Y ahora sé.
Te me quedás atravesando el hormigueo de
las manos
mientras revuelvo las páginas,
mientras respiro.
Y me hablás, me jurás, me decís.
Abandonás confesiones, avisos,
narrás.
Descomponés verbos, fatalidades,
lenguaje
(lenguaje inflamado, siempre inmune a
la lectura, siempre manso, siempre gálico)
arriba del fuego que quiero incendiar
arriba de mi otra mitad del cuerpo,
resbalás.
Por ahí afuera está eso otro que es
ninguno y es todos
que es vos, yo
el pizarrón de agua aplastado que –sabemos– va a terminar en otro mapa
y todo eso que hablás mientras nos
salvo y nos ahogo.
Y ahora me entero, sí,
ahora sé:
no solamente las olas pueden romper
las orillas.
Inédito, 2014.