ahora
desde tu ahora estarás viendo
bajo esta misma lluvia las lluvias del
diluvio
(...)
mas ¿qué importan las lluvias?
sería igual que vieras dinastías de
ocasos, medallas o fogatas;
sólo quiero decir que eres testigo
desde todas partes,
huésped del tiempo frente al
repertorio de la memoria y del oráculo,
y que cada lugar es un lugar de
encuentro como el final de una alameda.
pero estos pasos tuyos, vacilantes,
bajo los pies menudos de la lluvia
me conmueven aún más que tus
lamentaciones en el interminable corredor
o tu viejo mensaje para hoy, hallado
entre dos libros.
apostaría estas palabras rotas a
cambio de tu nombre tembloroso en los vidrios,
toda la sal del mundo apostaría (...)
y sin embargo has visto el miserable
revés de cada trama,
conoces como nadie la urdimbre del
error con que fue tapizada mi orgullosa, mi mezquina morada.
querrías escamotear la inocultable
imperfección con el brillo de un tajo,
dar vuelta mis pisadas encaminándolas
hacia el aplauso y el acierto,
corregir el alcance de mis ojos, el
temple de mi especie.
¿No te oigo girar y girar entre las
ráfagas del agua lavando cada culpa?
¿Y no intentas acaso revelarme con tu
melodía los cielos que ya sabes?
conseguirás de nuevo doblegar esta
noche hasta el amanecer
insistiendo en quedarte, como antes en
escurrirte más allá de los muros,
acá, donde sólo compartimos la efímera
ganancia y la infinita pérdida,
vueltos sobre el costado que nos
oculta la visión
aunque caiga la lluvia.
[24 minutos de puro flasheo 👉 OLGA OROZCO / OFICIOS]