Cierta vez se me ocurrió hacer una lista de mis manías para contemplarlas
fríamente y tratar de librarme de alguna. Aunque reconocí que las más tenaces
se arraigaban en mis primeros años, me propuse combatir las más recientes. Ese
estudio prematuro no me aportó ningún descanso, sin embargo, y durante mucho
tiempo seguí envidiando a mis hermanas, quienes, al acostarse, no perdían ni un
minuto, mientras que yo me pasaba las horas enteras en idas y venidas que no me
aportaban ninguna utilidad ni alivio (…).
Antes de acostarnos debíamos poner los juguetes en su sitio. A mí no me
bastaba agrupar las muñecas, procurarles la ternura suficiente del contacto de
sus brazos. Cuidaba, además, sus posturas. A veces era necesario que me
levantase de noche para ir, a escondidas, al cuarto de los juguetes y
cerciorarme de que ninguna mantenía un brazo en alto, la cabeza agachada o dada
vuelta hacia atrás. No hubiera podido dormir pensando en que se pasaría toda la
noche con una pierna encogida, sentada de costado, en una posición incómoda.
Esta costumbre me siguió mucho tiempo. Más tarde, al visitar alguna casa donde
hubiera criaturas, permanecía hasta que se hallaran acostadas para aproximarme
a las muñecas, disimuladamente, y con un gesto distraído bajar un brazo, enderezar
una pierna.
Nunca pude, tampoco, beber sólo un trago de agua o de cualquier otra
bebida. Era imprescindible que fueran dos, cuatro, seis. (…) Por mucha sed que
tuviera, a medida que bebía contaba los sorbos para detenerme siempre en un
número par, y durante mucho tiempo, todas las noches, antes de acostarme, bebía
cuatro traguitos de agua.
Fragmento de Cuadernos de infancia,
1937.
👉 NORAH LANGE – MINISTERIO DE CULTURA
------------------------------------------
Norah Lange (Buenos Aires, 1905–1972). Novelista y poeta argentina de
vanguardia, vinculada a los grupos intelectuales de los años 20, encabezados
por las revistas literarias Martín Fierro (1924-1927) y Proa (1922-1926).
Destacó por su gran talento narrativo y por su audacia para irrumpir en
ámbitos hasta entonces reservados únicamente a varones. Se le supone un amor
juvenil con Jorge Luis Borges (quien prologó su primer libro, La calle
de la tarde, publicado en 1925) y con Leopoldo Marechal, el cual la
inmortalizó en su mítica obra Adán Buenosayres (1948), como el
personaje de Solveig Amundsen. En 1943 se casó con el también poeta
vanguardista Oliverio Girondo, después de más de diez años de convivencia.
Publicó, entre otros, los libros Los días y las noches (1926), Voz
de la vida (1927), El rumbo de la rosa (1930), 45
días y 30 marineros (1933) y Cuadernos de infancia (1937).
En 1959 recibió el Gran Premio de Honor, otorgado por la Sociedad Argentina de
Escritores (SADE).