Conocí a Gastón Malgieri hace diez años. Alguna magia inexplicable, de una poesía que se quería urgente, nos sospechó próximos a una misma voluntad. Enseguida nos hermanamos. Después, la urgencia por escribir se convirtió en otra urgencia, todavía más peligrosa: la de sentir. Nos puso, como era de esperar, las trampas de siempre. Más hermanxs que nunca, supimos volvernos coautores de una red imparable de hazañas, poéticos momentos que llevamos archivados quién sabe en qué cajones del cuerpo y del alma. Ahora vivimos a unas distancias poco amigables el unx del otrx. Pero una cosa tenemos bien sabida: Google Maps no podrá con nosotrxs. Lx quiero mucho a estx tipazx y gran amigx 💖
Animales
poco útiles (Cartografías, 2019), se
presenta este viernes próximo en la 5ta Feria de Editoriales Independientes de
Río Cuarto. Pasen y lean un adelanto de lo que significó producir las voces de
este poemario (y sentirlas, cuándo no) y deléitense con una entrevista que
sensibiliza, que estrecha lazos, que conexiona y que desarma.
👉Unos
años después de haber llegado a la poesía, llegaste también a la fotografía y –
de forma indirecta – al teatro ¿Cómo se articula, desde un mismo «cuerpo
poético», ese triple lenguaje encontrado?
Supongo
que desde una condición primal de inquietud constante. Esos tres lenguajes me
atraviesan, de una u otra forma. Fui llegando a cada uno de ellos, así, con
cierta inocencia de quien no conoce las reglas específicas y entonces, juega. Y
en ese experimentar, se raspa, comete errores, pone el propio cuerpo a
disposición del abismo que significa estar en proceso de aprendizaje.
En
ningún momento me dije, voy a ser poeta, o fotógrafx, sino que cada una de esas
parcelas expresivas aparecieron ante una carencia, ante una necesidad. Lo
primal, lo nodal de ese cuerpo poético es expresivo, es del orden de dejar ir
de unx algo que no tiene un formato demasiado definido. Pero que siempre,
siempre, está enlazado a la emocionalidad de lxs otrxs. Necesito crear esas
redes emocionales. Intuyo que algo de eso me llevó a escribir, a sacar fotos, a
estar en ensayos de teatro durante meses. Una cierta pulsión por enlazar con lo
humano, en toda su densidad.
Sucede
a veces que aquello que estoy intentando poner en palabras, inevitablemente
termina en imagen, o lo pienso como parte de un dispositivo dramatúrgico. Y en
ese flujo, en ese ir y venir por estos lenguajes creo mis propias comunidades
afectivas, por tanto, mis propios modos expresivos.
Siento,
quizás por impericia, que esos sistemas expresivos, así, por separado, no terminan
de ayudarme a construir este torpe cuerpo poético que voy siendo. Necesito
porciones, pequeños territorios de uno u otro para completarme.
👉Animales
poco útiles, tu último poemario, recupera – hace emerger, avanzar, resistir –
la voz de una mujer (nada menos que la voz de tu madre). Contanos de qué manera
se forja esa resistencia en el poema, ese cruce, y cuáles son los límites de
«distanciamiento/acercamiento» que vos, como autor, tuviste que infringir o que
abrazar.
En Animales (…)
hay dos voces, dos movimientos que intentan establecer un diálogo. Una de esas
voces es una invención. Me refiero a la voz de mi madre, a quien perdí cuando
tenía 8 años. Por lo tanto, ese modo decir suyo, tuve que trazarlo casi a
ciegas. Diría incluso que ese fue el puntapié inicial de los versos.
Pero
en el proceso de edición, junto al escritor Santiago Allasia, empecé a pensar
que en esa voz, femenina, atribuida en principio sólo a mi madre, al movimiento
alquímico que la trajo de vuelta ante mí, había otra resonancia, que no era
suya, sino propia. Mi voz marica, que por momentos también habla en femenino. Y
entonces aparece esa necesidad de ponerlas a dialogar. Aparece no como recurso
estético, sino como algo del orden de lo vital. Recurrir a la poesía para saldar
una ausencia. Para que esa voz marica y esa voz madre, hablen desde los
silenciamientos a los que fueron expuestas desde siempre.
El
límite, el hilo fino por el que caminé durante la escritura del libro, tenía
que ver con la convicción de no hacer del poemario una catarsis biográfica.
Porque además, una vez que tuve conciencia de esas voces dialogando, entendí
también que no era tan importante lo que lo tenían para decir a otrxs, sino
para decirse entre sí. Entonces, necesité tomar distancia de los textos, darlos
a otrxs, para poder despegar. Para poder simplemente estar ahí, escuchando.
NOTA
COMPLETA 👉 «ANIMALES POCO ÚTILES»
---------------------------------------------
Gastón
Malgieri (Mar del Plata, 1977). Escritorx, fotógrafx, docente. Ha
publicado Furia Garaje (Editorial Martín, 2000); Estrim y Out (Ediciones
Independientes, 2008); Porfía (Dársena 3, 2009); Mediopelo
Sidecar (Difusión Alterna, 2010); Transversos (Atarraya
Cartonera – Puerto Rico, 2010) y Animales poco útiles (Editorial
Cartografías, 2019). Como poeta, ha participado en diversos Festivales, como el
2º Festival de Poesía de Acá | Mar del Plata» (2006); 3º Festival de Poesía «Yo
no fui» | Pabellón de mujeres, Cárcel de Ezeiza (2010); Festival de la Palabra
| Puerto Rico (2010); 1º Festival de Literatura de Rafaela | Rafaela (2017).
Obtuvo, entre otras distinciones, el Primer Premio en la Bienal Nacional de
Arte Joven (Mar del Plata, 2006). Como fotógrafx, ha colaborado con el
sitio Indymedia Córdoba, La Tinta, Página 12, los
suplementos «Ciudad X» y «Vos» de La Voz del Interior, el blog
«Boquitas Pintadas» del Diario La Nación, las publicaciones
especializadas «Crac!Photo», «Bex Magazine» y “SanatórioGeral” (editada en São
Paulo, Brasil). Reside actualmente en Las Higueras, Depto. de Río Cuarto, Provincia
de Córdoba.