ARQUITECTURA
DEL POEMA
La arquitectura
del poema
Y el ritmo del
poema
Se maridan
Con la
materialidad del poema
Llevando los
límites del lenguaje
A tal lugar
que Maiakovski
Duda de su
condición de poeta
Y hasta del
color de su camisa amarilla.
El encuentro
de las palabras
La soldadura
con acetileno
Entre verso y
verso. Las heridas
Cicatrizadas y
la sangre corriendo
Con urgencia;
Con la
urgencia de las balas
Que atraviesan
pasillos oscuros
Y carnes
oscuras que corren
Con la
urgencia de las balas.
La urgencia
desde el útero
La urgencia de
esquivarle a la sonda
Como a las
balas. La urgencia
De la vida, la
calle, el presidio
La locura, la
desesperación,
La urgencia de
las venas hinchadas,
Infestadas, de
la goma que ahorca
El brazo, de
la horca que ahorca
La garganta.
De la garganta sin voz.
La urgencia de
vivir
Sin miedo a la
sonda
A las balas
A las gomas
que ahorcan brazos
A los brazos
infestados
A vivir sin
voz.
Me encontré
observando desde la ventana
A un pequeño
pájaro
Sostenido por
un cable. No tenía ninguna
Urgencia por
resguardarse de la lluvia.
Me supe
encontrar en él
La
arquitectura del poema
El ritmo del
poema
Y la
materialidad del poema.
Creo que ya sé
Cómo vivir sin
urgencias.
LAS LUCES QUE
ENTRAN POR LA CORTINA
Desgarran
Mi cama, mi
frazada
Mis pantuflas
pies de oso
Y los libros
que aún no termino.
Agradezco en
la cama
Mirando el
cielorraso
Haber
despertado
Con el
lenguaje intacto.
Si no cómo
hubiera sabido
Lo qué es una
luz
Una cortina
Unas pantuflas
pies de oso
Y esta pila de
libros sin terminar.
Abro la puerta
y el mundo sigue como ayer:
Un desierto
árido de tonos grises y marrones;
Sobre las
cuchillas que forman las dunas
Un grupo de
lunas de varios tamaños
Y varios
colores
Me saludan
como cada mañana
Y yo las
saludo
Y agradezco
haber amanecido
Con el
lenguaje intacto.
GOLPEANDO LAS
PUERTAS DEL CIELO
Mamá, hoy
escuché a Bob Dylan
Y su poesía me
llegó hasta el alma.
Decía que
estaba Golpeando las puertas del cielo
Y ahora yo me
siento así.
Te pido que
tirés mis fierros
Ya no voy a
dispararlos más
Ya no voy a
lastimar a nadie
No voy a
escruchar más casas
Ni arrastrar
viejas a la salida del banco
Para robarles
la jubilación.
Ya no más
salideras
Ni entraderas
Ni vender
gilada
Ni andar
amanecido semanas enteras.
Mamá, Bob
Dylan me habló en una canción
Por eso te
pido esto
Su poesía me
llegó hasta el alma.
¿Por qué papá
puso un fierro en mi mano
y no un libro
de poesía?
Tanto daño se
hubiera evitado.
Mamá, estoy
Golpeando las puertas del cielo
Mientras mi
sangre
Mancha la
sábana y la camilla
Y el piso de
la sala de urgencia.
Mamá, voy a
reunirme con la abuela
Y tus perras.
Bob me está
llamando
Está llegando
el tren
Las nubes
negras están bajando.
---------------------------------------------------
Gastón Leandro Ezequiel Vázquez (CABA, 1980). Escritor, poeta y panadero. Publicó Parresía, Tomo 1: El camino de la ética, Katábasis, La galería de los ases y Poecía. Actualmente reside en Bahía Blanca y lleva adelante el proyecto Pan Poecía, versos hechos en masa de pan casero, cocinados al horno de barro.
Edita el Blog
Rey Bufón // En Instagram: reybufon | panpoecia // En Facebook: Gastón Leandro Ezequiel Vázquez