Mis nervios desafinan con la misma frecuencia que mis primas. Si
por casualidad, cuando me acuesto, dejo de atarme a los barrotes de la cama, a
los quince minutos me despierto, indefectiblemente, sobre el techo de mi ropero
(…).
Mi riñón derecho es un maní. Mi riñón izquierdo se encuentra en el
Museo de la Facultad de Medicina. Soy políglota y tartamudo (…).
Los márgenes de los libros no son capaces de encauzar mi
aburrimiento y mi dolor (…). Me repugna el bostezo de las camas deshechas, no
siento ninguna propensión por empollarles los senos a las mujeres, y me enferma
que los boticarios se equivoquen, con tan poca frecuencia, en los preparados de
estricnina.
En estas condiciones, creo sinceramente que lo mejor es tragarse
una cápsula de dinamita y encender, con toda tranquilidad, un cigarrillo.
Oliverio Girondo. Espantapájaros,
1932.