escuela, poeta, arraigado a la tradición / una madre emocionalmente
perturbada, con evidentes muestras de inestabilidad), termina siendo
deficiente, poco profundo e improductivo para la historia que se está queriendo
contar.
➱El guión, escrito y producido por el propio
Krokidas, deja asimismo otros cuantos huecos, narrativos y biográficos
elementales sin cubrir o sin desarrollar: se nos presenta a un grupo combativo
de jóvenes – polémicas mentes de también polémicas nuevas ideas – harto, sí, del orbe universitario opresivo,
conservador e institucionalizado, pero se nos deja a medias en este camino,
desprovisto de los detalles y de las especificaciones relativas al entorno
intelectual en el que se solía mover este grupo;
➱«Algunas cosas, una vez que las has amado, te
pertenecen para siempre. Y si intentas dejarlas ir, simplemente vuelven a
regresar a ti: se convierten en una parte de quien eres.» Minuto setenta. La
película da finalmente el giro dramático que estamos esperando y que le rinde
honor al título. El siempre enigmático Lucien Carr, envuelto en una extraña y
nunca del todo clara relación con el ex profesor universitario David Kammerer (Michael
Hall), comete un crimen que salpicará de sangre a toda una generación. Los
supuestos involucrados y cómplices (Kerouac y Burroughs) terminan exentos de
cargos y de condenas, mientras que Carr es sentenciado a veinte años en la
correccional Elmira (NY), de los cuales cumple apenas dos. Krokidas es, sin
embargo, muy poco claro a la hora de abordar estos sucesos: las escenas que a
ellos refieren son confusas y con un excesivo incremento de elementos
implícitos, que desconciertan al espectador y lo distancian del argumento
central;
➱Según la ley de aquellos años (la homosexualidad era
considerada un delito y las leyes de sodomía continuaban vigentes), el «Honor
Slaying» o «crimen por honor» se refiere a un ataque letal cometido cuando
el acusado se está defendiendo contra un conocido homosexual. Si el acusado es
heterosexual podrá ser perdonado, pero si el acusado es homosexual se lo
acusará de homicidio en primer grado. Si bien la llamada «revolución gay»
todavía no se ha producido al momento del homicidio de Kammerer, no hay manera
ni posibilidad remotamente viable de que el Allen Ginsberg que conocemos
(abiertamente gay, defensor de minorías, ferviente opositor de la obsoleta y
mojigata “moralidad” social) aceptara oficiar de testigo a favor de Carr, tras
una legislación de semejante calaña. La vida misma, así como la película, darán
clara cuenta de ello (Krokidas: a esto sí te lo damos).
[ENCENDER EL MUNDO A PARTIR DEL ARTE]
La película logra - de un modo algo gris pero efectivo
– esbozar el génesis fundacional de la literatura beat, voz empoderada de una
generación incómoda y, como ya se ha dicho, harta de la hipocresía conservadora
de la posguerra, adepta a la experimentación y a las adicciones, y portadora de
una desinhibida y nueva «visión», surgida, a su vez, de nuevas y urgentes
necesidades: un nuevo precepto cultural y artístico, pregonador del
inconformismo, la enajenación de los sentidos y la expresión máxima del ser.
Los yanquis, los marginados, los homosexuales y los
cuestionadores más radicales del orden hegemónico encontrarán un perfecto
aliado en este esquema social-poético de transformaciones, excesos y
revelaciones.
FICHA TÉCNICA
GÉNERO: Drama
DURACIÓN: 104 minutos
DIRECCIÓN: John Krokidas
PRODUCCIÓN: Christine Vachon / John
Krokidas / Michael Benaroya
GUIÓN: John Krokidas / Austin Bunn
FOTOGRAFÍA: Sebastián Gallo
MÚSICA: Nico Muhly
MONTAJE: Reed Morano
PAÍS: Estados Unidos
AÑO: 2013
PROTAGONISTAS: Daniel Radcliffe /
Dane DeHaan / Ben Foster / Michael Hall / Jack Huston / Jennifer Jason Leigh /
Elizabeth Olsen /
+INFO
HOWL
Resulta que el cine experimental también tuvo sus
quince minutos de Allen en 2010 con Howl
(Epstein y Friedman).
Naturalmente, los textos integran el libro Howl and Other Poems (Ginsberg, 1956)
son el motor de esta cinta que, alejada del modelo típico del biopic y más
cercana al de documental chic, esboza una especie de atractivo ensayo (estético
/ artístico) de la vida y obra del controversial escritor neoyorkino,
homenajeando asimismo al collage heteróclito, al surrealismo y al cine animado.
La película se articula a partir de tres vías
“narrativas”: entrevista / juicio público / lectura de poesía. Tengamos a bien
detenernos brevemente en cada una de las anteriores:
I) Se reproducen fragmentos de una entrevista,
realizada a un joven Allen Ginsberg (James Franco) – en la intimidad de su
casa, en un clima claramente no intelectual y desinhibido -, la cual hace las
veces de apócrifo «material de archivo», con un también apócrifo e invisible
“entrevistador / periodista”, que es quien, se supone, lo está interpelando.
Estos fragmentos vienen a revisar y a repasar muy fugazmente algunos aspectos
sobre la personalidad de Ginsberg, su visión del arte, su modo de entender la
escritura y sus apreciaciones más picantes sobre su propia obra poética.
Se trata de un liviano y superficial “apunte
biográfico”, que da a Franco la oportunidad de dar con una de sus mejores
interpretaciones, naturalizando los gestos, los titubeos y hasta los
movimientos del reconocido escritor (excelentemente logrados) y revelando los
matices de exaltación y de quietud de un artista ícono que supo transgredir
límites, liderar una esencial contracultura, quebrar tabúes y sacudir a toda
una generación.
II) A todo color se nos muestran, como segunda
contracara de un tríptico, escenas del juicio por obscenidad celebrado en San
Francisco en 1957 al editor y cofundador de City Lights Books, Lawrence
Ferlinghetti. Es este momento de drama legal el que despliega y pone de
manifiesto el escándalo social, editorial y artístico que significó Howl and Other Poems, tanto en las
letras como en la pacata sociedad norteamericana de finales de los ’50. El
contexto del juicio, como en Kill your darlings,
corre exclusivamente por cuenta del espectador.
A finales de 1955, ya instalado en San Francisco,
Allen entrega a la imprenta Howl, un
largo poema dividido en tres partes. El libro circuló sin sobresaltos en su
primera edición, de quinientos ejemplares. En mayo de 1957, la segunda edición
(esta vez de tres mil ejemplares) fue retirada de las librerías bajo
acusaciones de «obscenidad», formuladas por el fiscal público Chester McPhee,
quien sostuvo en su sentencia: «Usted no querría que sus hijos se cruzaran con
esto». Una vez finalizado el juicio, que cuestionaba tanto el futuro del editor
como el valor literario del libro, Ferlinghetti fue declarado inocente y las
restricciones sobre Howl se
levantaron. El libro, no obstante, se había convertido para esas alturas en un
mito vivo de la cultura pop y del arte contemporáneo, así como también en un
ícono redentor de la libertad de expresión.
III) La tercera y mejor lograda línea argumental del
film está compuesta por una serie de flashbacks en blanco y negro que
reproducen el mítico encuentro poético de la Six Gallery, el 7 de Octubre de
1955, en el que Ginsberg recitó el poema enfervorizado, provocando a un público
en continua expectación y al límite, y reafirmando con gran ingenio su lugar
como escritor. A Ferlinghetti, caza talentos de turno, no le quedarían ni dudas
ni reparos sobre su próximo poeta estrella.
Todo este desborde de pasión [y tensión] recitada «en
vivo» a ritmo de Jazz, es acompañada por una secuencia animada estilo demodé, a
cargo del novelista gráfico Eric Drooker, genial anexo digital de «fantasía
beat»: un guiño más que acertado de las leyendas Epstein y Friedman.
«En los
poemas de Ginsberg entra todo: la política, el sexo, la opresión, la prensa, la
radiación, los paisajes urbanos, los suburbios en donde la ciudad termina, pero
siempre hay un foco en el hombre individual, ese que aún vapuleado, llevado de
aquí para allá por un destino que no le pertenece, es capaz de gritar, de hacer
saber que existe. Es desde esa intemperie, desde el patio de atrás de la
civilización industrial, que Ginsberg nos instiga a expresar nuestro deseo,
retomando además la conciencia de que todos estamos en el mismo barco, y que
ese sólo hecho es suficiente para cantar la intensa gratitud de existir. (…)
Desde el joven que enfrenta a la policía manifestándose en contra de la guerra
de Vietnam, el que canta la libertad sexual y se busca a sí mismo en el LSD, el
que es clasificado de “riesgo a la seguridad del Estado” por el FBI, al que
años después hace un voto de pobreza y enseña poesía y meditación budista en
las montañas del Naropa Institute de Colorado, Allen Ginsberg concibe el
ejercicio de su arte como experimentación y actitud ante la vida.» (Mario
Nosotti, en «Ginsberg, un poeta que aúlla desde el patio de atrás»; 2019)
La película está bien, para resumir de manera
pragmática; respeta cierta coherencia cronológica y hace su mejor esfuerzo para
dejar a un cine contemporáneo experimental bien parado y con esperables y respetables
“buenas” críticas. La forma «multidisciplinar» en la que se revela el argumento,
deja constancia de un vasto trabajo en la dirección y en la producción del
film, y un reflejo bastante atinado de lo que ha sido (y sigue siendo en
nuestros días) la cultura modo «beat».
FICHA TÉCNICA
GÉNERO: Drama Biográfico
DURACIÓN: 84 minutos
DIRECCIÓN: Rob Epstein /
Jeffrey Friedman
PRODUCCIÓN: Gus Van Sant / Jawal
Nga
GUIÓN: Epstein / Friedman
FOTOGRAFÍA: Edward Lachman
MÚSICA: Carter Burwell
PAÍS: Estados Unidos
AÑO: 2010
PROTAGONISTAS: James Franco / Aaron
Tveit / Jon Hamm / David Strathairn / Bob Balaban / Todd Rotondi / Andrew
Rogers / Alessandro Nivola
+INFO
COLETTE
28/01/2019 ↭ Confieso
esto: mi primer encuentro con Colette fue a través de Alejandra. En sus Diarios, si estoy recordando bien, se
jacta de haber leído la obra de Gabrielle más de una vez, al punto de admirarla
descomunalmente. Googleé, pregunté, investigué, fisgoneé, leí, leí más, volví a
leer, hasta darme finalmente cierta idea de porqué la exagerada fascinación.
Supe de la
película - by the way - por una inverosímil casualidad (cuándo no), y me apuré
a escribir esta muy breve reseña porque intuí que hoy – el día en que Colette hubiera
cumplido años – tendría una buena excusa para compartirla.
[ALGUNAS ESTRELLAS: CLAUDINE EN LA ESCUELA / COLETTE EN PARÍS]
La figura de
Colette ha sido fundamental para la parte más chic de la literatura
postmoderna. Rebelde y desinhibida, fluyó con estilo propio y un ingenio
creativo sin igual dentro de la Europa enrarecida de principios del XX.
El film de
Westmoreland (Colette: Liberación y deseo;
Bold Films, 2018) centra los ojos en los primeros años de su “despertar
narrativo”, cuando – casada todavía con Henry Gauthier-Villars («Willy») –
escribió y publicó la serie Claudine
(1900-1903) bajo la falsa firma de su marido. Claudine, cuyo argumento inicial giró alrededor de los recuerdos de
la época escolar de la misma Colette, resultó de inmediato un éxito editorial y
supuso la consagración y posterior fama literaria de Willy, un sofisticado
aristócrata, pensador adelantado y liberal, pero perversamente estafador y
mundano.
Keira
Knightley resultó la elegida. Llevó bien el papel, aunque no con
sobresalientes. Dominic West, por su parte, encarna al perverso villano «Willy»,
adueñándose por completo de la mayoría
de las situaciones escénicas, con un porte sofisticado más que creíble y una
interpretación arrasadora.
Sin embargo,
no parece suficiente. La fuerza de Colette, su provocación innata, su soberbia
seducción, su batalla contra las sujeciones sociales y su inherente afiliación
al mandato patriarcal, no se ven en el film claramente identificables. Sutiles,
y con un pobre desarrollo argumental, se entrevén apenas tibios temas tan polémicos
como el de identidad de género, homosexualidad femenina y violencia
psicológica. Están – no se puede negar – pero apagados y demasiado débiles.
Un diez –
esto sí hay que decirlo - para la
fotografía y para el vestuario.
[NINGUNA ESTRELLA: LOS AUSENTES PRESENTES]
Ya madura,
pero resistente a su esencia, Colette adquirió celebridad con su novela Gigi (1944), llevada al cine por Vincente
Minnelli en 1958. Presidió la Academia Goncourt, asimismo, entre 1949 y 1954. Volvió
a casarse y a tramitar dos divorcios: primero con el periodista Henry de
Jouvenel y luego con el también periodista Maurice Goudeket, el cual, tras
publicar las Obras Completas,
extendió su fama fuera de Francia. Fue una gran lectora y amiga de sus
contemporáneos, entre los cuales se encontraban Marcel Proust, Jean Cocteau y
Paul Valèry. Cuestiones biográficas, en fin, que parecen haber quedado al
margen de la atención de Westmoreland.
La película
fija su mirada en el tramo más glamoroso de la vida de la escritora, dejando a
mitad de camino la complejidad dramática y la riqueza contextual que lo soporta. Apoyada en lo que parece ser un riguroso academicismo,
la estética cinematográfica peca de lugares comunes, favoreciendo un tinte
convencional y chato, poco representativo del personaje que se quiere festejar.
Se deja al descubierto una estructura narrativa demasiado tradicional y poco
atractiva, lista para los premios y las nominaciones, pero no para los riesgos
y los aplausos.
El homenaje,
a fin de cuentas, es más o menos válido. Colette cautivó y escandalizó por
igual a varias generaciones; se convirtió en un ícono, una referencia en la
moda, la liberación sexual y el empoderamiento femenino. A su manera, la
Colette de la vida real, su obra y su modus
vivendi han sido clave a la hora de trazar una senda hacia la
reivindicación de la mujer por sobre la dominación social e ideológica del
hombre, y otra – igual de ardua - hacia el cisma de la carne y el espíritu. Colette
vendrá para amedrentar, y será París su escenario más conveniente e idóneo y su
más efectivo partenaire, abarrotado de arte nuevo, de jugosos escándalos, de
afamados e influyentes intelectuales y de modernas e inéditas «modas». La
Colette de Westmoreland, aún con sus grietas y desaciertos, hace justicia a
esta parte de la historia. Es el suyo, sí, un testimonio de liberación y de
deseo.
FICHA
TÉCNICA
DIRECCIÓN: Wash Westmoreland
PRODUCCIÓN: Elizabeth Karlsen
/ Pamela Koffer / Michel Litvak / Christine Vachon
GUIÓN: Wash Westmoreland / Rebecca
Lenkiewicz
FOTOGRAFÍA: Giles Nuttgens
MONTAJE: Lucía Zucchetti
VESTUARIO: Andrea Flesch
PROTAGONISTAS: Keira Knightley /
Dominic West / Fiona Shaw / Denise Gough / Eleanor Tomlinson
+INFO
THE HOURS
[UNA PARA TODAS]
Con un Óscar
bajo el brazo salió Nicole Kidman el 23 de marzo de 2003, mérito que obtuvo
tras interpretar a una perturbada y ya madura Virginia Woolf en Las Horas (Stephen Daldry, 2002). El
largometraje, adaptación de la novela homónima de Michael Cunningham – Pulitzer
en el ’99 - , se estrenó de manera simultánea en Los Ángeles y en New York un
25 de diciembre, recaudando en poco tiempo cuatro veces su presupuesto.
Igual que en
el libro, son tres los ejes argumentales por donde nos hace deambular aleatoriamente
la película:
#milnovecientosveintitrés:
en su residencia de Richmond (Londres, Reino Unido) Virginia empieza a escribir
Mrs. Dalloway. Cada vez más afectada
por un delicado y complejo estado mental y depresivo, sometida a un estricto
tratamiento, alejada de su marido y hastiada ya de un desarraigo nocivamente
multiplicado, se sumerge en la redacción de su novela más controvertida;
#milnovecientoscincuentayuno:
Laura Brown lee fragmentos de Mrs.
Dalloway durante el día de cumpleaños de su marido; aparenta una felicidad
automatizada, prepara un pastel junto a su hijo de 6 años, finge confort y
bienestar; ama secretamente a su vecina, la cual se encuentra gravemente
enferma. Su infelicidad va en ascenso: asumiendo a medias sus serios problemas
de depresión, decide poner fin a su vida, aunque a último momento desiste de
esta fatal intención;
#dosmiluno: Clarissa
Vaughan, importante editora newyorkina, bisexual y prototipo obligado de la
mujer del siglo XXI, prepara un ostentoso homenaje para el frágil y moribundo
poeta Richard Brown - hijo de Laura Brown, enfermo de HIV - de quien parece
estar confusamente enamorada;
Tres tiempos
/ tres días / tres mujeres, cuyas vidas se ven conectadas por una cuarta mujer –
más textual, más literaria – que está en constante diálogo con las otras y que
se encuentra muy cerca de convertirse, infaliblemente, en álter ego de cada una
de ellas: la señora Dalloway.
[LO QUE SABEMOS DE VIRGINIA Y ES DIVERTIDO]
➱Fue
educada en un riguroso entorno cultural (su padre era novelista e historiador),
del cual formaban parte las influencias más importantes de la sociedad
literaria victoriana;
➱Su casa
paterna contaba con una inmensa biblioteca, de la que tanto ella como su
hermana Vanessa sacaron gran provecho, estudiando a los clásicos y a los
escritores contemporáneos en boga;
➱Formó
parte del grupo de Bloomsbury, conformado por artistas, intelectuales y
pensadores que compartían ciertos criterios estéticos, y que mostraban
abiertamente un marcado rechazo hacia la clase media alta a la que pertenecían;
➱Comenzó a
escribir profesionalmente en 1905 para el Times
Literary Supplement; muy pronto destacó por su originalidad literaria, su
afán experimental y su maestría técnica; logró romper los esquemas narrativos
precedentes introduciendo magistralmente un flujo de variaciones en la
conciencia de los personajes, seduciendo inmediatamente la atención de la
crítica;
➱En 1912 se
casó con el economista y escritor Leonard Woolf, de quien tomó su apellido y
con quien fundó la célebre editorial Hogarth Press, que publicó no sólo las
obras de la propia Virginia sino también la de otros importantes escritores del
momento, como Katherine Mansfield, T.S.Eliot y Sigmund Freud;
➱En 1922
conoce a la escritora Vita Sackville-West, con quien sostiene una relación
amorosa durante casi diez años, y a quien dedica su elogiada novela Orlando (1928), biografía ficticia de un
personaje que vive más de cuatro siglos y que adopta diversas sexualidades (la
ética del grupo de Bloomsbury estaba manifiestamente en contra de la
exclusividad sexual; sus miembros hacían evidentes y explícitas sus relaciones
extra matrimoniales, hecho que mantuvo en vilo a la puritana sociedad victoriana
de principios del siglo XX);
➱Su ensayo A room of One’s Own (1929), innovador y
polémicamente revolucionario, puso en jaque la desigual situación de la mujer
escritora de su tiempo y situó al lesbianismo en un lugar más legítimo y menos
naif, además de reivindicar la construcción social de la identidad femenina; es
considerado por la crítica como uno de los textos más influyentes del
movimiento feminista internacional;
[LO QUE SABEMOS DE VIRGINIA Y NO ES DIVERTIDO]
➱A la edad
de trece años, tras la repentina muerte de su madre, sufre la primera de sus
grandes depresiones;
➱La muerte
de su padre por cáncer en 1905 le produce un alarmante ataque y es ingresada
por primera vez en una institución psiquiátrica;
➱Aunque las
circunstancias exactas nunca se han dado a conocer, se cree que soportó
diversos abusos a mano de sus medio hermanos George y Gerald;
➱Sus crisis
nerviosas, su inestabilidad, su frecuente afección bipolar y sus recurrentes
períodos depresivos dañaron gravemente su personalidad y sus capacidades
sociales;
➱Las
circunstancias sombrías devenidas en la Segunda Guerra Mundial marcaron
trágicamente sus últimos años de vida: su casa fue destruida por causa de un
bombardeo alemán; su esposo Leonard fue perseguido por diversos partidos
ultranacionalistas debido a su condición judía;
➱Incapaz ya
de recobrar su salud, terminó con su vida el 28 de marzo de 1941 ahogándose en
el río Ouse (Sussex, Inglaterra), tras haber colocado piedras en los bolsillos
de su abrigo.
[DIJO QUE ELLA MISMA COMPRARÍA LAS FLORES]
Como el Ulises de James Joyce (1922), Mrs. Dalloway se desarrolla en un solo día:
un día en la vida de Clarissa Dalloway - esposa de Richard Dalloway - quien
vive en un continuo y angustiante agobio, a causa de una serie de tareas impuestas
a las que está forzosamente sujeta (visitas, nimiedades gastronómicas, labores
domésticas banales).
Es este el
pie que soporta el peso del guión de Hare, el modelo madre de la película, cuyo valor reside no sólo en los currículum
vitae de su notable elenco, sino también en su magnífica estructura narrativa
(exenta de voces en off y centrada en un continuum escénico genialmente
agrupado), su meticulosa y excelentemente lograda ambientación y su impecable metalenguaje
audiovisual, al servicio de la literatura y de la interioridad femenina,
protagonista real de todo el film.
La que escribe,
la que lee y la que interpreta son, en la obra de Stephen Daldry, una misma que
ya ha nacido, que ya ha vivido y que ya ha muerto: brillante combinación de cuadros
anacrónicos que dejan al espectador en un alerta eufórico escalofriante.