Todo de pronto existe
más allá del ojo azorado,
entre espesos eucaliptos
ribereños
y aguas que arrastran
cartones de leche y rosas.
Una cama que respira ya
no es paisaje fotográfico ni acuarela colgando sobre las llamas
sino cama que respira,
profunda,
grave como la vida
misma: péndulo
que se derrite sobre las
llamas.
Inútil que un par de
ojeras lánguidamente te contemplen si el cuarto
está oscuro
(…) Miras el Océano
Pacífico y a unos niños enterrando botellas
en la arena cubierta de
estrellas marinas.
Todo de pronto existe.
(…) Todo un arco que se
rompe, una flecha disparada, sola en el viento,
asombrada,
entre tanta geografía y
arcoíris crepusculares, huérfana abyecta
que se ensarta en el
pecho de un árbol
que da sombra a la
comida de tres borrachos
que arrojan al río cartones
de leche y claveles.
De pronto existe más
allá del ojo la pestaña.
Espesos eucaliptos
ribereños
que las aguas arrastran.
Roberto
Bolaño; Reinventar el amor (frg),
1976.