DOS POEMAS CON DESPIDOS
I
Hay días en los que me levanto
y pienso:
va a pasar algo
no es un día normal
voy y vengo
acumulo sensaciones
que pueden parecer mucho
o nada en absoluto.
Llego al trabajo
y un cartel explica
las horas de teoría serán cubiertas
por el usuario de internet
número G-2017.
Recojo diez años de servicio
y vuelvo a casa.
Con lo preparada que sos
no hay derecho
diría mi madre si me viera.
Te rajaron vieja
pregunta mi hijo
mueve la mano
en el único ademán que existe
para los despidos.
Tendremos que remar todos a una
para mantener el barco a flote
–digo.
Porque el sistema es
un hoyo abierto en la arena de la
playa
pide agua y se la traga
pide más
agua
más traga
pide más vidas
y se las traga
pidetragapidetragapidetraga.
Pide
y me traga.
II
Las horas ya no arden
el aire no rechina de calor
ni de chicharras.
Es marzo.
Viene la lluvia.
Vuelven los olores aplastados.
También las paritarias
asambleas–porcentajes–paro:
me despiden.
Noticia rayo
todavía me traspasa.
Digna
abandono la reunión
no quiero que vean
las costuras de mis neurosis
ni esta bronca
toque de queda.
Un taladro el pulso
contra los oídos late
me miro las manos.
Pienso en el poema que diga
te ponés vieja y te canjean
por tutoriales en internet
pero no es el caso.
Una pantalla no pone en juego
el corazón
tampoco la mirada.
Mi currículum ahora dice:
docente
diez años tirados
a la papelera de reciclaje
y aquí no ha pasado nada.
No hay mal
que por bien no venga
–diría mi abuela.
¿creen que toda mi vida
cabe en una tecla?
Inéditos,
2017.
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Sandra Gudiño (Santa Fe, Argentina, 1966). Poeta, narradora, docente. Reside en
Santa Fe, su ciudad natal. Participó en el Movimiento Internacional de
Escritoras “Los puños de la paloma” (2014-2015). Publicó, entre
otros, Desnuda (2015) y Núcleo (2017).