noviembre 03, 2017

JACOBO



“De Argentina tengo los mejores recuerdos”, dijo. “Quiero decir, además de haberme dado asilo político, es un país maravilloso”. Más tarde hablamos, entre otras cosas, sobre sus veranos locos en Mar del Plata junto a su gran amigo Enrique (1), sobre la cantidad infinita de veces que le había tocado leer junto a Olga (2), y sobre su incondicional amistad con Leónidas (3) … “era como un hermano para mí”, tiró.

Jacobo se me acercó para charlar mientras esperábamos el bus que nos llevaría a Arganda del Rey. Nos fuimos por las ramas, obvio. No alcanzamos a conversar nada sobre el tinte volado y apocalíptico de su último libro, ni sobre el embole académico que debe ser la RAE (a la que pertenece como miembro extranjero). No obstante, se dio el lujo de aggiornarnos acerca de las posibles combinaciones de Metro convenientes a tener en cuenta durante nuestra estadía en Madrid.

Minutos antes de sacarnos esta foto, se guardó un ejemplar de Quemar el fuego© en su bolsito y me pidió que lo esperara porque tenía que arreglarse la camisa y abrocharse bien el saco.

Estupefacta.

(1) Enrique Molina | (2) Olga Orozco | (3) Leónidas Lamborghini





24 de octubre de 2017 | Junto a Jacobo Rauskin (Villarica, Paraguay, 1941)