abril 20, 2014

★SI NO GIRA NO ES BOLA



Ahora no sabe si esto lo ha leído o lo ha escrito él mismo o se lo han dictado. No sabe si este es un instante vigente o es otra parte confusa del sueño, que ha dejado asándose en el vapor de la hielera. La incertidumbre lo fatiga, pero se absuelve. De vez en cuando –se le ocurre– uno tiene disculpado autodestruirse, ejecutarse los desenlaces por las introducciones, como quien casca una docena de huevos por las yemas en lugar de por las cáscaras. Y hay algo de perturbación asistida, además, en eso de usarnos, cada tanto, de garantes de nuestras propias cegueras.

Ahora no sabe. Cree que puede aborrascarse otra vez de frases verbales o de apósitos, cree que puede arrinconarse, hacerse carne, que puede fingirse. Ahora no sabe si la lluvia ha lavado realmente todo lo que ha mojado, o si sólo le ha enredado un poco más los pelos del pubis a la roña coagulada que nos abraza los rostros. La incertidumbre lo aburre, pero se absuelve. No anotó bien las preguntas, pero supone que todavía está a tiempo de maltratarle los signos de admiración a las respuestas.

Ahora no sabe. No sabe si poner a arder el manojo de gritos que tiene almidonado en los placares, si amamantarlo, o si arrancarse las extremidades y taparse la cara con el espejo. Ahora no sabe si ha muerto o si es el párrafo mismo el que le arruga la mortaja. No sabe si es un alias o si ha nacido sin nombre. La incertidumbre todavía le estorba, pero sonríe: sabe que no hay nada más incómodo en el mundo de los vivos que asesinarse a seudónimos y morirse de palabras.

Inédito, 2014.


Imagen: FreePik.es