me
cuentan que cuando era chica
solía
reírme mucho
con
chica quiero decir uno
o
dos años de edad
«todo
te causaba gracia
repetías
nuestros dichos y cantabas
en
tu jerga de cría
las
canciones de la radio»
algo
debió pasar con esa chica de uno
a
lo sumo dos
años
de edad
con
algo quiero decir no sólo la muerte
sino
esa rasgadura lenta pero irrefrenable
que
empieza a producirse entre lo innato
y
lo adquirido
algo
debió
pasar porque reía tanto y ahora
tiene
marcas de llanto en la cara
(tal
como su propia hermana lo predijo
en
alguna muy precisa circunstancia
de
la historia familiar)
en
lo que entiendo como un recuerdo de esos
que
llaman muy vívidos estoy
recién
bañada y sentada
frente
al televisor grande
viendo
estupefacta como Xuxa
saluda
con la cámara demasiado pegada al rostro
a
una nena que se llama exactamente
como
me llamo yo
abuela
saca los piojos o por lo menos
hace
el espantoso y a la vez heroico intento
de
ahogarlos en vinagre y de envenenarlos –
cual
señora déspota –
en
el nopucid 10
«cuando
sea mayor de edad me voy a ir
de
esta ciudad»
abuela
sigue en silencio
arremetiendo
el peine fino por entre las raíces
me
hace doler pero a ella
le
perdono siempre
todos
los dolores
no
tengo miedo todavía no sé
que
la memoria puede ser tan violenta igual que muchxs
de
lxs que tengo cerca
«cuándo
se es mayor de edad?»
«a
los dieciocho»
acompaña
la sentencia
con
un gesto de gloria que alcanzo a ver
por
el reflejo de la pantalla y adivino
que
alguna liendre ha pasado seguro
a
mejor vida
abuela
quiere decir que no hable más
que
no diga más
esas
cosas
pero
a partir de cierto momento
lo
que se dice no importa
los
subtítulos se generan
automáticamente
con
la cabeza hago la cuenta
mientras
los trajes con flecos de las paquitas
llenan
de brillo la tarde
[la
infancia es un procedimiento
una
acumulación
de
evidencia]
18-8
son diez
faltan
diez años
«no
es tanto» (me consuelo)
pero
sí es tanto
por
sobre todas las cosas es tanto
cuando
se es – como Arya también ha aprendido a ser –
Nadie
nadie
en las luces del fondo nadie
en
esa prole de leña seca altamente
inflamable
que promete ininterrumpidamente promete
arder
una
vez leí un cuento de Lamberti donde una canción
se
cantaba todos los días para menoscabar
la
pesadumbre para socorrer en su errónea existencia
a
ese único personaje sin línea
sin
voz sin nombre
que
seguro de chico se reiría mucho todo
le
causaría la gracia
repetiría
dichos y cantaría
en
su jerga de crío
las canciones de la radio