todos los vasos de la
casa rebalsan,
como mi cuerpo
un traje de espejos
–o acaso esa voz, en vocativo–
bastará para sanarlo
ya corrompí los naipes,
ya volqué lenguas y
estampillas encima del parqué lustrado,
de la ropa blanca,
de manteles plásticos amancillados;
ya volqué perlas
domésticas en suelos ajenos
ya terminé de volcarlas
otros vendrán
bailarán en la sangre
hervida de esta contraproducencia,
sospecharán que fui
nombre y fuego
voy a adjetivarlo todo
Inédito, 2015.