abril 04, 2023

ES NECESARIO QUE ESO TAMBIÉN SUCEDA


Un libro abierto también es la noche.

Estas palabras que acabo de pronunciar me hacen llorar, no sé por qué.

 

Algunos escritores están asustados. Tienen miedo de escribir. Lo que ha ocurrido en mi caso, quizás haya sido que nunca he tenido miedo de ese miedo. He hecho libros incomprensibles y han sido leídos. Hay uno que he leído recientemente, que no había releído desde hace treinta años, y que me parece magnífico. Se titula La vida tranquila. Lo había olvidado por completo (…).

 

Ahora está escrito. Esa clase de derrape quizá –no me gusta esa palabra, muy confusa– en el que corremos el riesgo de incurrir.

 

Llorar, es necesario que eso también suceda.

Aunque llorar sea inútil creo que, con todo, es necesario llorar. Porque la desesperación es tangible. Permanece. El recuerdo de la desesperación permanece. A veces mata.

Escribir.

No puedo.

Nadie puede.

Hay que decirlo: no se puede.

Y se escribe. 

En Escribir (Gallimard, 1993)

 

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Marguerite Duras (Vietnam, 1914 - París, 1996). Escritora francesa. Las experiencias que vivió junto a su madre en Indochina, donde residió hasta 1932, le inspiraron la novela Un dique contra el Pacífico (1950). Durante la Segunda Guerra Mundial colaboró en París con la Resistencia junto a su esposo, el también escritor Robert Antelme.

Escribió obras teatrales y guiones de cine, entre ellos el de la célebre película Hiroshima, mon amour (1958), dirigida por Alain Resnais.

El amor, el sexo, la muerte, la infancia y la soledad fueron los grandes temas de su literatura. En 1971 publicó El amor, que anticipa en ciertos aspectos su obra más celebrada, El amante (1984), ganadora, entre otros, del Premio Goncourt.

La agitada vida de Marguerite se combina con su obra hasta el punto de ser ambas difícilmente comprensibles por separado.