SI TUVIERA UN SUEÑO SOBRE EL INFIERNO (FRAGMENTOS)
¿Me ayudarán ustedes a entender
lo que no tiene arreglo ni remedio,
en esta temporada de escritura poética
y de alivio
para mi depresión, que pasaremos juntos?
*
Durante mucho tiempo, empapado,
y a menudo tocando fondo
por el gran mar verde de los semáforos
que autorizaban nuestra navegación
encontré que mi fatiga era la luz del mundo.
*
Ciudad para matar, ciudad americana.
*
Tus libros son hileras de trajes vaciados.
*
Esa capacidad de corromper
que la poesía tiene, es la más genuina
voluntad de la voz, nunca perdida,
más llena de fantasmas, la voz que sobrevive
de forzar resistencias, descontrolada por la inspiración.
Desde tres adjetivos a un objeto
hay un salto imposible.
*
Nos obsesionamos tanto con la escritura.
Al fin lo conseguimos y así nos fue con ella.
¿Te despiertas acaso como yo, tan perplejo
encontrando los anteojos olvidados
dentro de uno de los zapatos?
*
Mis reseñas virginales eran en su momento
el equivalente verbal de los asesinatos.
Ahora son un montón chiquito,
compacto, tan viejo como yo.
Ellas se desintegran amarillas
y sus páginas rígidas
se hacen añicos como las hojas secas
escapando del árbol que les diera vida.
Estoy sin un amigo:
Veo de vez en cuando, en la noche cerrada,
brillar los faros de algún auto suicida
por la autopista y luego diluirse.
Mi vacío fantasmal ahora se me llena
con todos mis amigos agraviados
como tristes moscas familiares.
*
¿Acaso no es hipócrita pretender dar respuesta
a lo que no hemos sido capaces de escuchar?
*
Aunque escribo mis versos por la noche
soy muy poco sincero en mi discurso.
*
¿Merezco alguna consideración
por no haber intentado suicidarme?
Quizá lo que temía es que esa peregrina
decisión resultase fallida
sin darme cuenta de que practicando
es como se corrigen los errores.
¿Y del infierno, qué?
*
Si tuviera un sueño sobre el infierno
en esa pesadilla
me encontraría a mí mismo
embalando mi casa para mudarme,
con todos los demonios preguntando
eternamente impertinencias varias.
*
Lo que en realidad hice no fue mucho,
entonces, como ahora, fue muy poco.
Del fuego del infierno, en cambio,
no puedo apagar un simple fósforo.
*
Estoy ciego de ver.
*
Adiós, adiós a nada. Doy gracias,
muchas gracias.
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Robert Lowell (1917-1977). Poeta
estadounidense. Tras la publicación de su libro Life Studies (1959),
ganador del National Book Award en 1960, su obra comenzó a pensarse dentro del
movimiento de la llamada poesía confesional. Su poesía, intensa y desinhibida,
propulsó un nuevo énfasis en la introducción de conflictos personales,
familiares y psicológicos dentro del poema. Dos veces Premio Pulitzer (1947 y
1974), es considerado uno de los poetas más importantes e influyentes de la postguerra.