mayo 24, 2019

«LOS DEMÁS» | MAR DEL PLATA


Estos días lloré como hacía mucho no lo hacía. Las emociones y las sensibilidades abrieron puertas muy anchas adentro de un cuerpo en el que antes hubo, únicamente, ventanas apenas entreabiertas. Y todo lo que siguió a esas aperturas, no hizo más que reafirmar un ciclo inédito de sentir, de acortar la brecha entre lo que se sueña y lo que efectivamente se llega a alcanzar.

Se supone que hay una forma fácil de expresar cosas (debería haberla). Puede ocurrir que alguna vez se logre identificar, aunque sea borrosamente, la amplitud de la vida, el desprendimiento perfecto de una fuerza extraordinaria que nos arrastra hasta el momento justo en el que necesitamos, con urgencia, expresarnos, hacer uso de esa «forma fácil».

Y GRACIAS es hoy, otra vez, la palabra que viene a condensar todo: el bono que viene con la caja y que es vital entregar en mano.

GRACIAS. Ya sé muy bien que tengo que seguir llorando [de / por / para] muchas categorías de circunstancias. Hermoso es saber que se puede hacer algo más con ese llanto, que se puede abrazar, debatir, incomodar, polemizar, contraponer, plantar, sembrar, arrancar con ese llanto, materializar con ese llanto, sacudir con ese llanto.

GRACIAS. Todxs ustedes me vuelven más vulnerable, pero qué linda es la vulnerabilidad cuando es un gesto de amor tan incondicional y tan vivo.

Me hago esta pausa para sonreírles.

Acá, un registro brevísimo de momentos: pedazos de tiempo que se quedan como espigas de las buenas en el corazón de un todo que ya fue, pero que pronto – muy pronto – volverá a ser.

Los demás me aplauden desde alguna página que dejé señalada antes de ayer. Los aplausos de verdad son para ustedes 💕