NO
SE PARECE A NADA
Ese cuaderno azul
quedó
entre auriculares, un mazo de cartas y colitas de pelo
con hojas intercaladas
mudas
llenas de espacio frío
como las casas regias de la costa
de pastos florecidos y folletos pendiendo
de un picaporte
sin brillo ni grasa.
Cada vez que vengo
reconozco, nada se parece a nada
pero en la rambla
quedó
una caminata con un novio y el viento
siempre en contra
el mar me daba miedo
el mar me olía
el mar se me tiraba encima
la malla, los pelos, los rollos de la panza, todo revuelto
con todo
tocaba el fondo y tragaba toda la sal y toda el agua
y todas las bolsas como peces en efervescencia.
El andén
se quedó con mi novio,
no corrió a la par de la ventanilla
no escribí lo que no dije.
Lo que no hacemos
se nos acumula
cerca del mar
lejos del tren
en los cajones.
SALTO
EN RANGO
La
clave está en encontrar el punto y despegarse del suelo
para
pasar al otro lado por encima de alguien
calcular
la distancia urgente
y
picar sobre su espalda como una pelota desinflada.
Para
mí eran todos tan altos
ellas
todas tan flacas
como
palos, siempre útiles
yo
intentaba encastrar entre
mi
cuerpo cuadrado
pero
la vida real
no
era como en el tetris.
De
la caída en el patio del colegio
lo
que recuerdo
es
el dolor en el pecho sin aire para gritarlo
y
las zapatillas corriendo.
Atrás,
las risas.
¿Y SI YO FUESE EL BOSQUE?
Cuando
la noche es innegable
los perros
ladran el dolor del bosque.
Rato antes del lucero del lunes
sin compasión
un enano viejo
hace acopio de leña para el invierno
a golpe de hacha, las arañas
abandonan sus tejidos
protección tramposa de mis huesos.
Por el contrario, las hormigas
en filas como piernas ciegas
van y vienen con su labor
la construcción del imperio
una resistencia que
no me deja hincarme
ante las estructuras
ni el perdón.
En el corazón, el bosque, está lleno de mariposas
ninguna flor las retiene
es por ellas la soledad
la insuficiencia cardíaca
los especialistas dicen
que tengo el corazón demasiado grande
no saben
de las mariposas
amontonadas en el fondo
secas
hasta la sangre.
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Marisel
Calvo (Buenos Aires, 1985). Poeta, actriz. Forma, junto a Helena Helft, el dúo
Estuario, un proyecto de confluencia poético-musical. Publicó Palabras
renacuajas (Seisdedos Ediciones, 2018) y Los cangrejos creen que van al
mar (TecnoOffset, 2021), con ilustraciones de Emiliano Catena. A este
último pertenecen los poemas aquí citados.