Todo lo que no se ve
va a caer.
Enumeraste imparable.
Cucarachas, arañas, polillas, piojos,
víboras, ratas
larvas de toda clase, huevitos de
dragones, fosforescencias de ave
fénix
sí, todo eso se puede juntar
en un depto pequeño y no
verse
panaderos, pelusas, hojas secas,
libélulas
un grillo que murió cantando, hormigas negras y rojas,
grandes inmensas migas de galletas, graves trozos de arroz
compactado
dos perlitas de aros distintos, tres
arandelas que no corresponden
un dibujo arrugado, una figurita
autoadhesiva con brillantina
ya no pega
nada pega con nada
restos arqueológicos, bichos antiguos,
herramientas en desuso,
lapiceras disfuncionales, una
explotada
marcadores que iluminaban un camino y
lápices sin puntas
algunos mordidos, siempre lamidos
por mí
clips que agarraban mensajes
trascendentes, una nota
con letra borroneada en vías
de extinción
Afirmaste varias veces, tranquilo y
seguro
experto
Todo lo que no se ve
va a caer.
Estos restos, estos insectos
muertos o a punto
de hacer el acto
de desaparición vital
el acto de yacer
última transformación
reguero escondido de cadáveres
reguero a la vista de libros por abrir
reguero de autores
vivos, muertos o a punto
de quedar impresos
morir a lo inédito morir al
secreto
cajón
vida afuera una portada
una nueva máscara
poética lista para desordenarse
autores
calaveras
letras impresas
desciframiento
charla que arroja
libros como piedras, mariposas, nubes,
más insectos
con unos te golpeo
con otros te acaricio
con unos te impresiono
con otros te beso
libros salvajes éstos
se crían con bichos, empollan huevos,
se dejan recorrer
patitas y polvo
y nuestras lenguas que no paran
de mirarse
y nuestros ojos
que descubren letras
se tatúan en el cuerpo apenas revelado
en un movimiento esquivo
(casi no se ve)
o, quizás
impetuoso
en un movimiento que
puede cambiar todo
prender fuego
un movimiento solo
hacernos de nuevo
un movimiento
lenguas susurros gritos
un movimiento
seremos
(no se ve)
cenizas
y cenizas
quedan
dispuestas a caer, a bañar los restos
de ese depto bosque
lluvia que hace visible
qué somos o fuimos
cenizas
ligeramente se ven y vuelan y caen
otra vez.
De Amarillo (amar y yo)
AmorAtada, vol. 2, Viajera, 2016.
No voy a dejar que me lo saques.
Un recuerdo es todo:
vos cantabas a mi lado, rozándome,
agarrándome, simulando que gritabas en mi oído
cara cantante pop
los ojos cerrados
arrugándolos de apretados
reíamos
vos cantabas leadersinger
y yo me unía
yo que nunca canto
porque-no-sé-me-da-vergüenza
con vos cantaba y me dejaba
llevar
y fuimos hasta un lugar color naranja
y nos perdíamos en los ojos en las
manos
nunca había tocado
algo así
sin cuerpo
entero
como si fuera ciega
de tanto mirar
de tanto sentir
y ahora querés sacármelo
sobreimprimirte negro y duro
voz glacial, profesional
olor a nada o a contrato
corrompido
faústico
cuando era –siempre antes era–
siempre antes es la ilusión–
ser libres
sacarse lo que cubre
ser ideas
quedar carne expuesta
bebé
gozar
y que el mundo se apagara
y que todo se fuera
al diablo
nosotros hundidos en la música naranja
en las letras acolchonadas
en las manos elegidas.
Eso.
Ese antes.
No voy a dejar que me lo saques.
Lo tengo tatuado en un poro secreto
revive en mi sudor
apenas agua mágica
con mi aspirar
polvo
se hace
nota
real.
Lo lamento
por vos.
Ahora te veo lejano, irremediable.
Tu contorno te aprisiona, te ciñe
apretado
veo el borde negro y grueso
y no salís
no salís.
¿Qué pasó?
No sé ver lo que viste
una gorgona parece
¿soy yo?
Pero no te preocupes.
No te miro más.
Quizás así se te caiga la costra
esa capa de cuervo
la costura bruta, impenetrable
que el demonio te regaló
ese cumpleaños adolescente cuando
decidiste
perderte definitivo
arrastrarte en el piso a comer
tocar en lo débil y ganar
del lado que empantana y huele
mal
que me pese
mal
que me sienta
mal
cómo duele ay!
mal
cómo duele
no poder cambiar lo que tenía futuro y
se secó se cayó se rompió.
Te veo y no puedo
quiero y no puedo
empezaste a comer
mi mano
(¡mi mano! tendida está carcomida, no
tengo uñas y se descascara la piel)
ay
que bailábamos
que cantábamos
juntos
tumanomimano
y reíamos tanto
sin acabar
nunca
atrapados los ojos tapiados
tapados los muertos
tapiados
mientras, un poco más
allá
tercero
el diablo se ríe
(viendo falso “nuestro”
reír)
cómo se ríe
de los degollados
de los confundidos
de los desalmados.
De Amarillo (amar y yo) Ocre,
vol. 1, por Textos Intrusos, 2015; Viajera, 2018.
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Karina Macció (Buenos Aires, 1974). Escritora, editora, traductora, docente y gestora cultural. Licenciada y profesora en Letras por la Universidad de Buenos Aires. Dicta semiología en el Instituto Carlos Pellegrini. Dirige Siempre de Viaje – Literatura en Progreso, espacio de talleres de lectura, escritura y traducción. En 2008 crea Viajera Editorial, dedicada a la literatura contemporánea, con especial énfasis en la poesía y la escritura poética. Sus traducciones de S.T.Coleridge, Tennyson, Poe, Baudelaire, Rimbaud, Verlaine, Plath, Hughes y Sexton han sido publicadas en diversas revistas especializadas. Publicó Pupilas estrelladas (Siesta, 1998), Ferina (La bohemia, 2001), Lestrygonia (Aurelia Rivera, 2003), Impresos en rojo (Gog y Magog, 2006), La pérdida o La perdida (Viajera, 2008), Diario de la transformación (Viajera, 2011), Mis Peores Poemas de Amor primero en español (Siempre de Viaje Ediciones, 2012), Amarillo (Amar y yo) Ocre (Textos Intrusos, 2015), AmorAtada (Viajera Editorial, 2018), entre otros.