mayo 31, 2016
mayo 22, 2016
★EL HOMBRE LIGHT
Se fue acostumbrando a
la necrofagia sonora de las cosas.
No supuso nunca (ni dejó
entrever un ver venir)
la fotomulta cosmopolita
que el papagayo
encorvado del lado menos inmundo del mostrador
le hacía pagar con
patacones vencidos todos los martes hábiles.
¿Y la buena educación de
los naranjos que en vez de venir en flor
vienen en cajas de media
docena?
No te sabría decir.
Pero el capó del
Lamborghini que tiene estacionado en la entrada
y que le sostiene el
cañón de treinta y seis por las astas
haría morir de envidia
al primer soldadito de plomo
que se le cruzara en el
camino.
Es un veleta.
Por la primera mitad del
mentón partido
se le va cayendo la
perorata hedonista (como gente al baile).
Para no ser menos,
cuando el caño de escape
lo deja sin hilacha para mostrar
y el buzón de esperma
que usa de apoya vasos se le propaga en redondel,
va de esquina a esquina
predicando sonambulismo voluntario,
sólo para burlar a los
que quieren verle las rodillas en pochoclo crudo.
¿Y quién va a subsidiar
el Corega Tabs del caballo regalado?
No te sabría decir.
Pero es evidente que
Manet y Monet son el mismo tipo con distinto padre.
Sin embargo,
(y muy a pesar nuestro)
hay cosas que no
le.
Alguna que otra vez lo
delata un giro bípedo
y se pone a decapitar
espantapájaros o a arrastrar los pies
para no hacer ruidos ni
malos alientos al bostezar.
De momento, no tiene
banda ancha en casa;
estudia pornografía a
distancia
y sigue siendo propenso
a la anormalidad granhermanista
y alérgico al PBI per
cápita.
¿Y el limón sin exprimir
que quedaba en la heladera?
No te sabría decir.
Recién tiré.
Andan diciendo por ahí
que la vanidad
y esto que se parece un
poco a extraviarse
son inmortales.
Era de esperar, entonces,
que alguien se pusiera a especular sin miramientos
algún parentesco más o
menos lógico entre los dígitos.
De ahí que cinco y once
sean primos.
¿Y la dignidad equina de
los cuatro pura sangre del Apocalipsis?
No te sabría decir.
Pero nunca hay incesto
que por mal no venga.
Fragmento del poema inédito “El hombre light”, 2012.
mayo 15, 2016
SÉ QUE ESO ES POESÍA
Emily se fue de este mundo hace ciento treinta años.
Antes, nos levantó la tapa de los sesos.
mayo 11, 2016
mayo 09, 2016
PARA QUIÉN ESCRIBO
I
¿Para
quién escribo?, me preguntaba el cronista, el periodista o simplemente el
curioso.
No
escribo para el señor de la estirada chaqueta, ni para su bigote enfadado, ni
siquiera para su alzado índice admonitorio entre las tristes ondas de música.
Tampoco
para el carruaje, ni para su ocultada señora (entre vidrios, como un rayo frío,
el brillo de los impertinentes).
Escribo
acaso para los que no me leen. Esa mujer que corre por la calle como si fuera a
abrir las puertas a la aurora.
O
ese viejo que se aduerme en el banco de esa plaza chiquita, mientras el sol
poniente con amor le toma, le rodea y le deslíe suavemente en sus luces.
Para
todos los que no me leen, los que no se cuidan de mí, pero de mí se cuidan
(aunque me ignoren).
Esa
niña que al pasar me mira, compañera de mi aventura, viviendo en el mundo.
Y
esa vieja que sentada a su puerta ha visto vida, paridora de muchas vidas, y
manos cansadas.
Escribo
para el enamorado; para el que pasó con su angustia en los ojos; para el que le
oyó; para el que al pasar no miró; para el que finalmente cayó cuando preguntó
y no le oyeron.
Para
todos escribo. Para los que no me leen sobre todo escribo. Uno a uno, y la
muchedumbre. Y para los pechos y para las bocas y para los oídos donde, sin
oírme, está mi palabra.
II
Pero
escribo también para el asesino. Para el que con los ojos cerrados se arrojó
sobre un pecho y comió muerte y se alimentó, y se levantó enloquecido.
Para
el que se irguió como torre de indignación, y se desplomó sobre el mundo.
Y
para las mujeres muertas y para los niños muertos, y para los hombres
agonizantes.
Y
para el que sigilosamente abrió las llaves del gas y la ciudad entera pereció,
y amaneció un montón de cadáveres.
Y
para la muchacha inocente, con su sonrisa, su corazón, su tierna medalla, y por
allí pasó un ejército de depredadores.
Y
para el ejército de depredadores, que en una galopada final fue a hundirse en
las aguas.
Y
para esas aguas, para el mar infinito.
Oh,
no para el infinito. Para el finito mar, con su limitación casi humana, como un
pecho vivido.
(Un
niño ahora entra, un niño se baña, y el mar, el corazón del mar, está en ese
pulso.)
Y
para la mirada final, para la limitadísima Mirada Final, en cuyo seno alguien
duerme.
Todos
duermen. El asesino y el injusticiado, el regulador y el naciente, el finado y
el húmedo, el seco de voluntad y el híspido como torre.
Para
el amenazador y el amenazado, para el bueno y el triste, para la voz sin
materia y para toda la materia del mundo.
Para
ti, hombre sin deificación que, sin quererlas mirar, estás leyendo estas
letras.
Para
ti y todo lo que en ti vive,
yo estoy escribiendo.
En
En un vasto dominio (1962).
_______________________________
Vicente Aleixandre (1898-1984). Poeta y académico español, perteneciente a la
llamada “Generación del 27”. Su obra estuvo fuertemente influenciada por el
surrealismo. En 1977, recibió el Premio Nobel de Literatura.
mayo 01, 2016
★VOGUE
persigue el barco para romper con la fiebre obsesiva del aeropuerto
en la puerta de su casa
su mito vertical y su
angostura
señales de vértigo la
giran en V
le manipulan el plumaje
(las profecías / las carnes
los sexos que lleva ocultos
en los dobleces mejor camuflados del sobretodo)
su estilo siempre fue
de revista de moda:
mancha las fotos de las
portadas con cárceles de agujas
carga un perdón en cada bolso de mano
un rugido acuoso
en cada doble membrana
subnuclear de los zapatos
persigue el barco para
quebrarle la botella en la espalda;
tiene un monstruo ya
creado y falsificado
ya escondido entre las ropas
ya puesto en cajas
ya tirado del puente
ya vuelto a imitar
persigue el barco;
deambula por las aguas y
revela vicios
mantiene un sigilo
extremo que la vuelve absurda
casi irrealizable
sacude las cortinas y atrapa las sombras
que le dejaron los flashes de las instantáneas
(que le dejó el calor
underground)
todavía resiente esa
mancha en los ojos;
borda una bandera
tríptica
gime ausencias
y persigue el barco
quiere abrirle la punta
de los suelos con brazos de peces
quiere atraparlo
besarle las páginas
hundirlo
Inédito, 2016.