diciembre 04, 2019

#RAINER


«No hay entonces medida para el tiempo, un año no importa, y diez años son nada; ser artista significa no calcular ni contar, madurar como el árbol que no apura sus savias y que confiadamente se mantiene erguido en medio de las tormentas de la primavera, sin miedo de que después no haya de venir ningún verano. Viene sin embargo. Pero viene sólo a los pacientes que permanecen como si ante ellos estuviera la eternidad, tan descuidadamente tranquila y amplia.»

 

Cartas a un joven poeta, 1929.

 

(…) y sin embargo irse entonces,

arrancando la mano de la mano,

como desgarrando de nuevo algo ya sanado,

y marcharse: ¿a dónde? a lo incierto,

lejos, a un país cálido e inmóvil,

que tras toda acción, como un decorado,

seguirá indiferente: jardín o muro;

y marcharse ¿por qué?

de «La partida del hijo pródigo», Poesía, 2007.