vengo del no aire / del
no vacío eterno
voy a decir mi cuerpo /
voy a decir mi larva minúscula en el cosmos
bajo el ombligo amargo
de la tierra me esperan con mi libro de tristes preguntas y de besos
de oscuridad me parto
en granada y en rosa / de ciénaga me
salvo con un rayo de luna
vengo contando
huérfanos descalzos que atesoro desde un hambre afilado que todos compartimos
traigo los colmenares
que doró el horizonte / los pájaros del alba que perforan el viento
en túneles de fresnos
se extravían mis pasos / resbalo por andenes de lumbre derretida
¡oh, qué olvido! (…) me
lleva por su nada
con mi esqueleto
ardiente doblado sobre un páramo
María Meleck Vivanco. “La
desterrada” (frg), en Plaza Prohibida,
1975.