septiembre 30, 2018

★HABITACIÓN PROPIA MEDIANTE


anduve durante todo un sueño / alrededor de los árboles derribados

Robert Rius

 

mantengo las piedras bien ajustadas

atadas con cablecanal

a los tobillos

(es cable del bueno y las piedras

me doblan en peso)


en unos intervalos demasiado volcados

a la procrastinación aparece

una forma de camino que no está

nunca limpia


- se acerca y se aleja

como se acercan y se alejan del suelo

las ramas más crecidas de los yuyos

que la van abrazando -


y en la mitad de esta calle precisamente

se puede pasar a ver

por única vez

el óxido acumulado de la cadena que preexiste

sobre la puerta principal de una florería

demasiado anacrónica


sobre la almohada está

la caja de los sueños


algunos secretos

por antonomasia indescifrables

escarban la salida


una señora de buena familia se detiene frente al óxido

y hace un gesto de hastío

inmediatamente antes de sentarse

-cual Penélope-

a tramar falsas expectativas y esperar el opening

 

mantengo las piedras bien ajustadas

a los tobillos;

sobre la almohada está

la caja de los sueños:

yo permanezco groseramente despierta

lleno todos los jarrones de la casa con un agua limpia

que espera bambúes y jazmines internacionales


entretanto (entre tantos)

la resistencia sigue su fuego y estoy exactamente en el centro

de un bosque caducifolio virgen

escarbo la salida

vuelvo sobre mis pasos (piedras remolque)

escarbo la salida

hablo en voz muy alta / muy pesada / muy transitoria

escarbo la salida

escucho por el agujero de una pared invisible

que el lenguaje que queremos inclusivo es

inconfundiblemente

exclusivo:

únicamente hablado empleado consumido por unes poques

se trata

inconfundiblemente

de una interpretación poco amigable y entretanto (entre tantes)

escarbo la salida

vuelvo sobre mis pasos

escarbo la salida

leo ediciones originales de siglos pasados de libros de Woolf

escarbo la salida

tramo falsas expectativas

escarbo la salida

desato las piedras

escarbo la salida


y me parece absurdo

que un milagro tan anacrónico como las flores

todavía se pueda comprar

precisamente

en la mitad de esta calle