por ahora llega bien el sonido
no tiene residuos
ni impurezas
no está contaminado por ningún eco de fastidiosa
muletilla
por ahora no refrena
su potencia
hacia el pasillo es necesario
encontrar
lo no acústico:
unos platos que no abducen
unos libros que no educan
una pava que no silva
los objetos datan todos
de mil nueve noventa y siete
para atrás
sigo en la cápsula por ahora
todo el espacio que ocupa mi cuerpo
podría ser ocupado
por una semilla de girasol
podría escapar
podría sorber cada recuerdo reconocido
como propio
podría minar la ingenuidad que se sostiene
domesticar el desconsuelo que se
siente
pervertir las palabras que se piensan
podría
dos cacharros que caen de una pila
quedan justo
a la altura de los ojos
el reflejo del aluminio es denso
un vapor de irrealidad
soy alguien más en ese espacio de
espejismo flotante
una mujer de más de cincuenta
con almacenes atestados en los sótanos
pelo de plomo hasta la cintura
indumentaria vintage
nada sabe de trap ni de metaverso
nada sabe ni le importa
uno de los teléfonos todavía en uso
multiplica su timbre de videojuego
atiende
otra canción de Ramazzotti comienza a
reproducirse
mientras habla
el sonido es claro
llega desnudo
completo
aunque primitiva
la rockola gana en impacto porque no se
permite arriesgar
ni por un momento
la reducción de sus virtudes
en otra parte de la ciudad
la arena de la playa mortifica
sus únicas pero inmejorables
excentricidades
fotos como naves
que hay que quemar antes de adentrarse
en la selva
poemas como arrecifes
permanentemente en peligro de
extinción
según le anuncian «deshacerse de todo»
es un trabajo irritante
de jornada completa
interrumpe para decir algo
que no se llega a escuchar
por ahora no le preocupa el desorden
no le preocupa la profundidad que va
adquiriendo adentro
la languidez
el sonido llega bien y el mar devuelve
cada una de las cartas
que le tiran encima
inédito