enero 09, 2018

#SIMONE


No se nace mujer: se llega a serlo. Ningún destino biológico, psíquico o económico define la imagen que reviste en el seno de la sociedad la hembra humana; el conjunto de la civilización elabora este producto intermedio entre el macho y el castrado, al que suele calificar de femenino. Sólo la mediación ajena puede convertir a un individuo en alteridad.

(…)

Entre mujeres, el amor es contemplación: las caricias no están destinadas a apropiarse de la alteridad, sino a recrearse lentamente a través de ella; una vez abolida la separación, no hay ni lucha, ni victoria, ni derrota; en una reciprocidad exacta, cada una es al mismo tiempo sujeto y objeto, soberana y esclava: la dualidad es complicidad.  

 

Extraído de El segundo sexo | Le deuxième sexe; 1949.