noviembre 29, 2021

CREO QUE YA SÉ / CÓMO VIVIR SIN URGENCIAS

  

ARQUITECTURA DEL POEMA

 

La arquitectura del poema

Y el ritmo del poema

Se maridan

Con la materialidad del poema

Llevando los límites del lenguaje

A tal lugar que Maiakovski

Duda de su condición de poeta

Y hasta del color de su camisa amarilla.

 

El encuentro de las palabras

La soldadura con acetileno

Entre verso y verso. Las heridas

Cicatrizadas y la sangre corriendo

Con urgencia;

Con la urgencia de las balas

Que atraviesan pasillos oscuros

Y carnes oscuras que corren

Con la urgencia de las balas.

 

La urgencia desde el útero

La urgencia de esquivarle a la sonda

Como a las balas. La urgencia

De la vida, la calle, el presidio

La locura, la desesperación,

La urgencia de las venas hinchadas,

Infestadas, de la goma que ahorca

El brazo, de la horca que ahorca

La garganta. De la garganta sin voz.

 

La urgencia de vivir

Sin miedo a la sonda

A las balas

A las gomas que ahorcan brazos

A los brazos infestados

A vivir sin voz.

 

Me encontré observando desde la ventana

A un pequeño pájaro

Sostenido por un cable. No tenía ninguna

Urgencia por resguardarse de la lluvia.

 

Me supe encontrar en él

La arquitectura del poema

El ritmo del poema

Y la materialidad del poema.

 

Creo que ya sé

Cómo vivir sin urgencias.

 

LAS LUCES QUE ENTRAN POR LA CORTINA

Desgarran

Mi cama, mi frazada

Mis pantuflas pies de oso

Y los libros que aún no termino.

 

Agradezco en la cama

Mirando el cielorraso

Haber despertado

Con el lenguaje intacto.

 

Si no cómo hubiera sabido

Lo qué es una luz

Una cortina

Unas pantuflas pies de oso

Y esta pila de libros sin terminar.

 

Abro la puerta y el mundo sigue como ayer:

 

Un desierto árido de tonos grises y marrones;

Sobre las cuchillas que forman las dunas

Un grupo de lunas de varios tamaños

Y varios colores

Me saludan como cada mañana

Y yo las saludo

Y agradezco haber amanecido

Con el lenguaje intacto.

 

GOLPEANDO LAS PUERTAS DEL CIELO


Mamá, hoy escuché a Bob Dylan

Y su poesía me llegó hasta el alma.

 

Decía que estaba Golpeando las puertas del cielo

Y ahora yo me siento así.

 

Te pido que tirés mis fierros

Ya no voy a dispararlos más

Ya no voy a lastimar a nadie

No voy a escruchar más casas

Ni arrastrar viejas a la salida del banco

Para robarles la jubilación.

 

Ya no más salideras

Ni entraderas

Ni vender gilada

Ni andar amanecido semanas enteras.

 

Mamá, Bob Dylan me habló en una canción

Por eso te pido esto

Su poesía me llegó hasta el alma.

 

¿Por qué papá puso un fierro en mi mano

y no un libro de poesía?

Tanto daño se hubiera evitado.

Mamá, estoy Golpeando las puertas del cielo

Mientras mi sangre

Mancha la sábana y la camilla

Y el piso de la sala de urgencia.

 

Mamá, voy a reunirme con la abuela

Y tus perras.

 

Bob me está llamando

Está llegando el tren

Las nubes negras están bajando.

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Gastón Leandro Ezequiel Vázquez (CABA, 1980). Escritor, poeta y panadero. Publicó Parresía, Tomo 1: El camino de la ética, Katábasis, La galería de los ases y Poecía. Actualmente reside en Bahía Blanca y lleva adelante el proyecto Pan Poecía, versos hechos en masa de pan casero, cocinados al horno de barro.

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