ellos la tienen
repiten un patrón que desean nunca haber subestimado
vuelcan paredes donde antes
apenas se aguantaba el suelo
vulneran sábanas
cajas sorpresas
dolores de caries
abecedarios
ellos la tienen y les falta todavía más de un metro y medio para
soltarla
para robarle con el roce del mentón el
vaho seco
del perfume importado que lleva justo
debajo de la oreja
estamos pensando en cortarle los brazos a las estatuas
aunque no seamos griegos
en nacer todas las cosas
en despeinar huesos y brotes
estamos
imaginando más y mejores geologías inéditas
traspapelando cuevas y dromedarios
pictogramas y artes rupestres
y ellos la tienen
la plantan y la riegan
la arrancan del suelo como quien
arranca un puñado de acelga para el ramo de la novia
y la adulteran
la secan al sol sobre ganchos de reses y
la vuelven a sembrar
estamos pensando en golpear los caudales de barro con un
diccionario
para infligirles daño o lastimarles por lo menos
la costra de palas que les empaqueta el cuerpo
estamos fingiendo
invocando calíopes y facundos
pensando
en desconfiar de las palabras en lugar de insultarlas
en regenerarnos
en alcanzarle el vuelo a las vaquitas de San Antonio
y ellos la tienen
les preocupa el delito de las fotocopias y a nosotros
-
menos
vanidosos o más quijotescos -
nos preocupa el negocio online de las máquinas
fotocopiadoras
compra – venta / compra – compra / venta – venta
y ellos
hacen una cuarentena de siete u ocho meses por lo menos una
vez al año
mientras nosotros
hibernamos todos los otoños cada noventa veranos
y nos bronceamos
las claras y las yemas de los dedos media vez al día
a la luz de un árbol cualquiera
(a la luz de no tenerla)