marzo 01, 2013

★ESCALERA SERVIDA


I

De entre los vidrios rotos de un espejo de botiquín

se ahuecan a silbidos dos mentiras enfrascadas en agua hirviendo,

con los iris sordos de perfumes

y las lenguas tuertas de papilas dactilares.

Sediento sobre una mesa ratona está

el póker de ases

con las mangas del pensamiento por afuera del saco

y cuatro entradas con descuento para el Italpark en el bolsillo.

A las mentiras no tardan en ponérseles difícil los cien metros llanos

(como la mandioca no puede ocultarle a nadie que es harina de otro costal).

 

II

En la batahola esternónica de infinitos caóticos,

las esperan de piernas abiertas

la chusma letrada

y el picaporte engrasado de una puerta sin pasador,

que juega a la escoba de quince con la mirilla irritable, 

el muerto en el ropero y los naipes marcados.

 

III

Entretanto,

el último títere con cabeza se da de baja del blog de solos y solas

y la ciudad,

con los semáforos al rojo vivo,

retrocede subversiva otros dos casilleros,

no sin quedarse lacerando un rato con el rabillo del ojo

a la existencia tosca, entrada en canas,

que le perturba el sueño y la penetra por las cuatro bocas.

Por miedo al qué callarán,

la muchachada intelectual dejó de acostarse con las palabras.

Sin embargo, no se priva de peinarlas en la cama,

para que a los amantes

–de cuando en cuando prosistas inmunes–

se les pueda sacar por lo menos un pelo de tontos.

 

IV

Y aunque hubo, sí,

entre tanta cháchara Dadá,

algún manojo de liristas que quisieron vale cuatro

y cayeron en la cuenta

de lo sobreactuado que se estaba poniendo lo del satélite menguante-creciente,

lo malversaron lo mismo,

y el queso parmesano para rallar tuvo sus quince de infamia

en panegíricos, coplas cortesanas,

y en las telas pintarrajeadas de artistas plásticos con nombre de tortuga ninja.

 

V

Pero resultó ser cierto

eso de que el tiempo es demasiado ancho y no se deja llenar.

O en medio del suponer encristalado,

el sangrar por el mentón

y el soplar sin hacer botella,

hay un tubo dentífrico apretado desde abajo

y un par de mentiras que nos siguen chiflando bajito

ciego de oídos y ronco de párpados

con el blanco de los ojos polarizado, la salamandra encendida

y la baraja incompleta.

 

Inédito.