marzo 17, 2020

LOS #100 DE OLGA


Vuelvo a subir este [por capricho pero también por encantamiento, obvio]; feliz cumpleaños!

PD: no dejen de linkearse ahí en el fondo de este post porque podrían perderse la mejor nota escrita sobre el tema (yo avisé).

 


De algún modo «los antípodas» es un juego más social – no podría decirse que un juego de salón – si se compara con otros, tan solitarios. Nació, sin duda, de una personal interpretación de la ley de gravedad y de la atracción que ejercen entre sí los hemisferios de Magdeburgo, más el agregado fantástico – deducido no sé de qué relato – de un doble que nos espera en otro siglo o en la luna.

Nunca supe bien si este personaje era idéntico, análogo o complementario. Cuando quise pensarlo ya era un hecho: la conducta y el movimiento humanos habían sido engarzados por mí en un teorema indemostrable: «La fuerza de los dobles opuestos nos sostiene». En otras palabras: el habitante que está  en el lugar opuesto de la tierra se sostiene en su lugar y me sostiene gracias a la mutua fuerza de atracción que opera desde nuestros cuerpos y que podría dibujarse en una línea que va desde sus talones a los míos – y viceversa – pasando por el centro de la tierra. Cuando él se desplaza, me desplazo; cuando me arrojo al mar, se arroja o cae al mar; cuando viajamos, viajamos en direcciones contrarias para permanecer en la misma referencia. ¿Se puede pedir un desencuentro más encontrado, una oposición menos opuesta? Nuestros gestos tienen una respuesta simultánea y nuestros actos nos comprometen en una complicidad desmedida (¿cómo podríamos realizar actos distintos con los mismos ademanes?).

 

Olga Orozco; «Juegos a cara y cruz» (frg.), en La oscuridad es otro sol, 1967.


👉 100 AÑOS DE OLGA OROZCO