De
madrugada
(ella
se tocó las manos)
De
madrugada, apenas.
Ella
recuerda que nada importa
aunque
su sombra siga corriendo
alrededor
de la noche.
Algo
se detuvo en algún momento,
algo
marchaba débilmente
y
se detuvo en algún momento.
Ella
tembló como un sonido
congelado
entre los labios de un muerto.
Ella
se deshizo como un recuerdo
convocado
hasta la saciedad.
Ella
se inclinó sobre su respiración
y
comprendió que aún vivía.
Se
tocó la libertad
y
la dejó escurrirse como una pequeña noche.
Se
anudó la angustia alrededor del cuello
y
recordó su color extraviado.
Ella
mordió a ciegas en la oscuridad
y
escuchó gritar al silencio.
Y
aprendió a reírse
del
olor a tiempo que despedía su sangre.
De
noche
(ella
se cortó las manos).
De
noche, apenas.
Ella
recoge su pequeño crepúsculo.
Ella
sueña en la erección de la rosa.
Susana
Thénon. De Habitante de la nada,
1959.