la historia de la carta aturdida de colores
escrita pero por negligencia monocromática
nunca despachada
se cuenta todos los años en el mismo tono insulso
y para la misma fecha
debería existir un modo de traducir lo no narrable
todo eso que dejamos fuera
de lo que interpretamos útil
para el respaldo exigido
de nuestro mejor statu quo
la invariabilidad de esta curvatura
sigue rigiendo igual
de cínica
ya nos estamos yendo
(siempre nos estamos yendo y es
tarde)
el arrebol vuelve a encontrar la forma más elegante
de encendernos las pisadas
de simplificar en un retrato amalgamado de belleza
nuestra ruta de penitencia
viniste en la lluvia
que arrastra leyendas y
calendarios
alguien dice: «las cosas
son el signo de su ausencia»
tengo tu carta todavía no escrita
encima del único fuego
capaz de resistirte