Hace
unos meses entrevisté a Karina Macció, referente innegable de la movida
literaria actual, directora de «Viajera Editorial», enorme poeta y escritora.
Feliz de publicarla hoy en Liberoamérica, monstruosamente agradecida con ella y ansiosa porque pasen a leer las también monstruosas respuestas 👌💗
¡Avanti!
👉¿Qué
te parece que le sobra o que le falta a la poesía actual, pensándola en comparación
con el lugar que ha ocupado en los primeros años del siglo XX?
Tengo
una visión optimista. En este momento, se escribe mucho y se publica mucho. A
veces me pregunto o me inquieta cuánto se lee. Esto puede constituir una
diferencia con el comienzo del siglo XX. Si bien ya se hacía sentir la
aceleración, es incomparable con el vértigo actual, la ilusión de estar en
varios lugares a la vez, la presión y también el deseo multitasking, los
instantes altamente concentrados, y encima registrados, todo va hacia una
acumulación, un exceso que no tiene límite porque la tecnología permite más y
más rapidez, más y más memoria. En el arranque del siglo XX el escritor
adquiría una brutal conciencia de su falta de ubicación en la sociedad; hoy eso
está como punto de partida, la desubicación es constante y reubicable, movible,
también. Autores como Rubén Darío y José Martí son los últimos representantes
de un modelo que aún encontraba un posicionamiento social, conjugando en la
escritura un papel institucional, político, y un accionar en lo real.
Paradigmático es el caso de Martí. En el transcurso del siglo XX se da una
profesionalización que también separa y constituye desde una óptica de mercado
los géneros. La novela reina y tiene su boom latinoamericano. La poesía, ¿dónde
está? Con el estallido de las redes sociales, la poesía encuentra espacio:
rápida, contundente, provocadora. Publicar es fácil, mostrarse es fácil, hay
una enorme circulación de escritos tanto de forma virtual como a partir de la
labor de las pequeñas editoriales. Porque también es más fácil imprimir.
Tenemos la tecnología, es accesible. Tenemos los canales. Ahora hay que
intentar no perderse en la maraña, buscar lo interesante, elegir las lecturas y
las escrituras. Y por sobre todo, no creer en el mercado.
👉Teniendo en cuenta tu propia experiencia, ¿es el discurso del poema realmente un discurso involuntario?
No
creo que haya nada involuntario en la escritura. Al menos no en su fase final,
cuando llegamos a esa etapa en la que un texto está próximo a quedar publicado.
Hay mucha reescritura, revisión, corrección, armado, en fin, trabajo. Ahora
bien, cuando empezás a escribir, eso que enciende el acto, ¿de dónde viene?
Puede también haber una voluntad, por ejemplo, no sé qué escribir y voy a
buscar una cita que me interpele. Me someto a ese ejercicio voluntariamente
para encenderme. O no. Reina el misterio. Algo, una palabra, viene de la
oscuridad y me habla. Es momento de escribir. No puedo dejarla pasar, que me
atraviese sí, y que pase de esa manera al papel.
ENTREVISTA
COMPLETA 👉 «TODO VA HACIA UNA ACUMULACIÓN»
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Karina Macció (Buenos Aires,
1974). Escritora, editora, traductora, docente y gestora cultural.
Licenciada y profesora en Letras por la Universidad de Buenos Aires. Dicta
semiología en el Instituto Carlos Pellegrini. Dirige Siempre de Viaje –
Literatura en Progreso, espacio de talleres de lectura, escritura y
traducción. En 2008 crea Viajera Editorial, dedicada a la literatura
contemporánea, con especial énfasis en la poesía y la escritura poética. Sus
traducciones de S.T.Coleridge, Tennyson, Poe, Baudelaire, Rimbaud, Verlaine,
Plath, Hughes y Sexton han sido publicadas en diversas revistas especializadas.
Publicó Pupilas estrelladas (Siesta, 1998), Ferina (La
bohemia, 2001), Lestrygonia (Aurelia Rivera, 2003), Impresos
en rojo (Gog y Magog, 2006), La pérdida o La perdida (Viajera,
2008), Diario de la transformación (Viajera, 2011), Mis
Peores Poemas de Amor primero en español (Siempre de Viaje Ediciones,
2012), Amarillo (Amar y yo) Ocre (Textos Intrusos,
2015), AmorAtada (Viajera Editorial, 2018), entre otros.