EVENTOS ASTRONÓMICOS DE TERCER Y CUARTO TIPO
Y OTRAS CONTRAINDICACIONES POÉTICAS
ELEMENTALES PARA DUMMIES
«Se
habla del sol, de la luna, de las estrellas. ¿Y si no
serían [sic] más que prejuicios que nos obsequiaron al nacer?
Prejuicios contra la posibilidad de su no-existencia.»
Alejandra
Pizarnik. Junio de 1955; en Diarios (Lumen, 2010).
en aquel tiempo teníamos nicknames
para ocultar las marcas
que dejaban nuestros verdaderos
nombres
en el grueso de las gargantas
en la periferia de las entrepiernas
y demás zonas erógenas
(en suma
en un lugar cualquiera del cuerpo que
los contenía)
aprendimos a escribir
fugas de gases / profundidades /
iluminaciones débiles / y otros desórdenes
menos representativos
encima de las letras apretadas
de los folletos de privados y de
gimnasios
24 horas open
con rojo fuerte
redondeábamos los grafemas
correspondientes a las ciudades del
mundo
que soñábamos conocer
como si sólo esas letras
tuvieran el valor nominal suficiente
para autentificarlas
y aunque tal vez
este problema de identidad
no nos resulte tan familiar
como pensábamos
no es motivo para desestimarlo:
una nación
(toda entera)
puede apilar grupos selectos de
colores y estandartes
modelos de conjugación verbal y olores
gastronómicos propios
sobre sus mejores cantos elegíacos
sus monumentos y sus centros
históricos
[supe hace poco de un caso así]
en aquel tiempo no sabíamos cómo decir
leave the door wide open
en catalán / o en lengua normanda
respirábamos más de un oxígeno
pero nos bastaba un único ángulo
para apreciar el movimiento casi
siempre imperfecto
de cada cuerpo celeste
que nos parecía avistar
desde la ventana