vuelve esa puerta a querer viajarnos el adentro y el afuera
el viento no alcanza nunca
ni para cerrarla ni para abrirla
ni para espesarle el cuerpo
ni para apedrearla
rojo el cielo de ese cielo hueco
el blanco de ese guante envuelto en manos
como roja la causa de toda fuga
de todo desplazarse
vuelve esa puerta a querer irnos
amontonarnos a los costados de los trenes
gritando andenes, pasajeros, vías férreas
donde aplastarnos el rojo de la impaciencia
los fuelles
de las últimas monedas vírgenes
Inédito, 2016.