DETRÁS
DE AQUELLA PUERTA
En
algún lugar del gran muro inconcluso está la puerta,
aquella
que no abriste
y
que arroja su sombra de guardiana implacable en el revés de todo tu destino.
Es
tan sólo una puerta clausurada en nombre del azar,
pero
tiene el color de la inclemencia
y
semeja una lápida donde se inscribe a cada paso lo imposible.
Acaso
ahora cruja con una melodía incomparable contra el oído de tu
ayer,
acaso
resplandezca como un ídolo de oro bruñido por las cenizas del adiós,
acaso
cada noche esté a punto de abrirse en la pared final del mismo sueño
y
midas su poder contra tus ligaduras como un desdichado Ulises.
Es
tan sólo un engaño,
una
fabulación del viento entre los intersticios de una historia baldía,
refracciones
falaces que surgen del olvido cuando lo roza la nostalgia.
Esa
puerta no se abre hacia ningún retorno;
no
guarda ningún molde intacto bajo el pálido rayo de la ausencia.
No
regreses entonces como quien al final de un viaje erróneo
—cada
etapa un espejo equivocado que te sustrajo el mundo—
descubriera
el lugar donde perdió la llave y trocó por un nombre confuso la consigna.
¿Acaso
cada paso que diste no cambió, como en un ajedrez,
la
relación secreta de las piezas que trazaron el mapa de toda la partida?
No
te acerques entonces con tu ofrenda de tierras arrasadas,
con
tu cofre de brasas convertidas en piedras de expiación;
no
transformes tus otros precarios paraísos en páramos y exilios,
porque
también, también serán un día el muro y la añoranza.
Esa
puerta es sentencia de plomo; no es pregunta.
Si
consigues pasar,
encontrarás
detrás, una tras otra, las puertas que elegiste.
En La noche a la deriva (1984).
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Olga
Orozco (La Pampa, 1920-1999). Poeta y narradora argentina. Estudió en la
Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, donde se
recibió de maestra. Trabajó en periodismo y colaboró en la
revista Canto, que dirigía su primer esposo, el poeta Miguel
Ángel Gómez, y que reunía a la llamada Generación de 1940. Usando diferentes
seudónimos, durante los años sesenta fue redactora de la revista Claudia,
aparecida por primera vez en 1953 y destinada a la mujer moderna. Su escritura,
de marcada tendencia surrealista, se vio influenciada por los relatos orales de
su abuela, que la llevaron a desarrollar, además, una poesía en la que el
recuerdo, los artificios del lenguaje y la evocación de la infancia conforman
una puerta de ingreso al poema. Publicó Los juegos peligrosos (1962),
La oscuridad es otro sol (1967), Cantos a Berenice (1977),
La noche a la deriva (1984), En el revés del cielo (1987) y Con
esta boca, en este mundo (1994), entre otros.
👉POEMAS DE OLGA OROZCO (EL PLACARD)
👉OROZCO POR «LA PRIMERA PIEDRA»