Tampoco cae la manzana
muy lejos del árbol
ni se dan por vencidas
las gotas de lluvia
después de los
relámpagos.
Y llueve a cántaros.
Todos los ruidos luego
–alguna vez–
se callan.
Se descomponen / se
pudren.
Huelen a tranquera
abierta
a agua llovida
a manzana helada
a injerto.
Hay un árbol cerca.
Y adentro de la fruta
hay algo vivo.
Inédito, 2015.