(Texto ganador del Certamen Anual de Literatura
Internacional LAIA - Octubre de 2013)
Había
otro perfume que el mar repetía,
otro
portal de balneario desnudo, otro Santo,
salpicado
de sal atlántica y de médanos inflados.
Había
otro tarareo de armónica
pernoctando
en la orilla,
que
prometía epopeyas, apadrinaba edificios y amontonaba febreros
-confundidos
a veces con la efervescencia náutica
en
el vaivén de un muelle
o
en el danzar derretido de las matas bosquejadas que forman los tamariscos-.
Había
otro suelo calado de aguas de Gruta,
castillos
de arena ilesos,
supervivientes
épicos de sudestadas y de Fiestas Nacionales.
Había
otro perfume a playa aceitunada,
otra
vereda crecida, otro costal de almejas/ que el mar cuchicheaba.
Había
otro barco amodorrado fantaseando corvinas rubias,
y
otro poco de olores con viento norte.
Había
otro recuerdo urgente,
otro
virar en pausa/ de intrusos conocidos que juntan hojas de pino,
de
carpas y parasoles que suspiran fuego,
de
pasajeros perdidos
que
vuelven a casa.