septiembre 04, 2016

TEXTO SURREALISTA


El mundo físico todavía está allí. Es el parapeto del yo el que mira y sobre el cual ha quedado un pez color ocre rojizo, un pez hecho de aire seco, de una coagulación de agua que refluye.

Pero algo sucedió de golpe.

Nació una arborescencia quebradiza, con reflejos de frentes gastados, y algo como un ombligo perfecto, pero vago, y que tenía el color de sangre aguada y por delante era una granada que derramaba también sangre mezclada con agua, que derramaba sangre cuyas líneas colgaban; y esas líneas, círculos de senos trazados en la sangre del cerebro.

(…) Y en los frontones de las columnas, soles habían quedado aprisionados al azar, soles sostenidos por chorros de aire como si fueran huevos, y mi frente separaba esas columnas, y el aire en copos y los espejos de soles y las espiras nacientes, hacia la línea preciosa de los senos, y el hueco del ombligo, y el vientre que faltaba.

 

Antonin Artaud (1896-1948). 

Poeta, dramaturgo, ensayista, novelista, director teatral y actor francés.

Fragmento de “Texto surrealista”, publicado en La Révolution Surréaliste, Nº2, 1925.